Editado por La Diosa Blanca y con ilustración de Tibisay Vargas, el libro propone un viaje lírico hacia lo femenino inconsciente
Por José Obswaldo Pérez
En los márgenes del llano y del mito, el poeta Jeroh Juan Montilla acaba de volver a publicar El sabor de Circe, una obra que entrelaza la Odisea homérica, la psicología junguiana y la experiencia del exilio interior. Editado por el sello independiente La Diosa Blanca, con ilustraciones de la artista Tibisay Vargas, el libro se presenta como una travesía simbólica donde el héroe-poeta se enfrenta a su sombra, su animalidad y su ánima.
“El sabor de Circe” de Jeroh Montilla es una obra poética que entrelaza mito y paisaje para explorar la existencia desde la llanura venezolana. Con prólogo de Edgar Vidaurre, este texto destaca la figura de Circe como arquetipo femenino que transforma, seduce y guía: “El sabor de Circe en la boca le recordará siempre su dominio sobre la naturaleza, el poder transformador y creativo del ánima, pero también su potencial destructivo si no se integra adecuadamente”, señala.
Una edición que honra lo simbólico
La Diosa Blanca, editorial que toma su nombre del ensayo mitológico de Robert Graves, apuesta por libros que dialogan con lo ancestral, lo femenino y lo poético. El sabor de Circe se inscribe en esa línea, con una cuidada edición que incluye una ilustración de Tibisay Vargas, también poetisa y esposa de Jeroh, quien incursiona como artista visual por su trabajo en torno a lo onírico y lo ritual.
Montilla propone una lectura del nostos —el retorno mítico— como proceso de individuación. El protagonista atraviesa los llanos como desierto iniciático, se animaliza, se enfrenta a sus pulsiones y a la figura de Circe, que encarna el ánima reprimida. El texto, que combina ensayo, poesía y mito, se apoya en citas de Homero, Cesare Pavese, Jung y Graves, y construye una narrativa que es a la vez íntima y universal.
Montilla propone una lectura del nostos —el retorno mítico— como proceso de individuación. El protagonista atraviesa los llanos como desierto iniciático, se animaliza, se enfrenta a sus pulsiones y a la figura de Circe, que encarna el ánima reprimida. El texto, que combina ensayo, poesía y mito, se apoya en citas de Homero, Cesare Pavese, Jung y Graves, y construye una narrativa que es a la vez íntima y universal.