Nicolás Maduro cayó en la trampa del autogolpe

viernes, marzo 31, 2017

El desconocimiento por parte de Maduro de las atribuciones de la Asamblea Nacional venezolana, por medio del TSJ, comenzó tras la elección parlamentaria de 2015. ¿Lo nuevo? Que desafía a la comunidad interamericanal y hace muy difícil mantener cohesionado el bloque de poder que lo sostiene. Para muestra un botón: las declaraciones de la fiscal general.

Por Pedro Benítez
En Venezuela se tiende a pensar que todas las estrategias de poder del régimen chavista siempre son milimétricamente pensadas. “Puntadas sin dedal” es la expresión que se suele usar para ilustrar sus procedimientos. ¿Pero realmente es así?

Bajo el largo predominio del presidente Hugo Chávez en Venezuela se instauró una autocracia, se manipuló el Estado de Derecho y se destruyeron los cimientos del Estado republicano, pero todo eso se hizo sobre una sucesión de victorias electorales. Cuando desde la oposición venezolana se acusaba al anterior mandatario de dictador, sus apologistas respondían: “Pero ganó unas elecciones”.

La popularidad presidencial era la excusa para acabar con la democracia.

En el maremágnum de acontecimientos venezolanos se solía pasar por alto que las más significativas, y contadas, victorias electorales opositoras (que las hubo) fueron desconocidas en la práctica por el oficialismo haciendo uso, por lo general, del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que ha controlado férreamente todos estos años. Los casos más notables: la propuesta de reforma constitucional presentada por Chávez en 2007, que sometida a consulta popular perdió, y sin embargo sus fundamentos fueron hechos ley posteriormente; y los dos triunfos opositores en la Alcaldía Metropolitana de Caracas, en la persona de Antonio Ledezma, cuyas atribuciones fueron anuladas, y luego de su reelección el alcalde fue privado de libertad.

Sin embargo, pese a su retórica incendiaria y sus cuestionables procedimientos democráticos, el chavismo siempre se las arregló para mantener las “formas” de la democracia liberal, burguesa en su lenguaje, de cara a la galería internacional. No requería sacar los tanques a la calle para cerrar el Parlamento, como hizo en su momento Alberto Fujimori en abril de 1992 en Perú. No le hacía falta, controlaba todas las instituciones del Estado.

La pregunta: ¿Por qué Maduro precipita el conflicto?

Esta táctica se acabó la madrugada del jueves pasado, cuando una sentencia del TSJ anuló explícitamente todas las atribuciones del Poder Legislativo venezolano y le entregó el poder absoluto a Nicolás Maduro.

Los opositores venezolanos ya no necesitan explicarle a la comunidad democrática internacional que en Venezuela se ha instalado un régimen de facto, al margen del Estado de Derecho, es decir, una dictadura. Basta con exhibir esa decisión del máximo tribunal del país. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Un conflicto pospuesto


Pero en la práctica, nada de esto es nuevo. En los hechos Maduro y el TSJ vienen desconociendo a la Asamblea Nacional con mayoría opositora desde incluso antes de su instalación el 5 de enero de 2016.

Luego del espectacular, y para muchos inesperado vuelco electoral de diciembre de 2015 que le otorgó a la alianza opositora dos tercios de las bancas del Parlamento venezolano, la todavía mayoría chavista aprovechó los días 22 y 23 de diciembre de 2015, para “blindarse” con magistrados designados de manera exprés. Allí comenzó la operación política dirigida a anular a la nueva Asamblea y hacer con ella exactamente lo mismo que años antes se hiciera con la Alcaldía Metropolitana de Caracas, transformándola en un jarrón chino.


De modo que la actual crisis política venezolana pudo haber ocurrido a principios del año pasado, pero los dirigentes de la oposición prefirieron posponer el conflicto.

A este relato hay que agregarle la erosión en el apoyo internacional al gobierno de Maduro desde la represión a las manifestaciones estudiantiles de 2014, a lo que se han añadido los cambios políticos ocurridos en Argentina y Brasil, así como el inesperado activismo del actual secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.

Todo esto ocurre justo cuando el gobierno venezolano necesita con urgencia financiamiento externo, pues su apuesta por un salvador incremento de los precios internacionales del petróleo no se ha dado. Y aquí es donde está la piedra de tranca del proyecto de poder absoluto de Nicolás Maduro: Los gobiernos y entidades extranjeras, empezando por la República Popular China, se niegan a darle préstamos a su gobierno si éstos no son aprobados… por la Asamblea Nacional de mayoría opositora.

La misma Asamblea a la que el TSJ controlado por partidarios de Maduro ha declarado en desacato. El Parlamento venezolano por su parte, está negado a facilitarle las cosas al gobierno hasta tanto se levante el bloqueo político y judicial en su contra.

Nicolás Maduro, que aspira a la reelección presidencial en diciembre de 2018, ha estado todo este tiempo dedicado a ganar tiempo, suspendiendo los procesos electorales pendientes, esperando que la subida de los precios del barril de petróleo alivie la economía venezolana y que sus programas de abastecimiento de alimentos le ayuden a mejorar en las encuestas.

No obstante, esta decisión del TSJ que luce como un desafío a los 20 gobiernos que en la OEA están presionando a Maduro para que ceda en sus posiciones, conspira contra esa estrategia. La reacción internacional a la decisión del máximo tribunal venezolano no se ha hecho esperar: uno tras otro gobierno la han criticado y cuestionado.

El chavismo siempre se las arregló para mantener las “formas” de la democracia liberal
La pregunta: ¿Por qué Maduro precipita el conflicto ahora?

Que expulsen al gobierno venezolano de la OEA (o que se vaya por sus propios pasos) para reeditar la experiencia cubana de 1962 tiene un precio: agravar el aislamiento internacional en un momento de mucha vulnerabilidad económica para Venezuela. Cuando Cuba fue expulsada de la OEA tenía quien la recibiera, el bloque soviético enviándole petróleo subsidiado y comprándole su azúcar. ¿Dónde está la Unión Soviética de Nicolás Maduro?

Sin un oxígeno financiero externo a Maduro se le va a hacer muy difícil mantener cohesionado el bloque de poder que lo sostiene. Para muestra un botón: las declaraciones de la fiscal general de la República.

@PedroBenitezF

El autogolpe en Venezuela

viernes, marzo 31, 2017
Para el momento en que se escriben estas líneas, la Asamblea Nacional sigue sin recuperar sus poderes, la OEA no ha puesto en marcha la aplicación de la Carta Democrática, pero somos testigos de algo insólito, de un autogolpe de Estado que Maduro da con la finalidad de no perder su poder. Así de irracional el gobierno que tanto se empeña en defender. Para eso alcanza el chavismo.

Por Yuriria Sierra
Iba a comenzar haciendo referencia a las últimas horas en Venezuela, pero para entender el contexto, debemos recordar todo lo que ha sucedido en los últimos días, semanas, meses y años. En este espacio hemos hablado de todo ello. “El país está en caos, y el que se vive en las calles es el ejemplo más literal, pero, no es el único. Empresas de varios sectores han detenido su producción, no hay insumos ni dinero para importarlos. Además de que la ideología de Chávez, que sigue al pie de la letra Maduro, limita las decisiones que estas industrias podrían tomar. Y no sólo es el desabasto, sino también las consecuencias —o causas— de esto: devaluación, pobreza, inflación y devaluación...”, esto lo escribí en 2014, hace poco más de tres años. Nada ha cambiado desde entonces, o más bien los cambios han sido para empeorar la situación de los ciudadanos. Aunque, debemos reconocerlo, también con el tiempo la opinión sobre el régimen de Maduro se ha endurecido, y los países de la región han comenzado a tomar acciones en defensa de un pueblo que hoy está en medio de evidente golpe de Estado orquestado desde el mismo gobierno.

“A Maduro no le importa lo que pasa en las calles, al menos no si no son aplausos. No ha mostrado interés por las condiciones en que viven los venezolanos. Sólo está listo para el conflicto y así defender su indefendible gobierno. La única reacción que ha tenido frente al llamado de la OEA y la declaratoria de crisis humanitaria ha sido llamar “traidorcillo, inepto, basura de ser humano” a Luis Almagro. Afirma que defenderán en “todos los planos, políticos y diplomáticos”, a Venezuela, porque él y su gobierno tienen la razón...”, esto dijimos hace apenas unas semanas, cuando comenzó el que sería un episodio definitivo para lo que hoy estamos viviendo, cuando Maduro se fue directo hacia la yugular la de OEA y su presidente, que lo instó a llamar a elecciones.

Mientras miles de ciudadanos salen a las calles no sólo a protestar, sino a buscar comida, medicamentos o cualquier artículo de primera necesidad que, sabemos, se encuentran agotados porque no hay ni insumos ni combustibles para transportar los que se alcanzan a producir, Maduro da mensajes a la nación, baila, canta. O, al menos, eso es lo que habíamos visto hasta ayer.

Y es que teniendo un legislativo en su mayoría opositora, que comenzó a hacer presión gracias al llamado de la OEA, Maduro se encargó que arrebatarle sus competencias. Es decir, el líder venezolano quitó los poderes a su Poder Legislativo para que no tomen ninguna decisión que le parezca inconveniente. Así es como entiende la democracia, porque no se nos ocurra llamarlo un dictador.

“Me están facultando con un poder habilitante especial para defender la institucionalidad, la paz, la unión nacional y rechazar amenazas de agresión o intervencionismos contra nuestro país. Ésta es una sentencia histórica...”, dijo Maduro mientras en la OEA la presión para poner en marcha la Carta Democrática se analizaba con cada país de la organización, incluido México, de quien Maduro se expresó con dureza hace apenas unos días, considerándonos “la punta de lanza de la agresión y el intervencionismo contra Venezuela...”. Ser considerado un opositor al régimen venezolano, debe ser visto más bien como un halago.

Para el momento en que se escriben estas líneas, la Asamblea Nacional sigue sin recuperar sus poderes, la OEA no ha puesto en marcha la aplicación de la Carta Democrática, pero somos testigos de algo insólito, de un autogolpe de Estado que Maduro da con la finalidad de no perder su poder. Así de irracional el gobierno que tanto se empeña en defender. Para eso alcanza el chavismo.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx. Yuriria Sierra es conductora de Cadena Tres Noticias y de Imagen Informativa (México), así como columnista habitual de Excélsior.

Los populismos latinoamericanos ya no son lo que eran

jueves, marzo 30, 2017

Por Carlos Malamud
El fin del superciclo de las materias primas no solo provocó consecuencias económicas negativas sino también otros efectos no deseados en la vida política latinoamericana. Cuando en Europa, Estados Unidos y otras partes del globo se ven florecer populismos, de todo tipo, en América Latina parece llegado el momento del reflujo y un cierto agotamiento del modelo. Esto no significa que el populismo vernáculo vaya a desaparecer, tal milagro es difícil que ocurra, sino que las sociedades regionales están próximas al punto de saturación con unos experimentos que han aportado más costos que beneficios a los sectores populares.

Basta recordar la época dorada del “relato”, cuando gracias a él emergieron “revoluciones” de todo tipo, comenzando por la bolivariana, pero sin olvidar a la plurinacional, la ciudadana e incluso un cierto renacer de la sandinista. Aunque no se produjeran transformaciones en profundidad, afirmar, tras un contundente triunfo electoral, que la revolución había triunfado resultaba prácticamente gratis. Fidel Castro era el modelo a seguir, no tanto por los cambios de fondo que había aportado la Revolución Cubana, sino por la determinación de quienes habían llegado al poder de permanecer en él para siempre, o al menos por el mayor tiempo posible.

Así proliferaron las declaraciones de que “llegamos para quedarnos”, que “el poder no se comparte ni se reparte” o que “gobernaremos al menos durante los próximos 500 años”. Las reformas constitucionales para habilitar la reelección estuvieron a la orden del día y tras forzar algunas interpretaciones de la norma para presentarse a las elecciones una vez más, en ciertos casos se avanzó hacia la reelección indefinida. Los populistas reinantes estaban en la cresta de la ola y con los ingentes recursos aportados por las exportaciones se podía seguir pagando subsidios un año sí y otro también.

La abrupta salida de Honduras del ALBA y la muerte de Hugo Chávez fueron los primeros indicios de que el proyecto hegemónico cubano-venezolano había tocado techo. A partir de allí los populismos gobernantes hicieron lo posible por resistir en el poder, como demuestran las mil y una maniobras de Nicolás Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega e incluso Rafael Correa. La derrota electoral en Argentina del proyecto kirchnerista liderado por “la Pasionaria del Calafate”, según la irónica definición de Jorge Fernández Díaz, vino a confirmar que el repliegue comenzaba a ser una realidad.

Cuando Chávez era gobierno, el régimen bolivariano podía darse ciertos lujos democráticos, algo que le está totalmente vedado al chavo-madurismo que sufre en su propia carne la retirada del apoyo popular. Ya no gana elecciones ni está en condiciones de convocar referéndums en momentos delicados que le permitan renovar la legitimidad electoral de origen, la única que tienen. Más allá de la autoproclamada revolución bolivariana, se constata que sin los votos no son nada. Como no los tienen, deben aplazar las elecciones, negarse a convocar el revocatorio, vaciar de contenido las instituciones y parecerse cada vez más a una dictadura.

La sentencia 156 del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano, que elimina las competencias de la Asamblea Nacional al considerarla en desacato, llega inmediatamente después de que la misma Corte borrara de un plumazo la inmunidad parlamentaria a la vez que otorgaba atribuciones especiales, amplias y genéricas, al presidente Maduro. Esto supone en la práctica la liquidación del Poder Legislativo en Venezuela. Con su crudeza habitual el líder bolivariano lo dijo claramente: “Me están facultando con un poder habilitante especial para defender la institucionalidad, la paz, la unión nacional y rechazar amenazas de agresión o intervencionismos contra nuestro país. Esta es una sentencia histórica”. En realidad, lo histórico de la sentencia 156 es que barre de un plumazo a la democracia venezolana ante la complicidad, o más bien el liderazgo, del gobierno.

Mientras tanto, el próximo domingo hay elecciones en Ecuador, donde pese a poder presentarse a la reelección Rafael Correa decidió dar un paso al costado en previsión de una posible derrota. Con independencia del resultado de la segunda vuelta, las victorias aplastantes del pasado se han acabado y en el caso de un eventual y no descartable triunfo del oficialismo, Lenín Moreno no podrá gobernar como lo hizo su predecesor. Incluso las amenazas de Correa de volver a la primera línea de la política si ve peligrar sus “conquistas” carecen del poder coercitivo de otrora.

Pese al retroceso actual, el populismo no desaparecerá en América Latina. Mutará, pero lamentablemente no desaparecerá y volverá con alguno de sus múltiples rostros. Lo que es evidente es que el populismo existe, quizá no como categoría política pero si como una forma de ejercerla, con un desprecio casi absoluto por la justicia, el parlamento y otras instituciones democráticas y una gran falta de respeto a la verdad. En este sentido es importante recordar que los mismos ciudadanos que han votado de forma reiterada por opciones populistas previamente se habían decantado con la misma ilusión por candidatos de signo muy distinto. Tampoco es descartable pensar que el día de mañana vuelvan a hacer algo similar y terminen dándole la espalda a todos aquellos que hoy dicen hablar en su nombre.

Carlos Malamud es Catedrático de Historia de América de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), de España e Investigador Principal para América Latina y la Comunidad Iberoamericana del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos. Ha sido investigador visitante en el Saint Antony´s College de la Universidad de Oxford y en la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires y ha estado en posesión de la Cátedra Corona de la Universidad de los Andes, de Bogotá. Entre 1986 y 2002 ha dirigido el programa de América Latina del Instituto Universitario Ortega y Gasset, del que ha sido su subdirector. Actualmente compatibiliza su trabajo de historiador con el de analista político y de relaciones internacionales de América Latina. Ha escrito numerosos libros y artículos de historia latinoamericana. Colabora frecuentemente en prensa escrita, radio y TV y es responsable de la sección de América Latina de la Revista de Libros.

Golpe de Estado en Venezuela

jueves, marzo 30, 2017
Contra Maduro y sus secuaces se deben aplicar sanciones que los afecten personalmente, no solo en Estados Unidos, en donde muchos han escondido sus "ingresos" de la corrupción. Y, por supuesto: la Organización de Estados Americanos debe expulsar a Venezuela de su seno. Este régimen no merece ningún reconocimiento internacional.


Por Uta Thofern
Así es pues, como se escenifica la asfixia pública de una democracia. Durante un año y casi tres meses, el mundo ha presenciado cómo el régimen chavista estrangula, lentamente, al Parlamento libremente elegido. Ahora, el Tribunal Supremo de Justicia le arrebató oficialmente los poderes a los diputados elegidos, poniendo así fin a la democracia venezolana.

Justo un día antes, la Organización de Estados Americanos (OEA), al fin mayoritariamente, convocó a la dirigencia venezolana a dar una solución común a la crisis política, económica y humanitaria en el marco de la OEA. Una exclusión inmediata de Venezuela fue rechazada, incluso por Estados Unidos, por considerarla demasiada drástica, y porque la mayoría de países americanos quería intentarlo, una vez más, por medios diplomáticos.
Pero para los chavistas del círculo del presidente Maduro la diplomacia no es, evidentemente, más que una señal de debilidad. Al fin y al cabo, poco antes de la reunión de la OEA, el mismo Maduro logró que el Tribunal Supremo le concediera otros poderes en los ámbitos penal, militar y político, además de otros diversos poderes especiales, al tiempo que le quitó la inmunidad a los diputados de la oposición parlamentaria, que posee una mayoría de dos tercios. Quién no teme ninguna consecuencia por tales medidas, está dispuesto a ir más allá.

En el mismo tono del aspirante turco a autócrata Erdogan, el jefe de Estado venezolano neutraliza sistemáticamente toda oposición y, como consecuencia, destruye por completo la democracia. Pero a diferencia de Erdogan, Maduro tiene muchos menos seguidores y no posee un as bajo la manga, como ser miembro de la OTAN.

Pero este llamado socialista tiene un arma mucho más devastadora: la miseria de su pueblo. Venezuela lleva meses sufriendo una creciente escasez de alimentos y medicinas. Y ahora, el país más rico en petróleo del mundo se está quedando sin gasolina.

Los panaderos son detenidos porque, presuntamente, hornean caros pasteles en lugar del necesario pan, mientras aguardan desesperados el reparto de harina. Decenas de miles de venezolanos ya han huido a Colombia, y la miseria ha llevado a muchas mujeres a prostituirse en Brasil.

Las parejas jóvenes se hacen esterilizar porque no hay condones en el mercado y alimentar a un hijo saldría muy caro. Los pacientes con cáncer no pueden ser tratados, y en Venezuela los antibióticos básicos son difíciles de conseguir. Estas son semblanzas de un país que hasta los años ochenta era uno de los más ricos de América Latina.

El error de no haber utilizado esa riqueza petrolera para construir una economía autosostenible fue lo que, en última instancia, facilitó la llegada de los chavistas al poder. Pero estos utilizaron, a su vez, el auge petrolero del nuevo siglo para repartirlo entre ellos y enriquecerse personalmente, por lo que Venezuela se enfrenta ahora a un desastre aún mayor.

Ante tal situación nadie va a querer aplicar sanciones económicas a Venezuela, y Maduro lo sabe. El hombre que durante meses se negó a reconocer la crisis humanitaria en su país, pidió ayuda a Naciones Unidas, hace unos días, debido a la "guerra económica contra Venezuela".

La comunidad internacional debe ayudar y ayudará. Sin embargo, bajo estrictas condiciones. Los envíos no deben caer en manos estatales, sino que deben ser distribuidos bajo supervisión de la ONU.

Contra Maduro y sus secuaces se deben aplicar sanciones que los afecten personalmente, no solo en Estados Unidos, en donde muchos han escondido sus "ingresos" de la corrupción. Y, por supuesto: la Organización de Estados Americanos debe expulsar a Venezuela de su seno. Este régimen no merece ningún reconocimiento internacional.


Uta Thofern es editora jefe del servicio latinoamericano de Deustche Welle.

Los antecedentes del golpe de Maduro

jueves, marzo 30, 2017
Los presidentes electos por el voto popular en Perú y Uruguay desbandaron al poder legislativo cuando éste se les volvió en contra. En Venezuela, un Tribunal Supremo de Justicia que responde al régimen de Nicolás Maduro asumió este miércoles las competencias de la Asamblea Nacional

Por Infobae America

El 5 de abril de 1992 el gobierno de Alberto Fujimori, en Perú, disolvió el parlamento con el respaldo de las Fuerzas Armadas y desencadenó un golpe de Estado que lo mantuvo en el poder hasta el año 2000, el antecedente más reciente en la región del avance de los poderes Ejecutivo y Judicial sobre el legislativo como estaría ocurriendo en Venezuela tras la decisión del Tribunal Supremo de Justicia, controlado por el chavismo, de asumir las competencias de la Asamblea Nacional.

Fujimori había llegado democráticamente a la presidencia del Perú en 1990, cuando obtuvo un triunfo contundente sobre el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, pero no logró constituir una mayoría fuerte en el Parlamento.

Enfrentado a la guerrilla de Sendero Luminoso, Fujimori pidió poderes especiales al Congreso, pero el poder legislativo se los negó y la Cámara de Senadores incluso comenzó a investigar sus presuntas violaciones de derechos humanos.

Citando la "actitud irresponsable y negativa de los parlamentarios que pretenden maniatar al jefe de Estado", según consigna El Mundo, Fujimori disolvió el Congreso de la República, apoyado tanto por las Fuerzas Armadas como por su popularidad frente a los peruanos.

"Tal es el caso de la promulgación de la Ley N° 25397, denominada Ley de Control Parlamentario sobre los actos normativos del Presidente de la República que pretende maniatar a éste, recortándole atribuciones elementales para gobernar", dijo el mandatario en el discurso en el que justificó su medida.

En el "Fujimorazo" no sólo se disolvió el Parlamento, sino que también se intervino la justicia, el Consejo Nacional de la Magistratura, la Contraloría General y el Tribunal de Garantías Constitucionales, según recuerda El Comercio. También se ejerció una fuerte presión sobre los medios comunicación.

El presidente lideró entonces el autodenominado "Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional" bajo el silencio de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que no se pronunció ni movilizó para activar la Carta Democrática.

El Congreso continuó reuniéndose en secreto hasta que en 1993 fue reformado en una sola cámara y en el marco de la nueva Constitución impulsada por Fujimori.

El golpe de Bordaberry

Más extremo, en 1973 el entonces presidente constitucional de Uruguay, Juan María Bordaberry, dio un golpe Estado con apoyo del Ejército y disolvió también el Parlamento mediante el decreto N° 464/973.

"La acción delictiva de la conspiración contra la Patria, coaligada con la complacencia de grupos políticos sin sentido nacional, se halla inserta en las propias instituciones, para así presentarse encubierta como una actividad formalmente legal", justificó en ese momento antes de reemplazar el Congreso con un Consejo de Estado designado por él mismo.

Bordaberry no sólo disolvió el Parlamento, también suprimió las libertades civiles, desbandó las organizaciones sociales y prohibió a los partidos políticos.

Pero no se quedó allí: suprimió las libertades civiles, desbandó las organizaciones sociales y disolvió a los partidos políticos, "sin cabida en el Uruguay del futuro", según un comunicado de las Fuerzas Armadas sobre el mandatario.

Para 1976 los militares que lo habían apoyado y que habían ocupado diversas áreas del gobierno consideraron que su planteo era impracticable y decidieron destituirlo, poniendo fin a su gobierno de tres años, según destaca El País.

José Manuel Celis... Cronista popular

jueves, marzo 30, 2017

Por Felipe Hernández G.
UNESR-Cronista de Valle del Municipio Infante – Valle de la Pascua
felipehernandez457@yahoo.com

El profesor José Manuel Celis Pereira nació en Valle de la Pascua el 24 de marzo de 1944; el mismo terruño desde donde el 08 de marzo del 2011 partió a otras dimensiones, cuando contaba con 67 años de edad. Estuvo casado con la maestra Caridad Rojas, con quien procreó a sus hijos, José Manuel, Manuel Alejandro, Maira y otros.

El profesor José Manuel Celis fue hijo de Esther Antonio Celis y Yolanda Pereira. Hermano de las maestras Alicia, Yajaira, Omaira Celis Pereira, entre otros. Sus primeros estudios los realizó en su ciudad natal en el Grupo Escolar “Rafael González Udis”, luego la secundaria la cursó en el Liceo “José Gil Fortoul”. Su vocación la encausó hacia la docencia, lo que le llevó a desempeñarse como profesor “de historia, que aprendió en la escuela de la vida y en las numerosas lecturas que realizó” (E. Malaspina dixit) y de otras materias, en los pueblos de El Sombrero (Liceo “Alberto Isaac Padra”), en Valle de la Pascua (Colegio “Juan Germán Roscio”) y en Las Mercedes del Llano (Liceo “Pedro Itriago Chacín”).

En el Colegio “Juan Germán Roscio”, institución fundada y dirigida por el siempre caritativo, afable y gratamente recordado padre Rafael Chacín Soto, supo ganarse el aprecio y la confianza no sólo del citado Padre Chacín, sino además de los profesores Alnardo Salazar Olivieri, Aníbal Matute, Eney y Rafael “Lito” Silveira, Samuel Mejías, Iván Ferrer, Guillermo Aragort, entre otros meritorios educadores que también laboraron en ese histórico colegio.

Miembro de la Sociedad Socorro Mutuo, fue cronista popular y escribía en los diarios locales, El Nacionalista, Jornada y otros periódicos. El único libro que escribió fue el poemario:Hojas al viento, en el que relata la existencia y todas sus circunstancias posibles, alegres y tristes, a través del prisma del recuerdo y la nostalgia. Por otro lado, define acertadamente la poesía como la mejor forma de expresión para quien ama la vida y todas las cosas que la rodean, y remata: “La poesía es el lenguaje del alma, sobre todo de un alma romántica y soñadora como la mía”.
Siempre apoyó fervorosamente las iniciativas culturales y folclóricas que se emprendieron en el municipio Leonardo Infante y en otros pueblos del oriente del Guárico, se recuerda su consecuente estímulo al Festival Nacional “Panoja de Oro”, al Festival Nacional Folclórico Infantil “Cantaclaro”, entre otros eventos culturales.

En ocasión de su fallecimiento, el doctor Edgardo Malaspina, quien fue su alumno en Las Mercedes del Llano, escribió lo siguiente: “... gran amigo de Las Mercedes, fue docente por largo tiempo en nuestro pueblo, hizo muchos amigos y participó activamente en los festivales de música criolla. Su infaltable presencia en nuestros eventos culturales para apoyarnos con su experiencia y capacidad organizativa, nos hizo considerarlo, sencillamente, como un mercedense más”.

Celis afirmaba que el nombre de su poemario significaba que el viento los llevaría a otros derroteros. Unos versos de su poema “Cuando caiga la tarde”, bien pudieran servirle de epitafio:

Yo me quiero morir cuando caiga la tarde
en la quietud dormida de una tarde serena,
al arrullo del canto del pájaro en su nido,
a la sombra de un árbol de ramas florecidas
donde a mi oído apenas llegue el rumor del viento,
trayéndome el sonido de olas en la playa
o el lejano rumor de lluvia en los tejados
o el ruido cantarino de la brisa que peina
esa grama encendida de mi llano infinito.

Para la posteridad quedan sus escritos dispersos en distintos periódicos o en manos de particulares... Los que le conocimos, le recordamos en sus sitios predilectos, junto con el maestro Juvenal Bolívar en la esquina de la Catedral Nuestra Señora de la Candelaria, frente a la plaza Bolívar, o en la puerta de la Sociedad Socorro Mutuo junto al también recordado sastre, don Gustavo “Gustavito” González...

El Prof. Celis fue un docente dinámico, de verbo fácil y siempre presto a establecer el mejor contacto con el alumnado. El 09 de marzo de 2016, el Prof. Samuel Mejías escribió lo siguiente: “Recordado amigo, el tiempo ha transcurrido rápidamente desde tú partida, siempre recordamos tus ocurrencias y verdades, ya que fuiste una persona directa, eso demuestra que dejaste huellas que el inexorable tiempo no podrá borrar”.


Venezuela, contra las cuerdas

miércoles, marzo 29, 2017

Por Julio Londoño Paredes

Como estaba previsto, se celebró con el apoyo de veinte países la reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, para estudiar el informe que el Secretario General de la Organización, el uruguayo Luis Almagro, había presentado el 14 Marzo en el que había sugerido que a Venezuela se le aplicara la Carta Democrática, que incluye en última instancia su suspensión como miembro de la Organización, si el gobierno venezolano no tomara las medidas para la liberación de los presos políticos, el reconocimiento de la validez de las decisiones de la asamblea nacional y estableciera un calendario electoral que incluyera elecciones.

Catorce países, incluyendo a Colombia, formularon hace pocos días una declaración en la que tácitamente apoyaron la iniciativa de Almagro de aplicar la Carta Democrática, pero advirtiendo que “la suspensión de un país miembro” de la OEA era “el último recurso” y que antes tendrían que “agotarse los esfuerzos diplomáticos en un plazo razonable”.

Es decir, desde un primer momento, todos fueron especialmente cautelosos en no comprometerse en llevar las cosas hasta el extremo de apoyar la exclusión del gobierno de Venezuela de la Organización.

Como también era previsible, no se llegó a ninguna votación y los países se limitaron a expresar exhortaciones a Organización para que apoyara acciones para propiciar el funcionamiento de un estado de derecho en Venezuela , lo que en la práctica no quiere decir mayor cosa.

Sin embargo, aunque no se apoyó la aplicación de la Carta Democrática, Venezuela no salió bien librada, no sólo porque veinte países impidieron el bloqueo que Venezuela trató de hacer en un principio a la agenda del reunión, sino porque luego el representante venezolano la emprendió contra Brasil y especialmente contra Colombia, aduciendo que el gobierno colombiano, en lugar de intervenir en la crisis venezolana debía ocuparse, entre otras, de la erradicación de los cultivos de coca, que han proliferado notablemente en los últimos años, así como de la represión del contrabando.

El representante venezolano, luego de ser interrumpido por Brasil y México, comenzó a atacar a cada uno de los países que habían liderado la convocatoria de la reunión. Eso generó en una sucesiva solicitud de puntos de orden, incluyendo una réplica de Colombia, que a la larga abortaron la reunión. Curiosamente el representante venezolano censuró al secretario de estado, al congreso de los Estados Unidos y al senador norteamericano Marco Rubio, pero no mencionó a Trump, que seguramente seguía el debate, sino que acusó a Obama.

En síntesis, aunque no se apoyó la aplicación de la Carta Democrática como lo había solicitado Almagro, el gobierno venezolano quedó en “evidencia” ante el continente, despotricando además contra la OEA. Eso seguramente lo había previsto el Secretario General, que es un avezado diplomático y que de todas maneras logró poner el tema en la agenda de la Organización.

¿Será que la intervención del representante venezolano y las posteriores declaraciones de la canciller de ese país contra Colombia en una rueda de prensa, unidas a la ocupación militar de la margen colombiana del río Arauca, rompe la “luna de miel” que existía entre Colombia y Venezuela?

Fuente: Revista Semana de Colombia



(*) Profesor de la facultad de gobierno, ciencia política y relaciones internacionales de la universidad del Rosario

Cómo Venezuela puede evitar la suspensión de la OEA

martes, marzo 28, 2017

Por LUIS ALMAGRO
WASHINGTON — Los países de América Latina y el Caribe han estado plagados de dictaduras a lo largo de su historia. Para evitar el regreso de los regímenes autocráticos, en el año 2001, los 34 países de la Organización de los Estados Americanos (OEA) firmaron la Carta Democrática Interamericana, mediante la cual acordaron que la democracia es un derecho de los ciudadanos que los gobiernos deben garantizar.

Sin embargo, Venezuela, un país suramericano de más de 30 millones de habitantes, actualmente enfrenta ese viejo y familiar dilema.

Es por eso que el 14 de marzo, hice un llamado para tener elecciones justas y libres, como una manera de evitar la suspensión de Venezuela en la OEA, de acuerdo con la Carta Democrática Interamericana. Además, exhorto a los miembros de la OEA a que se unan a esta causa.

El gobierno venezolano suspendió el referendo revocatorio del presidente Nicolás Maduro el pasado mes de octubre y también las elecciones de 2016 de gobernadores estatales, con lo cual revocó los derechos electorales de sus ciudadanos, y violó las leyes establecidas en su constitución.

La oposición ganó la mayoría de la Asamblea Nacional en 2015, pero la Corte Suprema de Justicia, controlada por el poder ejecutivo, despojó al parlamento de sus poderes. En los últimos tres años, miles de venezolanos han sido detenidos por sus ideas, más de 100 personas (entre ellas, Leopoldo López un destacado líder de la oposición) siguen encarceladas en condiciones desgarradoras, y las fuerzas de seguridad estatales se reservan el derecho de detener y torturar arbitrariamente y a voluntad.


El gobierno del presidente Maduro es un régimen autoritario, ineficiente y corrupto. Hay una grave escasez de alimentos, los enfermos no tienen acceso a las medicinas, la inflación anual es de 700 por ciento y el país tiene una de las tasas más altas de homicidios en el mundo. Mientras la población de Venezuela soporta esta carga, se estima que los fondos públicos perdidos a causa de la corrupción de la clase dominante ascienden a 300 mil millones de dólares, y los altos funcionarios de gobierno están cada vez más coludidos con el narcotráfico.

No podemos seguir mirando hacia otro lado. Los países miembros de la OEA deben reivindicar su compromiso con la democracia.

Hago un llamado al gobierno de Maduro para que celebre elecciones presidenciales transparentes y equitativas con el fin de evitar la suspensión de Venezuela de la OEA. Todos los presos políticos deben ser puestos en libertad, deben garantizarse los derechos y libertades fundamentales, y deben establecerse canales de ayuda humanitaria que funcionen. Restablecer los derechos básicos del pueblo es crucial para permitir que Venezuela permanezca dentro del grupo de países democráticos del hemisferio.

La Carta Democrática Interamericana establece dos medidas que podemos utilizar como recurso de acción: los artículos 20 y 21. El artículo 20 establece que, si se produce una alteración del orden constitucional que socave gravemente la democracia en un país miembro, pueden llevarse a cabo iniciativas diplomáticas, entre ellas los esfuerzos de mediación.

Desde el año 2014 hasta la fecha, la Unión de Naciones Suramericanas, la OEA, el Mercado Común del Sur (Mercosur), el Vaticano y el Departamento de Estado de Estados Unidos, entre otros, se han esforzado por establecer un diálogo constructivo con el gobierno venezolano, pero no han tenido éxito. Esto se debe, en parte, a que el objetivo del gobierno ha sido crear la ilusión de un diálogo sin comprometerse verdaderamente con hacerlo efectivo.

Esas iniciativas han fracasado. ¿Qué se puede hacer? ¿Cuánto tiempo más el pueblo de Venezuela debe seguir sufriendo la opresión y la privación?

Si Venezuela no retoma un camino democrático dentro de un mes, debe ser suspendido de la OEA. Los 33 países de la región deben mostrar unidad y defender una democracia bajo asedio. La secretaría general y los países miembros se han reunido esta semana para coordinar acciones destinadas a ese objetivo.

De acuerdo con la Carta Democrática Interamericana, cuando se suspende la adhesión de un país —el último caso fue Honduras en 2009— este pierde “su derecho a participar en la OEA”. La exclusión de un país de las naciones democráticas de América envía un claro mensaje político, económico y comercial a la comunidad internacional y a los principales actores económicos en un momento crítico: regimen non gratum.

Si el gobierno de Maduro quiere evitar las consecuencias potencialmente desastrosas de una suspensión, debe hacer un verdadero compromiso con la democracia y tomar medidas claras para restablecerla.

Creo, como lo hace cualquiera que tiene fe en la democracia del hemisferio, que exigir esto es nuestra obligación moral.

Pero seamos claros: no estamos en contra del diálogo. Estamos en contra del fracaso del diálogo.

La suspensión es el último recurso que se encuentra en nuestro marco regulatorio para presionar al actual gobierno de Venezuela, que se enfrenta al aislamiento y a la pérdida de legitimidad, para que realice elecciones presidenciales que devuelvan la democracia, la libertad y la prosperidad al país.

Luis Almagro es secretario general de la Organización de Estados Americanos.

El balance histórico que el chavismo no puede ocultar en la OEA

martes, marzo 28, 2017
En la OEA no se está discutiendo si se expulsa o no al gobierno de Venezuela de esa entidad. Lo que se está haciendo es un juicio histórico, un balance del proyecto de poder chavista en el país. Y el balance es negativo.

Por Pedro Benítez @PedroBenitezF.-

Lo más certero, lo más veraz, lo que en forma más sucinta, pasando por encima de toda controversia, apuntando directamente al fondo de la cuestión, se puede aseverar sobre los 18 años del poder absoluto del régimen chavista sobre Venezuela, es que ha sido un monumental fracaso.

A los ojos del mundo (y por supuesto de la mayoría de los venezolanos) no hay hecho o argumento que pueda rebatir la afirmación anterior. Ante tamaña realidad no hay maniobra de prestidigitación verbal que pueda usar el más experimentado de los diplomáticos. Ni Metternich, Kissinger o Roy Chaderton. Ni, por supuesto, Delcy Rodríguez.

El objetivo del actual Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, no es que expulsen al gobierno venezolano de ese cuerpo, sino poner el tema venezolano en el tapete internacional, develar el monumental descalabro político, económico, social y humano del proyecto de poder instaurado en el principal exportador de petróleo del Continente desde 1999.

La carta de Almagro está teniendo en los gobiernos, y en la opinión pública de los países del hemisferio, el efecto que la carta del ex ministro Jorge Giordani debería haber tenido dentro de las fronteras de la República Bolivariana. Un escandaloso recuento pormenorizado de todos los fracasos del régimen chavista y lo que es peor, una necia determinación a no rectificar, que si a ver vamos, es el pecado mayor de Nicolás Maduro y su grupo.

Esto constituye, por lo tanto, la humillación internacional que Luis Almagro les propina a los herederos de Hugo Chávez y que estos no pueden tolerar, en particular por ser ese un campo donde tantos recursos invirtieron.


Durante casi dos décadas el régimen chavista ha dispuesto en Venezuela de todo el poder para tomar absolutamente todas las decisiones institucionales y legales, sin ningún tipo de cortapisas, y además ha contado con más recursos económicos (provenientes de la renta petrolera) del que dispusieron todos los gobiernos que le precedieron en los cuarenta años previos.

El boom de precios del petróleo que le tocó en suerte fue el más extendido en el tiempo, de 2003 a 2014. El de Carlos Andrés Pérez fue sólo de dos años (1974 y 1975) igual que el sucesor Luis Herrera Campins (1979 y 1980).

Todo el poder, todo el dinero ha sido para el chavismo.

Entre el Debe y el Haber, comparado con los otros regímenes políticos del pasado venezolano, el saldo chavista es de lejos el peor. Porque con todas sus luces y sombras todos los proyectos de poder que ha tenido Venezuela siempre dejaron algo que los justificara para la posteridad.

Páez creó la República. Los Monagas (los peores) la abolición definitiva de la esclavitud. Guzmán Blanco los ferrocarriles que pudo, los edificios históricos del centro de la capital, algún rasgo de modernidad y el decreto de instrucción pública. Castro y Gómez centralizaron y pacificaron el país que tiranizaron, argumento al que hasta hace no mucho recurrían sus apologistas.

Y de 1936 en adelante, cada uno de los gobiernos venezolanos, civiles o militares, democráticos o dictatoriales, construyeron prácticamente todas las escuelas, universidades públicas, hospitales, dispensarios, carreteras, autopistas, puertos, aeropuertos, puentes, viaductos, presas y represas que hoy tiene el país. Alfabetizaron, electrificaron, becaron, promovieron la inmigración, poblaron el territorio, dieron oportunidades. Y de paso, dejaron instituciones.

El último proyecto de poder histórico (ese al que Chávez y Maduro le han negado sistemáticamente todo mérito), el que encabezó Rómulo Betancourt y su partido Acción Democrática, instauró la Democracia venezolana, el voto popular, la alternabilidad en el ejercicio del poder público (hoy tan añorada) y el período más largo de libertades públicas, paz y estabilidad (1958-1998) que ha tenido este país desde que rompimos con el imperio español en 1811.

¿Pero el chavismo qué le ha legado a Venezuela?
Su misión debería haber consistido en corregir las fallas heredadas de las administraciones que le precedieron y continuar sus logros. Pero el remedio fue peor que le enfermedad. En vez de refundar la República, que fue lo que Chávez llegó a ofrecer, se implantó un Estado fallido.

Lo que tenemos hoy como balance es un insólito retroceso en materia social, sanitaria e incluso nutricional. En la próxima década toda una generación está condenada (con toda probabilidad) a tener una talla inferior al promedio alcanzado por los venezolanos debido a la marca que la desnutrición infantil está dejando por los “años del hambre bajo Maduro”.
Todos los indicadores de mortalidad se han disparado simple y dramáticamente por falta de medicinas e insumos médicos. Eso no está ocurriendo en ningún país de la Latinoamérica, ni siquiera en Haití.
En cuatro años Venezuela ha perdido una cuarta parte de su PIB. La renta per cápita es igual a la de 1955. En 1998 el 33% de todas las exportaciones venezolanas eran cosas distintas al petróleo. Hoy es menos del 3%.

El chavismo destruyó 200 años de exportación de café venezolano.

Incluso, en algo tan elemental como el monopolio de la violencia en manos del Estado y el ejercicio de su poder en todo el territorio, el legado del general Gómez (que robó lo que pudo, pero al menos eso dejó) hoy en Venezuela está en crisis.

Comparado con otros proyectos históricos latinoamericanos, como el PRI en México o el peronismo en Argentina, el chavismo da pena. El año pasado el presidente ecuatoriano Rafael Correa que se preguntaba qué era Venezuela antes de Chávez. Muy sencilla la respuesta: Un lugar a donde emigraban sus compatriotas.

El continente americano es testigo de todo esto.

Fuente: KonZapata.com

Venezuela: Del “imperio chavista” al aislamiento de Nicolás Maduro

domingo, marzo 26, 2017
La OEA se reúne este martes 28 de marzo para decidir si activa o no la Carta Democrática con respecto a Venezuela


por Rogelio Núñez

Venezuela ha pasado, en tan solo un lustro, de ser, en tiempos de Hugo Chávez, una potencia emergente regional con una red de países aliados a encontrarse aislado en el contexto latinoamericano con tan solo tres naciones de peso secundando al régimen de Nicolás Maduro.

La imagen más nítida de ese aislamiento ha tenido lugar este mes de marzo. El pasado 14 de marzo el secretario general de la OEA, Luis Almagro, presentó su nuevo informe sobre la situación por la que atraviesa Venezuela. En sus 75 páginas invocaba la Carta Democrática de la OEA y da inicio a un proceso que podría llevar a suspender a Venezuela del organismo. “Aprobar la suspensión del desnaturalizado gobierno venezolano es el más claro esfuerzo y gesto que podemos hacer en este momento por la gente del país, por la democracia en el continente, por su futuro y por la justicia”, escribe Almagro en el final de su informe.

Este jueves 23 de marzo 14 países, de los 18 miembros del organismo, emitieron una declaración conjunta en la que exigen al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que se “establezca un calendario electoral, que incluya las elecciones pospuestas” y la liberación de los “presos políticos”. El documento fue ratificado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Estados Unidos y Uruguay.

“Consideramos urgente que se atienda de manera prioritaria la liberación de presos políticos, se reconozca la legitimidad de las decisiones de la Asamblea Nacional, según la Constitución, y que se establezca un calendario electoral, que incluya las elecciones pospuestas”, afirmaba el texto publicado por las cancillerías.

Del imperio chavista…

Más allá de que a corto plazo, este martes 28 de marzo, Venezuela sea o no suspendida de la OEA, la situación evidencia de que el “imperio” bolivariano de Hugo Chávez se ha derrumbado de forma paralela a como lo ha hecho el petróleo y el liderazgo del encargado del ejecutivo de Caracas.

El régimen de Hugo Chávez vivía hace un lustro en la cúspide de su hegemonía en Venezuela y de su influencia regional tanto en Sudamérica como en el Caribe.

Cuatro años después de su muerte, la Venezuela de Nicolás Maduro atraviesa una situación diametralmente diferente: la oposición ha conquistado el control de importantes cuotas de poder institucional y el eje Atlántico que apoyaba a Venezuela se ha desmoronado (Brasil y Argentina).

A comienzos de esta década Hugo Chávez controlaba todos los enclaves institucionales (acababa de ganar en 2010 las elecciones legislativas a la Asamblea), la economía se apoyaba en los altos precios del petróleo y la región estaba poblada de regímenes aliados (la Bolivia de Evo Morales, el Ecuador de Rafael Correa, la Cuba de Raúl Castro y la Nicaragua de Daniel Ortega) o cercanos al gobierno de Caracas (los ejecutivos de Dilma Rousseff en Brasil, la Argentina de Cristina Kirchner, el Uruguay de José Mujica y el Paraguay de Fernando Lugo).

Además, a través de Petrocaribe, la Venezuela chavista contaba con abundantes aliados entre las pequeñas repúblicas insulares caribeñas.

Hugo Chávez estuvo durante seis años (1999-2005) muy solo en América latina más allá de su alianza con la Cuba de Fidel Castro. A mediados de la pasada década el proyecto chavista empezó a ganar aliados en la región: Evo Morales en Bolivia en 2005, Daniel Ortega en Nicaragua en 2006 y Rafael Correa en Ecuador en 2007.

Hasta 2009 la propuesta “antiimperialista” y antineoliberal de Chávez (ALBA, Petrocaribe etc.) siguió expandiéndose con nuevos aliados como Manuel Zelaya en Honduras o Fernando Lugo en Paraguay. Además contaba con la comprensión de Lula da Silva en Brasil y con la cercanía de la Argentina kirchnerista.

El proyecto chavista además estuvo acompañado por la creación de numerosos entes que trataban de impulsar la integración regional: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba -TCP) en 2004, y luego dos años después la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que para Chávez encarnaban el principio del fin de la OEA.

Ese legado de Chávez en cuanto a que Venezuela debe liderar un eje anti-estadounidense en América latna continúa vigente hoy en día en los mensajes de Nicolás Maduro: “(que los EEUU) no vuelvan por el camino de meterse con Venezuela. Quien se mete con Venezuela se mete con los pueblos rebeldes de América Latina”.

No hay que olvidar que el proyecto del ALCA se hundió en la cumbre de las América de Mar del Plata en 2005 de la que fue anfitrión Néstor Kirchner.

El excanciller argentino Jorge Taiana recordaba que “a 8 años de aquel 5 de noviembre de 2005 en el que Mar del Plata fue escenario de un renacimiento regional que nos marcaría para siempre a los países del sur del continente, quiero destacar el valor de aquel hecho que nos encontró diciéndole NO al intento de Estados Unidos por crear en nuestra región un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que fuera funcional a sus intereses y no atendiera nuestras necesidades particulares como países de desarrollo medio o en vías de desarrollo…oy, que el mundo sufre los embates de una crisis que no termina de superarse, podemos confirmar que la firmeza de hombres como Néstor Kirchner, Lula da Silva y Hugo Chávez nos ha ayudado a mantenernos en pie, poder trabajar por el bienestar de nuestros pueblos y conservar nuestras autonomías que nos permitan construir nuestro propio destino”.

… al aislamiento madurista

Pero esa situación ha cambiado radicalmente en estos últimos años y se ha acelerado con el desplome de los precios del petróleo lo cual se ha convertido en un misil en la línea de flotación del gobierno venezolano. La hegemonía interna y la influencia en la región ha ido decreciendo progresivamente. Dado que el liderazgo venezolano se basaba en el apoyo económico a sus aliados y a los subsidios vía petróleo, la crisis económica del régimen chavista ha ido acotando el margen de acción del gobierno de Chávez, primero, y, sobre todo, de Nicolás Maduro.

Carlos Malamud en un Informe para el Real Instituto Elcano recordaba en 2013 “los ingentes recursos que el presidente de Venezuela invirtió en expandir en América Latina el proyecto bolivariano. El dinero venezolano reforzaba el carisma y el carácter de Chávez, y lo mismo ocurría en sentido inverso. Sin estas dotes y estos recursos, que interactuaban de forma clara, la expansión continental del proyecto bolivariano hubiera sido mucho más complicada. El petróleo venezolano y los dólares por él generado sirvieron para forjar alianzas, consolidar amistades y ganar voluntades en buena parte de América Latina y el Caribe. En este sentido, desde el momento en que comenzó la gran escalada en los precios del crudo, que en pocos años pasaron de algo más de 10 dólares por barril a casi 140 dólares, Petrocaribe se convirtió en una herramienta clave de la política exterior venezolana”.

Otro golpe demoledor al proyecto venezolano ocurrió con la enfermedad (2011-2013) y el fallecimiento de Hugo Chávez (2013). Su carisma y liderazgo eran insustituibles así como sus ideas y su entrega a un proyecto en el que creía firmemente.

“Puede que tras la muerte de Hugo Chávez haya surgido un nuevo mito de alcance continental, equiparable incluso al Che Guevara o a Simón Bolívar. No es éste el asunto en discusión en este punto. Lo que sí está claro es que más allá de su recuerdo, el liderazgo continental de Chávez es intransferible y que en estos momentos no existe nadie en América Latina con el carisma, los recursos, la agenda y la coyuntura favorable como para ocupar su lugar”, concluía su informe Carlos Malamud.

Más recientemente, la decisión de Mercosur de impedir que Venezuela asuma la presidencia del bloque fue otro indicio de que el régimen chavista se estaba quedando solo en la región.

La derrota de Cristina Kirchner en Argentina en 2015 y el juicio político a Dilma Rousseff en 2016 han dejado a la Venezuela chavista sin dos importantes apoyos regionales, países que apoyaron e impulsaron la entrada de Venezuela en el Mercado Común del Sur.

Ahora, por el contrario, tiene enfrente a tres gobiernos situados claramente en sus antípodas políticas: Mauricio Macri y Michel Temer se han unido a Horacio Cartes (Paraguay). Y además Tabaré Vázquez en Uruguay está mucho más alejado del chavismo que lo que estaba Pepe Mujica.

El resultado ha sido que los cuatro países signatarios del Tratado de Asunción del Mercosur, Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay, acordaron ejercer en conjunto la presidencia del bloque en el último semestre de 2016, lo cual anulaba la decisión de Venezuela de asumir ese puesto.

En diciembre, los ministros de Relaciones Exteriores de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay mandaron una carta a la canciller de Nicolas Maduro, Delcy Rodríguez, en la que informaban a Venezuela “(d)el cese del ejercicio de los derechos inherentes a su condición de Estado parte del Merccosur, al haberse constatado la “persistencia del incumplimiento de las obligaciones asumidas en el protocolo de adhesión al bloque del que Venezuela es parte desde 2012.

Esta situación no era sino el resultado final de una progresiva disminución de aliados para Maduro la cual arrancó en 2015 cuando el kirchnerismo perdió el poder en Argentina. La llegada de Mauricio Macri a la presidencia colocaba en la Casa Rosada a un claro enemigo del proyecto chavista. Muy alejado de las posturas más condescendientes de Cristina Kirchner.

El segundo golpe ocurrió en abril de 2016 cuando Dilma Rousseff fue apartada del cargo de presidenta y en su lugar asumió Michel Temer y sobre todo el nuevo canciller, José Serra, quien rápidamente se posicionó contra el gobierno de Maduro. La caída definitiva de Rousseff a finales de agosto vino a ratificar la situación.

Asimismo, el enfrentamiento entre Luis Almagro y el régimen de Maduro ha ido escalando en las formas y en el fondo. El secretario general de la Organización de Estados Americanos ha llegado a equiparar al Gobierno de Venezuela con una “dictadura” tras la suspensión del referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, una decisión que deja al mandatario “sin legitimidad de origen”. “Solo las dictaduras despojan a sus ciudadanos de derechos, desconocen el legislativo y tienen presos políticos”, escribió Almagro en su cuenta de la red social Twitter.

El resultado final es la gran soledad en la que se encuentra Maduro: aislado internacionalmente y acosado internamente. Venezuela se ha ido quedando sin músculo económico y sin músculo político y la situación interna va a requerir que cada vez el gobierno de Maduro esté centrado en los problemas del país antes que en impulsar ambiciosas políticas internacionales.

Tal y como señalara hace tiempo Andrés Oppenheimmer “la influencia política y económica de Venezuela ha sido proporcional a sus reservas de divisas, y está cayendo rápidamente… No sé que pasará en Venezuela, pero en el resto de Latinoamérica hay síntomas cada vez más visibles de que la influencia chavista es cada vez menos importante y más anecdótica, como el nuevo perrito de la presidenta argentina”.

Fuente: Infolatan

Venezuela fallida

domingo, marzo 26, 2017
por Carlos Alberto Montaner
El asunto es más grave. El régimen chavista de Nicolás Maduro, sin duda, ha violado todos los incisos de la Carta Democrática Interamericana de la OEA y merece ser sancionado, pero suspender a Venezuela de la organización es poca cosa y, tal vez, llega muy tarde. El daño que ha sufrido esa sociedad ha sido muy profundo.

Peor que tratar de convertir a Venezuela en otra Cuba, es haberla transformado en otro Congo, un país caótico y desorganizado, dominado por jefecillos locales que viven a punta de cuchillo. Venezuela, además de ser un “Estado forajido” que agrede a los demás, es un “Estado fallido” que incumple sus propias leyes e ignora sus instituciones, del que ha desaparecido el principio de autoridad, la capacidad de reprimir se ha atomizado en mil centros violentos, y el aparato estatal no responde a las órdenes de quienes, supuestamente, mandan.

Maduro, un señor que dice tonterías y baila salsa, dirige precariamente uno de esos centros. “Por ahora” es el más poderoso, pero sólo provisionalmente. Está a su alcance encarcelar a Leopoldo López o a Antonio Ledezma, porque la oposición actúa dentro de unos esquemas republicanos pacíficos y predecibles, pero Maduro no puede controlar a los miles de venezolanos de rompe y rasga, los “malandros” a los que el chavismo armó y les dio patente de corso para que desvalijaran y aterrorizaran a lo que llaman “la burguesía”, es decir, las personas empeñadas en tener una vida decente y normal.

Es la anomia total. La absoluta falta de principios, valores y normas civilizadas. Aunque quisiera, que no es el caso, Maduro tampoco puede impedir la producción y tráfico de estupefacientes. Esa, desde la perspectiva chavista, es solo una zona más de enriquecimiento. El narcotráfico apenas es una variante del delito. Lo practican muchos generales coludidos con los capos de la droga, e incluso sus propios parientes más cercanos, como sucede con sus narcosobrinos. Hay unos ladrones de cuello blanco que roban en PDVSA. Otros crean empresas de maletín para intermediar en las compras del Estado o reciben cuantiosas coimas de compañías como Odebrecht. En el fondo, son iguales.

¿Cómo llamarlos al orden si el chavismo ha sido una inmensa máquina dedicada a delinquir? El desalmado que mata a una muchacha para robarle un teléfono celular siente que lo que él hace no es peor que aprovecharse de las relaciones personales para obtener dólares a precios preferentes y enriquecerse por medio de cambios tramposos. Cada uno rebaña lo que puede y como puede. El “perraje”, que es impresentable, usa la navaja o la pistola para extorsionar o matar a cualquiera y huir de la escena del crimen a bordo de una moto. El bandido sofisticado utiliza un bolígrafo de oro, tiene cuenta en un paraíso fiscal, y se prepara para abandonar Venezuela en su propia avioneta tan pronto el barco comience a hundirse. Uno y otro se hermanan en la impunidad y en el desprecio por el país en que nacieron.

¿Qué más puede ocurrir en Venezuela? Dada la infinita incapacidad del régimen y la creciente pérdida de autoridad, puede suceder cualquier cosa. Ya está sucediendo. El default y la consecuente desaparición del crédito para importar alimentos están a las puertas. Como resultado de ello, es previsible una hambruna que mate a miles de venezolanos o los deje en puro hueso y pellejo. La ausencia prolongada de electricidad y agua potable no es descartable. Tampoco la aparición de unas infecciones monstruosas e incontrolables. Seguirá, in crescendo, la desesperante hiperinflación que va agregándoles ceros a los precios y puede llegar a cifras incalculables, como sucedió en Alemania en los años veinte del siglo pasado o en la década de los ochenta en países andinos del vecindario como Perú, Bolivia y Ecuador.

¿Cómo se le pone fin a esta pesadilla? Es difícil creer que Maduro se acoja al sentido común y busque una solución colegiada junto a la oposición, que es la infinita mayoría del país. Raúl Castro le ordenará que resista y se atrinchere en el discurso antiimperialista. Raúl está dispuesto a pelear hasta el último venezolano. Todo lo que le interesa a La Habana es continuar con el ordeño de la vaca lechera. No veo a Nicolás Maduro perdiendo unas elecciones y colocándole la banda presidencial a Henrique Capriles, a María Corina Machado, y mucho menos a Leopoldo López.

Se cumplirá, sin embargo, un dictum propio de estas situaciones: mientras más dure, y mientras mayor sea la destrucción de los fundamentos nacionales, más dolorosa y sangrienta será la cura.

Carlos Alberto Montaner nació en La Habana en 1943. Es escritor y periodista. Ha sido profesor universitario y conferenciante en varias instituciones de América Latina y Estados Unidos. Es autor de unos quince títulos, entre los que se destacan sus libros de ensayos Doscientos años de gringos, La agonía de América, Libertad, la clave de la prosperidad, No perdamos también el siglo XXI y Viaje al corazón de Cuba. Es coautor de "Manual del perfecto idiota latinoamericano" y de "Fabricantes de miseria". Como narrador, ha publicado las novelas "Trama" y "Perromundo". Ha sido traducido al inglés, el italiano, el portugués y el ruso. Semanalmente varias docenas de diarios de América Latina, España y Estados Unidos reproducen su columna periodística. Vive en Madrid desde 1970. Es vicepresidente de la Internacional Liberal.

La estrategia de Trump frente a la Venezuela de Maduro

domingo, marzo 26, 2017
por Rogelio Núñez

El Donald Trump acelerado y unilateral con respecto a México, presenta otra cara en referencia a Venezuela. Con el régimen de Nicolás Maduro se está tomando tiempo para afrontar el problema geopolítico y humanitario que representa a la vez que busca apoyos regionales para articular una estrategia unificada.

El muro era una promesa de campaña y Venezuela es un complejo problema internacional. Con México, Trump aspira a que el electorado compruebe que es un político diferente que cumple lo que dice y lo hace a la mayor brevedad.

De Venezuela le pueden llegar dolores y quebraderos de cabeza. El país no solo vive en plena crisis institucional sino que la profundización de su actual crisis puede desembocar en una crisis humanitaria y energética, siendo como es uno de los principales productores de crudo del mundo.

Dos estrategias diferentes: celeridad con México

Trump ha apretado el acelerador con respecto a México y mantiene la cautela con respecto a Venezuela. Fundamentalmente porque México es un caso de política interna y Venezuela un problema de alcance regional americano.

No en vano, durante sus discursos, los seguidores del presidente gritan “¡Construye el muro, construye el muro!”. En tan solo tres meses de la Casa Blanca han salido numerosas propuestas referentes al muro. Por citar solo algunos ejemplos:

En enero tomó posesión de la presidencia y pocos días después Trump firmó una orden ejecutiva para autorizar la construcción del muro fronterizo con México. “Planeamos un gran día para mañana en temas seguridad nacional. Entre otras cosas, ¡vamos a construir el muro!”, escribió entonces en su Twitter.

En febrero, Donald Trump explicaba que el muro que ha prometido construir en la frontera con México “está siendo diseñado ahora mismo”, y detalló que será “grande” y “de mucha ayuda” para garantizar la seguridad del país.

Y en marzo, se inició la apertura de la licitación para el diseño de la estructura que se emplazará en la frontera entre Estados Unidos y México que será “físicamente imponente”, con alturas que oscilarán entre 5,5 y los 9 metros.

Por último, en el borrador presupuestario enviado al Congreso, Trump ha solicitado 4.100 millones de dólares para esa obra. El proyecto de presupuesto del presidente asigna 2.600 millones de dólares para la “planificación, diseño y construcción” del controvertido muro en la frontera con México, informó el jueves la Casa Blanca.

Además provee fondos de 314 millones de dólares para contratación y entrenamiento de 500 agentes fronterizos y 1.000 agentes migratorios. Ese personal tendrá la tarea de reforzar la “integridad del sistema migratorio”, así como también “identificar y remover aquellos que ya están en Estados Unidos y han ingresado ilegalmente”.

En lo referente al Departamento de Seguridad Interna (DHS), el proyecto de presupuesto también asigna recursos adicionales por 1.500 millones de dólares con relación al presupuesto de 2017, para ampliar la capacidad de “detención, transporte y remoción de inmigrantes ilegales”.

Cautela con Venezuela


La situación venezolana está en la mente de Trump desde que era candidato desde la campaña de 2016 y en las semanas previas a la toma de posesión.

En la campaña fue ambiguo: “(Los empresarios venezolanos) han sido terriblemente dañados por los socialistas en Venezuela y el próximo presidente de Estados Unidos debe mostrarse solidario con toda la gente en el hemisferio (América Latina) que está oprimida. Estaremos con los oprimidos y hay muchos oprimidos en Venezuela”.

Durante la reunión que mantuvo con cuatro personalidades latinoamericanas, a menos de una semana para tomar posesión, el tema venezolano ocupó un lugar privilegiado.

Allí estuvieron Julio Ligorría, exembajador de Guatemala en Washington (2013-2015) y consultor internacional; el experto en asuntos hispanos, Freddy Balsera y dos miembros del gabinete de Comunicación de Trump: Carlos Giménez, asesor de Trump en Florida, y David Duckenfield, que fue subsecretario de Estado adjunto durante la era Obama.

Trump en esta primera reunión con latinoamericanos “estaba muy interesado en saber nuestra opinión de lo que está pasando, de lo que va a pasar y lo que falta por pasar” en el país sudamericano, comentó Freddy Balsera.

Especialmente, Trump hizo “énfasis en averiguar sobre la condición” del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y el líder opositor Leopoldo López, dos de los presos políticos más conocidos de Venezuela.

“Me llamó la atención lo directo que fue en preguntar específicamente nuestra opinión sobre cómo está la situación en el suelo en este momento allá y averiguar sobre Ledezma y López”, explicó Balsera.

Ya como presiente, en febrero, cuando se reunió con el mandatario peruano Pedro Pablo Kuczynski, Trump confesó que “tenemos un problema con Venezuela, que lo está haciendo muy mal”.

En esta mes de marzo, el presidente de Estados Unidos ha mostrado su consternación sobre la situación en Venezuela, durante una charla que mantuvo con su homóloga chilena, Michelle Bachelet. “El presidente Trump expresó su preocupación por la situación en Venezuela y los líderes coincidieron en la importancia de avanzar los principios democráticos en todo el Hemisferio Occidental”, informó en un comunicado la Casa Blanca.

Trump, que en febrero se reunió con Lilian Tintori y pidió la liberación de su esposo, Leopodo López-, parece más inclinado a que sean los países de la región y foros como la OEA los que lideren la ofensiva contra la deriva autoritaria del chavismo. En esa línea se inscribe la decisión del Senado estadounidense de instar al régimen de Nicolás Maduro a liberar “inmediatamente a los prisioneros políticos“.

El organismo legislativo llamó además al gobierno venezolano a que acepte la ayuda humanitaria para paliar la escasez de alimentos y medicamentos que enfrenta dicha nación.


En una Resolución de tres páginas, la cámara alta del Congreso estadounidense expresó su apoyo a “esfuerzos significativos” en favor de un diálogo en respeto por los mecanismos constitucionales con el fin de que se “resuelva la crisis política, económica, social y humanitaria”.

Los senadores también manifestaron su apoyo a la decisión del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, de invocar la carta democrática interamericana para evaluar la situación actual en el país suramericano.

Del mismo modo, solicitan con urgencia a Donald Trump que respalde los esfuerzos de la OEA a favor de soluciones constitucionales y democráticas.

Esto supone una legitimación de los esfuerzos que está desplegando el secretario general de la Organización de los Estados Americanos quien ha anunciado que iniciará consultas con gobiernos de la región en busca de apoyo para activar la Carta Democrática Interamericana, con miras a suspender a Venezuela del Sistema Interamericano.

“Vamos a mantener reuniones durante esta semana con el presidente del Consejo Permanente, con los coordinadores (de grupos) regionales para hablar del tema y sobre los pasos futuros”, dijo Almagro a periodistas.

Almagro solicita al gobierno la liberación de todos los presos políticos en Venezuela, resolver la crisis humanitaria, garantizar la seguridad de los ciudadanos ante los altos índices de criminalidad que padece esa nación sudamericana y restablecer el equilibrio de poderes.

Propuso además la suspensión de Venezuela de la OEA si el gobierno del presidente Nicolás Maduro no convoca a elecciones en un mes, tras las negativas de las autoridades electorales a celebrar el referendo revocatorio. Almagro no ha dudado en denunciar al gobierno de Maduro como una dictadura, y dijo que “de una dictadura se sale con elecciones”.

El régimen chavista considera que detrás de la OEA se encuentra EEUU y el gobierno Trump. Muy significativas en ese sentido son las palabras de Diosdado Cabello quien califica de ‘cachorro arrastrado’ al secretario general de la OEA porque, a su juicio, no respeta la democracia venezolana.

“Eres un cachorrito del imperialismo (a Almagro) y crees que vas a venir a darnos órdenes a los hijos de (fallecido Hugo) Chávez. No señor Almagro”, declaró el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello.


Fuente: Infolatam

La abolición de la esclavitud en Venezuela, a 163 años del 24 de marzo de 1854

jueves, marzo 23, 2017

Entre los antecedentes de la abolición de la esclavitud en nuestro país se puede señalar, que el 9 de julio de 1816 el Libertador Simón Bolívar publicó un decreto en Ocumare de la Costa ofreciendo la libertad de los esclavos que abrazaran las armas de la República.






Por Felipe Hernández G.
Unesr-cronista de Valle del municipio Infante – Valle de la Pascua
felipehernandez457@yahoo.com



La esclavitud definida internacionalmente como la situación en que se halla el individuo sobre el cual se ejercen los atributos del derecho de propiedad, se aplica a una gran variedad de formas históricas diferentes, que van desde el cautiverio primitivo hasta la trata de negros de épocas más recientes.

Durante la colonia, la corona española prohibió la esclavitud de los indios, en cambio, permitió la introducción de negros esclavos, cuya venta monopolizaron los portugueses durante el siglo XVI. El tráfico de esclavos se inició en Venezuela a principios del siglo XVII, con cuatro mil negros africanos. Dos alemanes de la compañía de los Welsares lo hicieron con Carlos V y Felipe II permitió también nuevas ventas. El año 1692 Martín Guzmán compró a Carlos II el monopolio de la venta de negros en Venezuela por espacio de cincuenta años.

Entre los antecedentes de la abolición de la esclavitud en nuestro país se puede señalar, que el 9 de julio de 1816 el Libertador Simón Bolívar publicó un decreto en Ocumare de la Costa ofreciendo la libertad de los esclavos que abrazaran las armas de la República. El decreto decía así: “Considerando que la justicia, la política y la patria reclaman imperiosamente los derechos imprescindibles de la naturaleza, he venido a decretar, como decreto, la libertad absoluta de los esclavos que han gemido bajo el yugo español en los tres siglos pasados. Considerando que la República necesita de los servicios de todos sus hijos, tenemos que imponer a los nuevos ciudadanos las condiciones siguientes: “Artículo primero: Todo hombre robusto desde la edad de catorce años, se presentará en la parroquia de su Distrito a alistarse en las banderas de Venezuela, veinticuatro horas después de publicado el presente decreto”... “Artículo cuarto: los parientes de los militares empleados en el ejército libertador gozarán de los derechos de ciudadanos y de la libertad absoluta que les concede este decreto de la República de Venezuela”.
La disposición surtió sus efectos en las regiones cacaoteras de Río Caribe, Carúpano y Cariaco, de numerosa población esclava.

Bolívar llegó a Ocumare de la Costa inmediatamente después de su expedición de Los Cayos (1816) que le permitió iniciar el tercer período de la República y terminar para siempre con el dominio español. Para esta expedición el Libertador contó con la ayuda del general Alejandro Petión, Presidente de Haití y del almirante Luis Brión. El año 1816 fue de gran porvenir para los patriotas pues regresaron al país numerosos oficiales que se había refugiado en las Antillas. Se fortaleció la unidad patriótica, se integraron las guerrillas diseminadas y aisladas después del fracaso republicano de 1814 y se ganaron batallas que pusieron en manos de los patriotas todo el Oriente y la región de Guayana. En su mensaje al Congreso de Angostura, Bolívar volverá a insistir sobre la libertad absoluta de los esclavos.

A lo antes expuesto, le siguió la aprobación el 19 de julio de 1821 de la Ley de Manumisión de los Esclavos, presentando en el Congreso de Cúcuta por su presidente, el doctor José Félix Restrepo luego de haber sido discutido en varias sesiones. La citada ley que fue promulgada en la edición 116 del “Correo del Orinoco” del 13 de octubre de 1821, consideraba libres los hijos de las esclavas que nacieran desde el día de la publicación de la ley en las capitales de provincia. Establecía la obligación para los dueños de esclavas, de educar, vestir y alimentar a los hijos de éstas, pero los hijos, en recompensa debían indemnizar a los amos de sus madres los gastos de su crianza con obras y servicios hasta la edad de 18 años. Preveía la ley que si antes de cumplir esa edad, quisieran los padres, los parientes y otros extraños sacar al niño o joven de esclava del poder del amo de su madre, pagarían lo concerniente. Prohibía la venta de esclavos fuera de su jurisdicción así como la introducción de esclavos al país de la manera que fuese.

Se estableció un fondo para la manumisión consistente en el gravamen de un 3 por ciento al quinto de los bienes de los que morían dejando descendientes legítimos de un 3 por ciento del total de los bienes de aquellos que morían dejando herederos colaterales y un 10 por ciento del total de los bienes de los que morían dejando herederos extraños. Estos fondos los colectaba una junta llamada de manumisión compuesta del primer juez del lugar, el cura, dos vecinos y un tesorero nombrado por el gobernador del cantón. Cada año y durante los días 25, 26 y 27 de diciembre la dicha junta le daba libertad a los esclavos que podía de acuerdo con sus fondos.

Después de 1830, dentro de los movimientos políticos que surgieron en la República soberana, hubo quienes alzaban con miras electorales la bandera abolicionista de la esclavitud. Así los adversarios de la dinastía de los Monagas animaban la subversión contra el gobierno, prometiendo a los esclavos su libertad. Pero José Gregorio Monagas, presidente de Venezuela durante el período 1851-1855, arrebató a los oligarcas esta bandera y decretó la abolición de la esclavitud en todo el territorio nacional.

Fue precisamente el 24 de marzo de 1854, que el estadista barquisimetano Simón Planas llevó a feliz término el decreto de José Gregorio Monagas que disponía la libertad de los esclavos. Al efecto, se destinó la cantidad de tres millones de pesos para pagar una indemnización a los amos de todos los esclavos. 40.000 de ellos entraron entonces a figurar como nuevos ciudadanos libres de la República. La manumisión fue el acto de mayor trascendencia del régimen de José Gregorio Monagas. De ese acontecimiento histórico, este 2017 se cumplen 163 años...


De conspiraciones y otras yerbas de finales de siglo XIX. Los discursos revolucionarios en Ortiz.

domingo, marzo 19, 2017

En el siglo que terminaba, el lenguaje y las palabras muestran una cognición social, es decir, una interface entre el discurso y la sociedad (Van Dijk, 2009). Este registro de signos configuraba la concepción del mundo y las sensibilidades colectivas propias de un momento dado o de una realidad determinada, 


El general Ignacio Andrade
Por José Obswaldo Pérez

Introducción

El ocaso del partido Liberal Amarillo y su división en grupúsculos minoritarios fue no solamente un aspecto importante de la Historia Política de Ortiz, sino que abarca a otros espacios geográficos de finales de siglo XIX. Su caída es un proceso abordado desde la historiografía de las ideas; pero, también, desde el discurso y el poder, a través de una narrativa expresada en documentos primarios y, sobre todo, en las manifestaciones discursivas de las elites simbólicas, especialmente, de aquellos funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones de gobierno.

En el siglo que terminaba, el lenguaje y las palabras muestran una cognición social, es decir, una interface entre el discurso y la sociedad (Van Dijk, 2009). Este registro de signos configuraba la concepción del mundo y las sensibilidades colectivas propias de un momento dado o de una realidad determinada, mediante elementos constitutivos de la conciencia y de la acción humana. Los acontecimientos narrados marcan el fin de un ciclo histórico, cuyos hechos transcienden con la idea floreciente del lenguaje de la subversión, es decir, el lenguaje de la  política por otros medios como el lenguaje de la “revolución”, palabra imprecisa, pero de aprehensión colectiva con el significado de cambio positivo, de progreso y un mejor porvenir (Straka, 2011:93).

Al examinar las diferencias políticas, entre los sujetos sociales del oficialismo del gobierno andrecísta y los grupos de oposición del rojismo y el mochismo local, nos encontramos con un discurso político dominado por la intriga y la división, el fin de la” alianza de los caudillos regionales” que hizo posible la gobernabilidad de Venezuela, ahora acababa como simples montoneras.

En ese contexto narrativo, los episodios determinan  la valoración de  la  historia como producto cultural, tanto en la construcción verbal directa del discurso reconstructivo de sus representaciones mentales como a través de las fuentes documentales primarias- como el libro de oficio de la Jefatura Civil del Distrito Roscio de 1899 – sirviéndonos como material de información para mostrar tales acontecimientos (events) y extrayendo de ellos hechos históricos de discusión y análisis historiográfico que, al final, conjugan con las variaciones o cambios perceptibles de la dinámica vital de aquella sociedad en ciernes.


A las puertas de inestabilidad política
Era 1899, un año aún convulsionado políticamente. El asesinato de Joaquín Crespo, el 16 de abril de 1898, en la Mata Carmelera, estado Cojedes; la elección fraudulenta de Ignacio Andrade, en los comicios realizados ese año y la promulgación de una nueva Constitución por el reciente gobierno, abrían las puertas para una crisis nacional (Arraíz Lucca, 2007). A esto, también, se agregaría la muerte del expresidente Antonio Guzmán Blanco, en Paris, la cual se hizo conocimiento en toda Venezuela. Tanto en la capital como en las parroquias del distrito Roscio, se le guardó duelo por ocho días por tan sensible acontecimiento.

De modo que, estos hechos ponían al gobierno del general Ignacio Andrade en un escenario de inseguridad e inestabilidad. ¿Y cómo estas vicisitudes influyeron a nivel local y regional?  En efecto, en febrero de ese año, el general Ramón Guerra- aquel que había puesto preso al “Mocho” Hernández, ganando fama y prestigio por tal hecho- se alzaba en Calabozo. En los caminos y calles de pueblos de Guárico se levanta la campaña de la Revolución Liberal Restauradora. Por lo tanto, en la entidad llanera no era de extrañar que fuese también un foco de esas pugnas caudillistas entre los partidarios del gobierno y los opositores al régimen.

Uno de estos líderes guerrerista, Alejandro Lefebre, jefe de Operaciones del Distrito Roscio, se comunicaba con Isidoro Wiedeman[1] en Ortiz, el 21 de febrero, para manifestarle que la revolución comenzaba a cosechar triunfos en Guárico y Apure (Ruiz Chataing, 2010: 86). Pero, las acciones de Guerra marcaban con mal pie y presagiaba duras derrotas como la de Morrocoyes, cerca de Dos Caminos, entre las vías que conducen a Calabozo y Tiznados. “Es increíble lo que le paso a Guerra en Morrocoyes. Hasta a pie salió según me han dicho. Allí tenía todo su capital guerrero y ahora he sabido que la dispersión fue de tal naturaleza que probablemente no vera más los numerosos dispersos que cogieron para Tiznados y otros puertos”, cuenta el general Augusto Lutowsky, en comunicación enviada a Zoilo Bello Rodríguez, desde Calabozo, el 8 de marzo de 1899.

Como se ve la trama de estas luchas políticas tenía su escenario en el Distrito Roscio, cuya capital tenía su asiento en el municipio Ortiz. En este contexto surge una narrativa histórica en tiempo y espacio contemporáneo, cuyos indicios son extraídas de documentos primarios como se ha dicho. De esas correspondencias y telegramas, entre los funcionarios policiales del gobierno de Andrade y sus subalternos, donde se plasmaba un discurso político singularizado, cuyo contenido socio-simbólico subyacente (es decir, su base ideológica) se sustentaba en el control de la opinión y la orientación de comportamientos colectivos; pero, sobre todo, se buscaba la deconstrucción  de sus adversarios para frenar aquella inflexión de los “indignados” que tomaban las armas para restituir la legalidad. Esa otra pequeña historia de ambiciones, felonías y engaños conque terminaba el siglo y abría un nuevo tiempo para el periodo de los Andinos en el Poder.

Un Roscio prófugo
Aquel mayo de 1899, las autoridades policiales habían reclamado enérgicamente la captura de unos hombres que se habían fugado de la Cárcel Pública de Calabozo y que la ley los había calificado de criminales. Entre esos sujetos estaba el nombre de Ulbano Roscio[2], quienes los jefes militares y civiles buscaban desde hace mucho tiempo por parajes y lugares apartados de la periferia urbana. El texto que reclamaba a la autoridad de San Francisco de Tiznados, incitaba a no dejar impune el caso. Asimismo, la comunicación enviada al Jefe Civil de la Parroquia requería “medida serias” contra aquellos sujetos que infundían “terror” y “amenaza”, por lo cual se ordenaba la captura de Roscio y otros cuatro individuos que, en el texto, calificaban de “secuaces”. Se trataban de los ciudadanos Juan Colón, Eustaquio Arteaga y dos Ramón, Ceballos y Carrizales, respectivamente. En la referida notificación, el Jefe Civil del municipio Ortiz subrayaba:

“(…) no duda el suscrito que U. apercibido de los grandes deberes que le impone el carácter de primera autoridad de ese Municipio, procurara dejar satisfecha la vindicta pública ultrajada por la impunidad que quieren atribuirse esos criminales”.

Al parecer la inteligencia policial había visto “merodear tranquilo” a Roscio y sus compañeros en el Caserío Platillón, al  noroeste de Guárico, cerca de San Juan de los Morros, según informe de personas fidedignas. La medida judicial se llevó a cabo; el primero en capturar fue Ramón Carrizales, quien fue entregado a las órdenes del Juez de Primera Instancia Criminal de Calabozo.

Luego, correspondió a Roscio, quien era prófugo de la justicia. Había sido recapturado y enviado a Calabozo, el 30 de mayo. Más tarde, Roscio y Carrizales fueron sobreseídos de los cargos por el Juez de Primera Instancia Criminal, el 28 de junio de ese año. Mientras los otros sujetos, el gobierno seguía en su búsqueda.

Opositores con ideas revolucionarias
En un mensaje dirigido al presidente del estado en Calabozo, el Jefe Civil de San José de Tiznados, Comandante Manuel Rachadell, informaba sobre individuos que “sustentan ahí ideas revolucionarias”. Citando a José Nieves, José Gregorio Zapata, los hermanos Ramón y Manuel Herrera, Vicente Páez y otros que “sirven para reclutas”.

Sin embargo, las denuncias recaen sobre los sanjosedeños José Gregorio Zapata y Teófilo Herrera. Según, las autoridades de la parroquia observan una “conducta hostil a la paz pública”. En otro despacho dirigido al Jefe Civil de San José de Tiznados, por el Jefe Civil del Distrito Roscio, la autoridad se extrañaba que, en dichas denuncias del 20 de junio, no figuraran José Nieves, los hermanos Ramón y Manuel Herrera y otros indiciados calificados de propagar “ideas de planes subversivos contra el orden pública[3]. Sin embargo, la superioridad civil del distrito instaba al comandante Rachadell a que no “(…) pierda de vista a esos individuos y al tener pleno conocimiento de que intentan hacer armas contra el Gobierno redúzcalos a prisión como es de su deber…

Según los informes de una red de inteligencia del gobierno, compuesta por comisarios de caseríos y jefes civiles de las parroquias, las acciones conspirativas tenían su epicentro en los Tiznados, específicamente, en la Sierra Alta de esa cuenca; entre los sitios de Guanaire y San Pablo de Camobé, donde se estaba conspirando contra el gobierno. Había presunción de que los generales Francisco Esteban Rangel y Antonio Rodríguez Orozco estaban confabulados “en su propósito revolucionario contra el Gobierno”.

Las autoridades habían ordenado al oficial Manuel Ramón Núñez, la captura del telegrafista Antonio del Nogal, en San Juan de los Morros; al parecer involucrado en ideas y planes subversivos contra el Gobierno y el comisario mayor de Palacios-caserío cercano a Ortiz-,  tenía instrucciones de apresar al General E. Chalbaud Cardona, de Mérida, a quien la policía describía fisonómicamente como “catire, ojos verdes, poco bigote, ninguna barba, delgado, estatura mediana y cojo de una pierna”.

En San José de Tiznados, el Jefe Civil Manuel Rachadell insistía en acusar a los sospechosos, mientras el gobierno había suministrado a esta parroquia armas y municiones a sus funcionarios. En un oficio del 06 de septiembre se hace referencia del envío de 25 mosquetones y mil cápsulas.

Las acusaciones de Rachadell, contra aquellos ciudadanos de San José, llegaron a la prensa. La Voz del Guárico – en edición de julio- reseñaba que los acusados de conspirar habían manifestado su adhesión al gobierno de general Andrade. Pero,  estos sujetos denunciaban y rechazaban al jefe civil de allí, por cuanto los acusaba de “revolucionarios” y, al mismo tiempo, practicaba coerción y violencia contra ellos. Desde luego, el gobierno de Celestino Peraza se distanció de los métodos “ilegales” de Rachadell y convidó al funcionario a utilizar “las vías judiciales si se cree con derecho contra aquellos firmantes[4]. E igualmente, la autoridad civil de Roscio manifestaba sus diferencias con el Comandante Rachadell, “(…) No es ajustado el procedimiento del jefe civil, pues el ejecuta actos no ordenados por esta jefatura y que ni siquiera se tienen conocimientos de ellos”.

Persecución a los mochistas
A finales de julio de 1899, se encargó de la presidencia del Guárico, el General Francisco Manuitt, hijo, en sustitución del General Celestino Peraza, quien se había separado del cargo por motivos de salud. Entre sus medidas de seguridad ordenó, en el mes de agosto, arrestar a los principales mochistas del Distrito Roscio, y remitirlos a la ciudad de Calabozo. “No debe U. por ningún respecto tener con ellos contemplaciones, puesto que los conozco a todos…”, señalaba en un telegrama dirigido al Jefe Civil de Ortiz.

Las órdenes se comenzaron a cumplir. En San Francisco de Tiznados se remitió la captura del general José Gómez, de San Casimiro, a quien fisonómicamente describen como un “hombre pintado de canas”. A las celdas de la cárcel pública de Ortiz empezó a llegar los presos políticos. Entre los que se encontraban: Antonio Brandgy y Luis Tomás Rojas Caballero[5], considerados por la autoridad distrital de no ser de ninguna significación, pero que debía estar encarcelados por órdenes superiores. Otros de los capturados, considerados por razones políticas, fue Pedro Antonio Carbonell[6], enviado a Caracas, “en calidad de preso”, bajo la conducción de un oficial y una cuadrilla de hombres.

La lista de encarcelados crecía, al tiempo que se  ordenaba reducir a prisión a los adversarios del andrecismo. Pero, en esa lista también caía gente no vinculada con los planes subversivos como en el caso de Nicomedes Gamarra, a quien se le creía perjudicial, asimismo al ciudadano Cosme Flores, a quien buscaban en San José de Tiznados y era acusado de ser un “propagador de noticias perjudiciales al gobierno”.

Sin embargo, en un oficio de septiembre, el jefe Civil del Distrito Roscio informaba al presidente de República, Ignacio Andrade, sobre la situación  de “completa paz” en que se encontraba su jurisdicción, pese a los rumores

El fin del andrecismo

Los indicios eran determinantes. Las conspiraciones continuaban creciendo en  el contexto del municipio y áreas geográficas adyacentes, algunos funcionarios andrecistas se estaban pasando a la causa restauradora. El complot, ahora, era en el seno del gobierno. “La situación es caótica. Conspiran los liberales, los nacionalistas, los generales, los civiles, los Ministros”, escribe J.R Velásquez, en su obra La caída del liberalismo amarilla.

El movimiento revolucionario, como una célula conspirativa, había captado muchos adeptos en sus filas. En el mes de septiembre, los rumores y las noticias telegráficas eran concluyentes. En San Juan de los Morros se hablaba de un alzamiento liberalizado por Rafael Carabaño; la misma situación se presentaba en Flores. Las fuerzas sediciosas se habían organizado en San José de Tiznados, en los sitios Paraima, Las Garzas y Santo Domingo, donde habían reunido un grupo de 400 hombres.

El  17, el jefe Civil  pone en sobre aviso a Cándido Vásquez, quien vive en Sabana Redonda, sobre las prácticas de los revolucionarios “que merodean sobre la Sierra”. Le advierte que no se deje sorprender, que ponga mucha vigilancia “por estar su  casa de habitación avanzada sobre una vía interesante”.

Entre las acciones “subversivas” estaban los ataques contra los postes del tendido telegráfico.
                        

Apuntes finales
Los hechos de esta lectura del año 1899, en una escala menor, nos han  permitido apreciar conspicuamente la acción de unos sujetos sociales involucrados en este interciso del tejido político-social orticeño. Pero, a la vez, nos muestran que el discurso político tiene sus referencias dimensionales extra-lingüísticas como se observa a  través de las configuraciones de los actores y las palabras materiales e ideológicas del poder institucional. En tal sentido, al revisar estos acontecimientos mediante el análisis del discurso histórico sobre la base de nuestro pasado político y militar, implicaría un nuevo abordaje historiográfico sobre la forma de hacer Historia de las Ideas y de las Mentalidades en un espacio local que, a todas luces, comenzaba a sufrir los cambios de una nueva era  o, por lo menos, un reacomodo de sus hombres con su tiempo.



[1] Se trata del hombre a quien se le acusaba de asesinar a Crespo, de un disparo en el corazón, a causa de un enfrentamiento por un insulto que él le profirió a éste durante el combate de la Mata Carmelera, en Cojedes. La información fue suministrada por su asistente, el comandante Andrés Velásquez, en una entrevista concedida al diario El Luchador, en Tumeremo, el 19 de julio de 1952. Ver también ARMAS CHITTY, J.A DE (1978). “El Mocho” Hernández. Papeles de su Archivo, p.63; ANDRADE, IGNACIO. ¿Por qué triunfo la revolución Restauradora?, pp 34-35 y Memoria de la Corte Federal  y de Casación. Caracas: Impr. Nacional, 1937; p.568.
[2] El doctor Adolfo Rodríguez  nos habló de este personaje y nos dijo que había escrito sobre él en un artículo publicado en el diario El Nacional de Caracas. No hemos podido conseguir más datos sobre la vida de este personaje que debió ser mestizo e hijo de esclavos.
[3] JEFATURA CIVIL DEL MUNICIPIO ROSCIO. Libro de oficios. Telegrama para el Jefe Civil de San José de Tiznados, junio 28 de 1899. No.198.
[4] JEFATURA CIVIL DEL MUNICIPIO ROSCIO. Libro de oficios. Telegrama para el Jefe Civil de San José de Tiznados, julio 26 de 1899. No.126.
[5] Luis Tomás Rojas Caballero vivía en Parapara, en el sitio denominado La Candelaria.
[6] Pedro Antonio Carbonell fue hijo de Don Juan Francisco Carbonell y Doña Francisca de Jesús García. Carbonell García casó en Ortiz con Rosario Ramos, el 3 de mayo de 1885.


Bibliografía consultada

Fuentes primarias

JEFATURA CIVIL DEL MUNICIPIO ROSCIO. Libro de oficios. Distrito Roscio, 1899.


Compilaciones documentales

ARMAS CHITTY, J.A DE (1978). “El Mocho” Hernández. Papeles de su Archivo. Caracas: Ediciones de la Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela.
ARRAÍZ LUCCA, RAFAEL (2007). Venezuela: 1830 a nuestros días. Caracas: Editorial Alfa.
CONGRESO NACIONAL. Recopilación de leyes y decretos de Venezuela. Volumen 25, p. 97
ESTEVES GONZÁLEZ, EDGAR (2006). Las guerras de los caudillos. Caracas: Editorial CEC. SA. Los libros del El Nacional.
RUIZ CHATAING, DAVID (2010). Ignacio Andrade. Caracas: Biblioteca Biográfica Venezolana. Libros de El Nacional.
STRAKA, TOMÁS (2009). La república revolucionaria. La idea de revolución en el pensamiento político venezolano del siglo XIX. Caracas: Instituto de Estudios Políticos. Revista Politeia.No.43, Vol.32; pp.165-190
STRAKA, TOMÁS (2011).¿ Ha ocurrido una revolución en Venezuela?. Debates IESA, Vol. XVI, No.2, pp.92-95
VAN DIJK, TEUN A (2009). Discurso y poder. Contribuciones a los Estudios Críticos del Discurso. España: Editorial Gedisa.
VELÁSQUEZ, J.RAMÓN (1973). La caída del liberalismo amarilla. Tiempo y drama de Antonio Paredes. Caracas: Cromotip.