Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (doce)

Las vialidades rurales constituyen sin duda alguna, uno de los factores que más dinamizan el desarrollo territorial, sin ellas, es prácticamente imposible amplificar e impulsar no solo el desarrollo socioeconómico local, sino también el regional. Estas vialidades forman una parte complementaria de las redes primarias y secundarias de carreteras, que permiten la movilización de lo que podemos definir como patrimonio de la ruralidad (la producción agropecuaria).


El asunto agroalimentario como palanca en el rescate de derechos fundamentales

Por Jesús Cepeda Villavicencio.


La infraestructura de apoyo a la producción primaria, o agrosoporte como otros lo definen, constituye un eslabón fundamental en el sistema agroalimentario venezolano (SAV). Sin él, se imposibilita el transporte de los insumos agropecuarios y de los productos agrícolas. Sin él, no es posible la siembra en la época de sequía. Sin él, no se alcanzará la operatividad del capital de explotación fijo muerto. En fin sin electricidad, sin agua y sin vialidades, no es posible pensar en el incremento de las productividades, y mucho menos en el ansiado mejoramiento de la calidad de vida en el medio rural

JCV

Este subsistema para fines de la planificación agroalimentaria, debe ser abordado sobre tres ejes temáticos, que conformarian la columna vertebral de lo que hemos denominado; infraestructura de apoyo a la producción primaria. Estos ejes se corresponden con las vías de comunicación en las comunidades rurales, los embalses para riego que existen en el pais y la electrificación rural.


1). Las vialidades rurales constituyen sin duda alguna, uno de los factores que más dinamizan el desarrollo territorial, sin ellas, es prácticamente imposible amplificar e impulsar no solo el desarrollo socioeconómico local, sino también el regional. Estas vialidades forman una parte complementaria de las redes primarias y secundarias de carreteras, que permiten la movilización de lo que podemos definir como patrimonio de la ruralidad (la producción agropecuaria). No tenemos certeza de la cuantificación de las vías rurales en venezuela, algunos autores, dentro de los que me incluyo, simplemente hacemos aproximaciones, que terminan siendo eso,estimaciones que se plantean para fines de orientaciones en planificación, al respecto consideramos que en Venezuela deben existir entre 80 y 90 mil kilómetros de vías agrícolas, de las que, una gran mayoría se encuentran en condiciones de elevado deterioro, lo cual contribuye con el agravamiento del SAV, al encarecer el transporte y reducir la seguridad de la la transitabilidad. Estas cifras contrastan con los datos que muestra el instituto autónomo de vialidad agrícola (SAVA), ente dependiente del MPPTT, que afirma que actualmente en venezuela existe un déficit de 150 mil kilómetros de vialidades rurales agrupadas en aquellas que necesitan rehabilitaciones y las que deben ser construidas. Este asunto plantea un enorme reto para el desarrollo del SAV, se necesita un mapeo profesional y preciso para la cuantificación real, además de que las rehabilitaciones o nuevas construcciones, exigen el impulso de nuevos paradigmas con la opción de tecnologías (como por ejemplo el uso de polímeros) y la combinación de los conocimientos de las comunidades rurales, la ingeniería y las teorías de la mecánica de suelos y materiales, todo lo cual requiere de investigaciones, y eso, por ahora como diría el difunto aquel, está negada de plano por la anorexia mental de quienes desgobiernan esta lastimada nación.


2). Este segundo aspecto referido a los embalses, debemos ubicarlo dentro de un contexto mucho más amplio que tiene que ver con las potencialidades hídricas del pais. La abundancia de estos recursos son de dos tipos; superficiales o subterráneos, las aguas superficiales se drenan a través de más de 1000 ríos, de los cuales 124 tienen cuencas superiores a los 1000 kilómetros cuadrados. El 85% de las aguas que se generan cada año lo hacen como escorrentías superficiales, estas se ubican al margen derecho del orinoco (vertiente atlántica) y el restante 15% en las otras dos vertientes ( la caribe y la del lago de valencia), lo cual revela que este potencial no está uniformemente distribuido en el territorio nacional, por el contrario está en una relación inversamente proporcional con el asentamiento urbano y los problemas que se generan con la demanda de agua en los grandes centros poblados.


La precipitación media anual del país es de un poco más de 2000 mm, lo cual supone un equivalente a más de 1800 kilómetros cúbicos sobre todo el territorio nacional. Esta cifra representa el potencial de recursos hídricos renovables que la naturaleza nos lega anualmente, lo que nos debe conminar al raciocinio político en el manejo de este vital recurso, muy amenazado por el fenómeno mundial del cambio climático, por la incertidumbre que se cierne en las predicciones pluviométricas. Según distintas fuentes como AQUASTAT, FUNDAMBIENTE y el MPPAT, las potencialidades para un uso racional en el consumo humano, agrícola e industrial, estarían por el orden de: 783 km cúbicos año por escurrimiento superficial, 227 km cúbicos año en acuíferos subterráneos, 520 km cúbicos años externos provenientes de ríos Colombianos y en base a los que escurren fuera del pais que son aproximadamente 160 km cúbicos año, dispondríamos de unos 1165 km cúbicos año, de los que según esas mismas fuentes, los realmente aprovechables estarían por el orden de los 552 km cúbicos año, lo que constituye un enorme potencial para el reciclaje sistemático y permanente de nuestros embalses que son alrededor de 92 a lo largo y ancho del país.


Esta panorámica nos dibuja una capacidad potencial para riego (con el respectivo saneamiento de tierras y adecuado manejo y mantenimiento de la infraestructura) de cerca de 3000000 de hectáreas, adicionales a las que se podrían desarrollar con sistemas de pozos profundos, que estarían por ese mismo orden, si partimos de la siguiente premisa; “En Venezuela el método de riego usado es equilibrado, un 53,7% del área bajo riego se abastece de ríos, lagunas y embalses y un 46,3% mediante diversas formas de extracción en pozos profundos”. Finalmente consideramos necesario destacar, que se puede manejar el impacto que el riego tiene en el incremento de las productividades agropecuarias, entre un (11 y 14%).


3). En relación a la electrificación rural, no hay que ser un genio o un adivino, para imaginarnos lo que allí acontece, solo basta con observar la profunda crisis que hay a nivel nacional, como consecuencia del irracional manejo de nuestras principales fuentes generadoras de energía eléctrica ( que mayoritariamente son de origen hidroeléctrico ), para concluir que en el espacio rural, históricamente deprimido en este sentido, hoy, hay un retroceso a la caverna.


Es imperativo retomar los objetivos del programa de electrificación rural (PER), que fue creado a finales del año 1994 y readaptar su manejo, en el marco de nuestra propuesta de crear el instituto autónomo de electrificación rural, como garantía en la reducción de las migraciones, el fomento del desarrollo productivo y el mejoramiento integral de la calidad de vida de la ruralidad. El acceso eléctrico a las zonas rurales puede alcanzarse mediante la extensión de redes de suministro (la más habitual), pero también puede lograrse mediante sistemas aislados de redes, bien sean individuales o micro redes. Hay definitivamente una variada gama de alternativas, para la solución del problema eléctrico rural, solo necesitamos voluntad política y una planificación acorde a los modernos enfoques de la ruralidad.


El desarrollo rural integral solo será posible con; VIALIDADES; AGUA Y ELECTRICIDAD. Ese es nuestro reto en la planificación del SAV.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.

Historiador Luis Viso: “Frailes Salvador de Cádiz y Bartolomé de Miguel realizaron labor quijotesca en colonización de Calabozo”


Con motivo de los 299 años de la fundación de la Villa de Todos Los Santos de Calabozo


Por FC

En horas de la tarde de este jueves 9 de febrero, en la Unidad Educativa José Rafael Viso, ubicado en la Misión de la Trinidad, de la ciudad de Calabozo se realizó la conferencia titulada “Los Frailes Salvador de Cádiz y Bartolomé de Miguel, dos quijotes andaluces en tierras guariqueñas”, realizada por el historiador Luis Viso, para conmemorar los trescientos años de la fundación de los pueblos ubicados en la Mesa de Calabozo en 1723.


Esta conferencia fue auspiciadas por las Comunas Llaneros en Revolución y María de los Ángeles en Resistencia, con la colaboración del Centro Nacional de Historia , La Red de Historia, Memoria y Patrimonio del estado Guárico, Centro de Formación e Investigación Carmen Clemente Travieso de la Alcaldía de Caracas, Inces Guárico, Misión Sucre y Archivo General de la Nación.


El representante de la Comuna María de los Ángeles en resistencia, José Ladera, realizó la presentación de la actividad, destacando la importancia de la labor misionera en el establecimiento de los poblados de las Misiones de Nuestra Señora de la Trinidad y de los Ángeles en 1723 , y posteriormente, fundar en 1724,la Villa de todos los Santos de Calabozo. Luego intervino el historiador Luis Viso, quien realizó reconstrucción con lujo de detalles de todas y cada unas de las actuaciones de estos dos sacerdotes para fundar y consolidar estos pueblos de aborígenes en estos llanos bajos de la Provincia de Caracas desde 1723.


Del mismo modo, el conferencista presentó a los partícipes de esta actividad nuevos aportes a la historiografía local, sustentados en documentos obtenidos del Archivo General de Indias de Sevilla.


El evento contó con la asistencia de distinguidos historiadores, entre los cuales podemos mencionar: el Coronel Emilio Arévalo Brassh, Premio Nacional de Historia 2019, Luis Leal del Centro de Historia Regional y Local Efraín Hurtado, Isnardo Conigliaro, presidente de la Asociación de Cronistas Comunales del Municipio Francisco de Miranda, del estado Guárico, Leidy Urdaneta, docente de la Misión Sucre y José Aquino de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio del Estado Guárico, entre otras personalidades.


Mis consideraciones sobre Chaguaramas


Al comienzo de mi escudriñamiento respecto a Chaguaramas lo primero que encuentro es el nombre de una palmera de nombre “Chaguaramo”, con la información de que es una palmera típica en Venezuela y que puede alcanzar los cinco metros de altura y en otros casos hasta los cuarenta metros; y que se caracteriza por tener una base gruesa con la parte terminal lisa inmediatamente antes del cogollo de hojas verdes brillantes.


Por Alirio Acosta


Durante muchos años tuve la curiosidad de saber el ¿por qué? dieron el nombre Chaguaramas a esta comunidad ubicada a las márgenes de la importante arteria vial, que permite la comunicación de la zona ferrominera del estado Bolívar con el centro y otros lugares del país. Pero no solamente el nombre Chaguaramas, también este sentimiento e interés por conocer la toponimia de otras poblaciones del estado Guárico me incitaron a indagar, sobre todo las ubicadas en los límites de esta vía comunicacional. Recuerdo que por esta población pasé por primera vez en enero de 1957 cuando mi padre decidió irse definitivamente de Santa María de Ipire para Píritu del estado Portuguesa. En esa oportunidad apenas tenía 7 años de edad y recuerdo claramente cuando mi padre Alfonso Acosta dijo en un paraje de Chaguaramas. “Estamos en Chaguaramas y por aquí se va hacia Las Mercedes del Llano, Cabruta y Caicara del Orinoco”.


En un principio el nombre de esas poblaciones me pareció curioso y, ciertamente, muy poca importancia le presté en los siguientes años de mi crecimiento. Pero en las sucesivas incursiones a mi pueblo natal: Santa María de Ipire, mi curiosidad se asentó cada vez y no me quedó alternativa que la de explorar el origen de estos nombres, especialmente el de “Chaguaramas”.


Al comienzo de mi escudriñamiento respecto a Chaguaramas lo primero que encuentro es el nombre de una palmera de nombre “Chaguaramo”, con la información de que es una palmera típica en Venezuela y que puede alcanzar los cinco metros de altura y en otros casos hasta los cuarenta metros; y que se caracteriza por tener una base gruesa con la parte terminal lisa inmediatamente antes del cogollo de hojas verdes brillantes. Conociendo esta afirmación no dude en asociar el nombre de la población con el de esta palmera tropical e incluso llegué a pensar que la toponimia del lugar se debía a la existencia de muchas palmeras para el momento de nacimiento de la población. Para salir de la duda comencé a revisar sobre el asunto y conseguí cierta información que me aclaraba un poco el panorama. Según Lisandro Alvarado en su Glosario de Voces Indígenas de Venezuela cita que Chaguarama es “Voz cumanagota que designaba cierta planta del Oriente”. El mismo Lisandro comenta sobre lo recogido de la “Historia corográfica, natural y evangélica de la Nueva Andalucía” de Antonio Caulín y señala: “Caulín hace sinónimo el vocablo con el caribe arángua y el cumanagoto aracú”. Sin embargo Matías Ruiz Blanco en su obra Tesoro de la lengua cumanagota nombra a las palmeras chaguarama y aurucui como distintas” desvirtuando lo afirmado por Caulín.


Al llegar a este punto exploro un poco más sobre la palmera y me encuentro que ésta tiene otras denominaciones tanto en los territorios caribeños como en los países del norte de Sur América, nombres como mapora y palma real, y que la clasificación científica la designa como una especie de palmera de la familia de las arecaceas cuyo género y especie es Roystonea oleracea, originaria de las Antillas Menores: Barbados, Dominica, Guadalupe, Martinica, y Trinidad y Tobago; y el norte de Suramérica: norte de Venezuela y este de Colombia. Además descubro que el nombre genérico Roystonea proviene de un militar estadounidense de nombre Roy Stone (se nombra en la memoria del trabajo que realizó en la construcción de carreteras en Puerto Rico durante la captura de la isla en 1898-99) y que la especie olerácea viene del latín oleris que significa hortaliza.


Otra información importante que recabé me señala que la especie fue descripta y clasificada por primera vez en 1763 por Nikolaus von Jacquin como Areca oleracea, y en 1838 Carl Friedrich Philipp von Martius la transfirió al género Oreodoxa. Además en 1938 Berthold Carl Seemann la cambia posteriormente al género Kentia. Asimismo en 1900 Orator F. Cook propuso un nuevo género para todas las palmas reales y movió esta especie de Oreodoxa a Roystonea en 1901. Continuando con la investigación me tropiezo conque en los años siguientes continuaron los estudios botánicos de la palmera hasta que en 1949 Liberty Hyde Bailey la describe con el nombre de Roystonea venezuelana. Sin embargo Scott Zona en sus estudios dice que para él fue “"imposible hallar alguna diferencia morfológica o molecular consistente entre las dos palmeras", y ubicó a Roystonea venezuelana como sinónimo de Roystonea oleracea.


De la misma manera encuentro que en la clasificación botánica existen dos palmeras semejantes la Roystonea oleracea y la Roystonea regia (nombrada por Lisandro Alvarado, la cual es muy abundante en cuba y conocida como palma real), de características muy parecidas en muchos aspectos y tendiéndose a confundir a primera vista; sin embargo, con ciertos detalles que permiten distinguirlas a primera vista, la rigidez de los foliolos es quizá la diferencia más evidente entre ambas siendo la Roystonea regia la más conocida y cultivada.


De allí pues que al indagar más sobre la existencia y la importancia de esta palmera en Venezuela percibo que normalmente está asociada a terrenos de una gran fertilidad y un elevado nivel freático. De acuerdo a esta premisa es donde persiste mi duda sobre si el nombre de la población proviene de la palmera, ya que la pululación en esta parte del territorio guariqueño debió ser nula o muy escasa debido a que los suelos en esta parte del territorio son de baja fertilidad y el nivel freático también es muy bajo para que la palmera se desarrolle con naturalidad. Deducción que confirmo al revisar documentación botánica la cual indica que la palmera se encuentra de forma natural en los estados Cojedes, Monagas, Sucre, Bolívar, Táchira, Miranda, Portuguesa y Yaracuy, sobre todo en estos dos últimos donde se localizan densas colonias de la especie llamada por los locales maporales y además los suelos de estas regiones son muy fértiles y húmedos.


A propósito de la abundancia en Yaracuy, cabe destacar que en 1952 el Gobierno nacional decidió establecer árboles emblemáticos en los distintos estados del país tomando en cuenta su valor histórico y económico de la región, con el objeto de que fuera el prototipo de la cultura de lugar, embelleciera, mejorara el ambiente y creara conciencia conservacionista y en tal sentido seleccionó al Chaguaramo como árbol emblemático del estado Yaracuy por su abundancia en la zona, siendo además la segunda especie de palma más cultivada en Venezuela; y de hecho para el estado Guárico se seleccionó la Palma Real como su árbol emblemático. Otro detalle de agregar es que el chaguaramo puede crecer hasta una altura superior a los 1600 de altitud sobre el nivel del mar puesto que en la Plaza Bolívar de Mérida se encuentran varios ejemplares.


Ahora bien, con toda esta información realizo una investigación documental más exhaustiva no encontrando relación alguna que confirme que el nombre del lugar proviene por la existencia de la palmera en el sitio al momento del origen del pueblo. Sin embargo, detecto un trabajo de Adolfo Ernst titulado “Observaciones acerca de algunas palmeras de nuestra flora”, publicado en el “Boletín del Ministerio de Obras Públicas” en 1981, en el que refiere la existencia de comunidades que adoptaron el nombre por la planta; Ernst cita lo siguiente: “El nombre vulgar chaguaramas lo hallamos primero en el Tesoro de la lengua cumanagota por Fray Matías Ruiz Blanco: nada sabemos sobre su etimología; pero seguramente no designa la misma especie que hoy llamamos así, porque consta que ésta fue introducida de las Grandes Antillas, de donde llegó como palma real, denominación que se ha conservado allí hasta hoy. Cuando Humboldt visito a Caracas (1800), se usaba en Venezuela el mismo nombre; pero más tarde fue sustituido (¿Acaso por motivos de política?) con el de Chaguarama. No sabemos a cuál especie realmente corresponde, aunque por cierto debe ser una planta bastante común, lo que deduce de la circunstancia de existir en el país mucho puntos y sitios llamados Chaguaramas y Chaguaramal”. Fin de la cita


De ahí que con respecto a su toponimia y tomando en cuenta lo dicho anteriormente concluyo en lo siguiente: La población Chaguaramas del estado Guárico, según la documentación existente, adquiere el nombre por la palmera, pero no por la existencia de ella en el sitio, sino por otras razones de la cual se desconoce el motivo y con relación a su etimología quizás pudo haber surgido una corrupción del vocablo arángua, puesto que los aborígenes caribes la llamaban así según Antonio Caulín y Matías Ruiz Blanco.


De aquí mi reflexión en relación a estas consideraciones, la cual estimo necesario que historiadores e investigadores ahonden más sobre esta temática para obtener veraz y mejor información como recompensa a la bonita y gran trayectoria histórica de la población chaguaramense, pues pienso que queda mucho por investigar y ahondar sobre su significado.


En otro orden de ideas pero dentro de este marco, según mis observaciones puedo decir que Chaguaramas es un pueblo con una historia rica e interesante. Digo esto porque encontré, durante estas revisiones, información documental relevante sobre su origen, desarrollo y transformación, escritas por notables historiadores e investigadores que de seguro es conocida por muchos chaguarameros y de la cual es digna de que sea divulgada en todos los espacios educativos y culturales del municipio para que los habitantes conozcan su pasado. Una historia que nos remonta al año 1653, que según la documentación es la fecha del primer asiento con el nombre de “Las Palmas”, en el sitio donde se ubican los caseríos Casianero y Curipa; y partiendo de este tiempo es donde el poblado adquiere un progreso vertiginoso, constituyéndose para 1697 como una de las poblaciones con mayor desarrollo, siendo sus fortalezas para alcanzar estas virtudes la ganadería y la agricultura. En este aparte debemos recordar que se toma como su fecha de fundación el 29 de septiembre de 1728 para tener un día específico de conmemoración, pues como es muy sabido, ese día se da legalidad a la fundación con la celebración de la primera misa oficiada por don José Romualdo Leal. Pues según algunos historiadores afirman que Chaguaramas fue fundada en el año 1653 por Bartolomé Belisario de la Madrid, y que su primer asiento fue Las Palmas.


 Quizá este auge agropecuario dio paso para que en el transcurso de los años influyera en los diversos cambios políticos administrativos, pero siempre como importante centro de desarrollo socio-económico de una vasta zona de la región. Sin embargo, a consecuencia de la explotación petrolera en las inmediaciones de Las Mercedes del Llano la gente comenzó a emigrar contribuyendo que en breve tiempo el pueblo comenzara a decaer en el aspecto poblacional y socio-económico.


Ahora bien, después que Chaguaramas transita casi tres centenas de años, partiendo del momento en que se toma como día de fundación el 29 de septiembre de 1728, los chaguarameños o chaguarameros deben sentirse orgullosos de que esta población haya sido cuna de grandes patriotas y personajes como Pedro Zaraza, Manuel Cedeño, Julián Infante, Leonardo Infante, Juana Ramírez (La Avanzadora), Francisco Manuitt entre tantos; incluso algunos historiadores han comentado que Pedro Camejo nació por estos lados. Además por acá, cuando la famosa Guerra Federal o Guerra de los cinco años, específicamente el 3 de abril de 1862, se llevó a efecto la batalla de Chaguaramas.


Igualmente, los chaguarameños deben abrigar la satisfacción de que esta zona aun es una de las más importantes económicamente del sureste del estado Guárico y que hoy día puede elevar más ese status debido a su ubicación estratégica y a la actividad comercial y productiva que se desarrolla en sus predios y municipios colindantes, pero es necesario además, la participación de sus ciudadanos para que esto se logre, aprovechando la circunstancia de que Chaguaramas sigue siendo un cruce de caminos que conduce por los cuatro costados a importantes poblaciones del país, máxime ahora con la construcción del tercer puente sobre el río Orinoco el cual sin duda alguna, modificará la dinámica económica de los pueblos de esta parte territorial.


Para concluir, mis queridos coterráneos, según mis consideraciones, Chaguaramas es y será siempre pueblo de abolengo aborigen, pueblo de héroes, pueblo de ilustres ciudadanos y la nueva encrucijada del futuro.


Muchas gracias apreciados amigos…


Alirio Acosta es Cronista de Esteller, Piritu,estado Portuguesa y Presidente de la Asociaciòn de Cronistas de esa entidad regional. Este artículo que se publica formó parte de una ponencia del autor presentada en Chaguaramas, 03 de octubre de 2014, con motivo de los 286 de fundada esa ciudad.

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Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (once)


El Estado está en la obligación de garantizar a través del ordenamiento urbano y rural, y con el diseño de políticas públicas eficientes, la convivencia ciudadana. De ella emana la subsecuente estabilidad productiva y por ende la real posibilidad de que en un futuro cercano, el pais pueda asegurar sus necesidades alimentarias con producción mayoritariamente nacional


Por Jesús Cepeda Villavicencio


Siete subsistemas, siete enfoques para un análisis integral del sistema agroalimentario venezolano (SAV). El desarrollo rural será posible, si y sólo si, se analiza su problemática bajo el prisma de la integralidad de todos y cada uno de los factores que participan en su complejo contexto, siempre bajo la concepción de concebir la vida rural dentro de un marco  de relativo confort, tanto espiritual como material.

JCV

1.2. EL MEDIO NATURAL Y EL ENTORNO SOCIOECONÓMICO.

La entrega anterior fue dedicada a la reflexión sobre los grandes dilemas que acarrean en la contemporaneidad los conceptos de sustentabilidad y cambio climático, y la necesidad de su consideración, para poder entender cómo las actividades agropecuarias afectan y son afectadas por el medio natural. Hoy avanzaremos en lo que,  según  nuestra particular manera de visualizar este asunto, representa lo referido al entorno socio económico.


El entorno socio económico lo constituye todo un conjunto de actividades económicas, sociales, culturales y recreativas que se desarrollan en los epicentros y en las periferias de las zonas agropecuarias, y que de una u otra forma afectan significativamente la estabilidad emocional de todas las personas que se dedican al oficio agropecuario. Esto constituye un aspecto clave en la definición del desarrollo rural integral, porque tiene que ver con las condiciones que facilitan el mejoramiento de la calidad de vida  (el acceso cercano a centros de salud, al comercio, a los entes culturales,  deportivos y recreativos, así como a las entidades financieras, servicios mecánicos y metalmecánicos en general, instituciones educativas y de investigación, y otras actividades de diversa naturaleza). Todo ello conforma el entorno para unas adecuadas condiciones en la dura faena del campo, pero también para el goce y disfrute de la vida, es decir, para la construcción  del andamiaje necesario garantista de la permanencia en el medio rural de los productores y sus respectivas familias, así como del resto de las personas que de una u otra manera dependen del avance y sostenibilidad de la actividad agropecuaria en todas sus escalas.


El Estado está en la obligación de garantizar a través del ordenamiento urbano y rural, y con el diseño de políticas públicas eficientes, la convivencia ciudadana. De ella emana la subsecuente estabilidad productiva y por ende la real posibilidad de que en un futuro cercano, el pais pueda asegurar sus necesidades alimentarias con producción mayoritariamente nacional, tal como lo hemos venido manifestando mediante los objetivos propuestos, tanto en los aspectos legales como de la formulación del plan agroalimentario. La lucha contra la pobreza pasa por entender la necesidad de la ocupación rural, como se podrá apreciar cuando discutamos las disyuntivas de la ruralidad (complemento de la visión de integralidad del entorno socio económico) a la luz de las modernas innovaciones que al respecto se adelantan a nivel global. Sin servicios eléctricos, sin salubridad, con pésimas vialidades y sin la prestación de servicios esenciales, resulta prácticamente imposible la permanencia en el medio rural, y con ello se evapora la posibilidad de garantizar nuestra soberanía alimentaria.


2. SUBSISTEMA DE LA INFRAESTRUCTURA DE APOYO A LA PRODUCCIÓN PRIMARIA


También conocido como el agrosoporte físico, está constituido por todo el andamiaje de obras físicas fundamentales para poder alcanzar producción y desarrollo. Dentro de estas destacan básicamente; las fuentes generadoras de energía (electricidad), las vialidades agrícolas y las grandes, medianas y pequeñas obras de riego y drenaje. Abordar un compromiso de la envergadura que este asunto plantea, requiere de estudios objetivos, detallados y despartidizados (políticas estables en el tiempo, desprovistas de circunstanciales intereses grupales, gremiales o político partidistas), para que las acciones que se diseñen, sean el resultado de reales necesidades y no de coyunturas propagandistas que respondan a fines electorales. Hay que mapear las exigencias que sobre todo este complejo infraestructural, plantean los distintos polos, ejes o sectores de desarrollo agropecuario, los cuales a su vez, deben ser el resultado de la convergencia de los distintos programas locales, regionales y nacionales.


El escrutinio de un evento de tal magnitud debe realizarlo un equipo profesional interinstitucional, capaz de presentarlo ajustándolo a las temporalidades de las propuestas de planes que se han venido esbozando a través de estos escritos.


En la próxima entrega  trataremos de aproximarnos a las condiciones del país, en materia de vialidades rurales, electrificación rural, embalses y capacidades de riego con que contamos.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.