La unidad de propósito: un reclamo de la historia (parte dos).


Quizás nos estemos acercando más aceleradamente de lo que pensamos, a un punto de inflexión histórico, que demanda una clara conciencia individual y colectiva de la dirigencia política, so pena, de que por actuaciones irracionales y por egos abstractos, se pierda una oportunidad única de reivindicarnos ante la historia.


O actuamos juntos, o nos ahorcan por separado “.

Benjamin Franklin.


Por Jesús Cepeda Villavicencio

En la entrega anterior hicimos referencia a dos conceptos correlativos y complementarios; la razón objetiva y la razón subjetiva. La intención de referirnos a ellos, radica fundamentalmente en la apremiante necesidad de entender, que es la realidad objetiva y no los intereses particulares, la que se impone, en lo que debe ser la lógica de actuación política de la oposición democrática venezolana, para la reinstitucionalización del país y el rescate de su democracia. Quizás nos estemos acercando más aceleradamente de lo que pensamos, a un punto de inflexión histórico, que demanda una clara conciencia individual y colectiva de la dirigencia política, so pena, de que por actuaciones irracionales y por egos abstractos, se pierda una oportunidad única de reivindicarnos ante la historia.

Cerrar capítulos y entendernos, parece ser la vía más expedita, por no decir, la única que nos queda para sortear el erial que tenemos por delante. Entendernos, significa configurar coincidencias en los planos discursivos, programáticos y de acción política, significa actuar juntos en la búsqueda de un propósito superior a las aspiraciones particulares de cualquier organización política, o de individualidad alguna, significa también coincidir en un mecanismo de selección candidatural, que sea capaz de aglutinar a las grandes mayorías nacionales, para vencer el oprobio y cobrar un legítimo triunfo, que encamine la transición política dentro de un amplio acuerdo de salvación nacional.

Como se puede apreciar, es muy amplio el abanico de aspectos que abarcan este asunto del entendimiento, o de actuación conjunta con un solo propósito, que es como considero la manera más idónea de calificarlo. Asunto que por supuesto se complejiza aún más, cuando incorporamos a la ecuación, la intervención de la genialidad maligna del régimen, quien procurará obstaculizar todas las opciones que emprendamos para que tal acontecimiento no ocurra, como de hecho observamos en el día a día, con las expresiones desatinadas de personalidades que aspiran dirigir los destinos de la nación, y que en su proclama se autodefinen acérrimos opositores a maduro, pero cuyo mensaje genera dudas sobre su real intencionalidad, creando asimismo un clima de mayor incertidumbre en importantes sectores de la sociedad civil. El bombardeo mediático diario de opositores contra opositores, no parece casual, en lo personal considero que no lo es, porque en este delicado asunto nadie tiene la verdad absoluta, y como dijo una vez, el filósofo Baruch Spinoza, “ La verdad es índice de sí misma y de lo falso “, en consecuencia, por más razón que pueda subyacer en cada argumentación, ésta nunca estará más allá de los límites demarcados por una realidad que nos aturde, qué nos desconcierta.

Dado este contexto, es la sensatez la que nos indica el camino a seguir, para todos los que de verdad y sin camuflajes, asumiendo nuestros propios errores, nuestras propias alícuotas de responsabilidad, de las que ya habrá momento para su dilucidación, y sin creernos poseedores de la espada de he man, consideramos que lo único que nos queda sobre el tablero político, es tratar de construir la más amplia unidad posible, y en eso deberíamos cifrar nuestras apuestas existenciales. A tales efectos, y dentro de estas aspiraciones, se sitúan estos modestos aportes conceptuales, como contribución ciudadana en el deber ser que nos exige, los convulsionados tiempos a los que asistimos.

Hemos considerado conveniente, organizar secuencialmente estas entregas para facilitar, no solo su lectura, sino sugerir de manera ordenada y sistemática una serie de aspectos que pueden contribuir como tributo, en el constructo de un discurso coincidencial, que haga posible con el concurso mayoritario de la ciudadanía y el fervor de la providencia cristiana, una percepción favorable al espíritu de cambios que se reclama con urgencia.

Continuaremos en próximas y secuenciales entregas, aportando criterios y elementos conceptuales, que sin lugar a dudas, podrán ayudarnos en esta difícil tarea de construir coincidencias, sobre todo, en aquellas áreas temáticas polémicas, en las que la oposición democrática, no ha logrado concretar posiciones consensuadas, como por ejemplo, el tema de las sanciones internacionales, que será objeto de análisis en la próxima entrega.

Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero Agrónomo, doctor en Ciencias de la Educación, profesor universitario jubilado y político. Actualmente es miembro de la Dirección Regional del Partido Un Nuevo Tiempo.

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