Enfermedades en la Ciudad de Calabozo del siglo XVIII

¿De qué se enfermaba la elite municipal calaboceña del siglo diecisiete? Al menos más de cinco males se registran en la obra Historia Colonial de algunos pueblos de Guárico (1943), de Fernando Carrasquel quien como compilador nos facilita información de 281 documentos del Archivo General de la Nación (AGN) referentes a la entidad llanera, durante el periodo de 1770-1797


Ilustración: John Cotter En: Juicios Secretos de Dios. Epidemias y despoblación indígena en Hispanoamérica Colonial (1999).

Por José Obswaldo Pérez

Introducción

Los poderosos también se enferman. A eso se refiere el presente enunciado que adjetiva el poder cuando historiamos a los sujetos o agentes sociales que, en su condición de capitulares, alcaldes o tenientes de justicia de una ciudad de la Capitanía General de Venezuela, se ven impedidos en sus funciones por motivos de sus males corporales. El poder, en este caso, es una construcción social de representaciones y prácticas desde el contexto cultural en que interactúan los individuos. Una mirada que atisba buscar, entre las estructuras mentales de una sociedad, algunos aspectos cotidianos relacionados con una red de sensibilidades de carácter social. La enfermedad, en cambio, es un acontecimiento negativo, que además de tener una dimensión biológica se carga de connotaciones sociales, culturales, políticas y económicas. Insinuaciones que, en sentido amplio, permiten entrever notables diferencias entre los modos de enfermar en las distintas clases sociales (Pérez, 2015).

Así pues, una lectura de lo social desde los códigos culturales y sus propios valores permite reflexionar sobre los comportamientos de enfermar en la Venezuela colonial, especialmente, en la Ciudad de Todos los Santos de Calabozo, una región ubicada al sur de los Llanos, en el Cantón de San Sebastián de los Reyes y con fronteras con el Orinoco y la Cordillera de la costa, donde se fundaron en su cercanía, dos misiones o pueblos de indios, nombrado uno Nuestra Señora de los Ángeles y el otro La Santísima Trinidad. Pero, sobre todo, por ser esta ciudad escenario de una dinámica económica-social que la convertía en una urbe mercantil, a expensas de la comercialización legal e ilegal de productos agropecuarios y mercaderías provenientes de un mercado intra e interregional que extendía sus fronteras sociales, políticas y comerciales desde los Valles de Aragua, hasta jurisdicciones con la Cuenca del Orinoco y Guayana,  y de algunos puertos caribeños y españoles por intermedio de sus enclaves coloniales (Carrasquel, 1943; p.13-14).

¿De qué se enfermaba la elite municipal calaboceña del siglo diecisiete? Al menos más de cinco males se registran en la obra Historia Colonial de algunos pueblos de Guárico (1943), de Fernando Carrasquel quien como compilador nos facilita información de 281 documentos del Archivo General de la Nación (AGN) referentes a la entidad llanera, durante el periodo de 1770-1797. En ese legajo de papeles compuesto de correspondencias privadas de los Tenientes de Justicia de la Villa de Todos los Santos de Calabozo se mencionan enfermedades como: la viruela, hidropesía, erisipela y la gota artética; padecimientos frecuentes de esta región histórica de finales del siglo XVIII.

La fuente, en términos generales, nos proporciona un corpus historiográfico sobre algunas dolencias y afecciones del siglo XVIII, en la urbe calaboceña y sus alrededores. Este aporte nos sirve, en primer lugar, para aproximarnos históricamente a un tema poco estudiado en la región. En segundo lugar, se identifican a un grupo de individuos relacionados a una trama o red de vinculaciones con el Cabildo de Calabozo, centro del poder local, durante las postrimerías del régimen borbónico. Y, por último, esta investigación intenta contribuir con la Historia Social de la Medicina en Guárico; además que nos permite construir un discurso sobre el padecimiento desde el punto de vista de la lingüística aplicada a la medicina como propuesta para estudiar la evolución del significado de las narrativas del enfermo, es decir, la historia triangular que el enfermo representa y su relación entre la sociedad y el médico en la época colonial (León Sanz, 2008; p.253).

El análisis del discurso, en el texto referido, es el método para abordar los vocablos o discursemas de estudio. Estas palabras médicas buscan la precisión terminológica y son presupuestos básicos del lenguaje científico que, etimológicamente, provienen del griego o, bien, de un lenguaje vulgar o cotidiano incorporándose a la sociedad dieciochesca venezolana (Ramírez, 2015). Además, complementa este procedimiento técnico con un análisis microhistórico como enfoque de escala reducida que escrudiña aspectos interiores de los actores dentro de un grupo social, expresándonos un retrato sobre los modos de permanencia, cambio y transformaciones de una sociedad.

 

El lenguaje de la enfermedad

Una descripción sobre los padeceres del siglo XVIII, en Historia Colonial de algunos pueblos de Guárico (1943), de Fernando Carrasquel, lo podemos sistematizar en cuatro categorías a saber: enfermedades de erupciones dérmicas, secreciones sanguíneas, edematosas y aflicciones reumáticas. Entre las afecciones con erupciones cutáneas  encontramos en primer lugar la viruela (chicken pox, en inglés; del latín variola: 'pústula pequeña') fue una enfermedad infecciosa grave, contagiosa y con un alto riesgo de muerte, causada por el virus Variola. Esta enfermedad fue una de las principales epidemias que afectó a la Provincia de Caracas, especialmente, el Cantón de San Sebastián de los Reyes y sus pueblos aledaños. Este mal fue un padecimiento muy recurrente durante la época colonial y gran parte  del siglo dieciocho (XIX). Se caracterizaba  por la aparición de pústulas y granos y se propagaba a través del contacto de personas sanas con personas contagiadas o mediante el intercambio de objetos contaminados. La viruela fue una enfermedad epidémica en el Calabozo del siglo XVIII, pero, sin embargo, el término puede haber sido utilizado como una manifestación o síntoma por los representantes de la elite de la época para referirse al sarampión, la varicela o inclusive el tifus.


Cuadro 1. Síntomas y diagnósticos de brotes epidémicos en Calabozo durante el siglo XVIII
Erupciones dérmicas viruelas”, “Erisipelas”
Secreciones sanguíneas “flujos de sangre”. “llagas”
enfermedades edematosas “hidropesía”
Aflicciones reumáticas “Gota artética”

Fuente: Historia Colonial de algunos pueblos de Guárico (1943), de Fernando Carrasquel.

En un informe al Marques de la Torres, Gobernador y Capitán de la provincia, el 22 de julio de 1771, el Teniente de Justicia de Calabozo, Manuel Ruiz Gámez, señala que, en cuatro ocasiones, se ha visto afectado por esta enfermedad y como medida sanitaria indica que “en la casa donde han resultado ha puesto separado al virulento…” (Carrasquel, 1943; p.15). Una víctima de esta enfermedad fue don Nicolás de las Nieves Hurtado, Aguacil Mayor de esta ciudad, quien falleció por la noche el 12 de enero de 1782, “en el sitio del Rastro, en donde se le dio sepultura por no infectar esta Villa…” (Ídem, p.209).

A finales de 1785, también, el Teniente Francisco de Guevara padeció de viruela, lo cual lo separó del cargo momentáneamente y, en su lugar, lo ocupo de interino don Juan Pablo Báez, Alcalde de la Hermandad de primera elección, según comunicación que dirigió Pablo José de Silva al Gobernador Juan Gulleimi (ídem, pp.255-256).

A esta la sigue los flujos de sangre (hyperaemia) y llagas o ulceras (ulcers en inglés), enfermedades muy frecuentes en las diferentes clases sociales de la población de Calabozo del siglo XVIII. En este sentido, el Teniente Ruiz informa  al Gobernador y Capitán General de la Provincia de Caracas sobre tres sacerdotes  capuchinos  que se hallaban en la Villa de Calabozo, en el año de 1771. Dos de ellos presentaba enfermedades de flujo de sangre y llagas. Los religiosos con dichos padecimientos eran el Fray Andrés de Sevilla, quien se encontraba en la Misión de los Ángeles, “(…) bastante enfermo según me dicen, de flujo de sangre y de llagas…” y el Fray Fidel de Cortes, quien se hallaba en la casa del Síndico de los Capuchinos, también, aquejado (ídem, p.34).

Así mismo, el vocablo hidropesía (dropsy o hydrops, en inglés común). Un viejo término arcaico para referirse a un edema generalizado (acumulación de fluidos en los tejidos del cuerpo). No se trata de una enfermedad en sí, sino de un signo, especialmente, concerniente a una insuficiencia cardíaca congestiva o una nefropatía (Peters, 2007; Navarro, 2005).

Sobre este síntoma, el Teniente de Justicia de Calabozo,  Manuel Ruiz Gámez, escribe en 1776, sobre el padecimiento del Alcalde de segundo voto, don José García. Señala en la correspondencia con el Gobernador y Capitán General de la Provincia de Caracas, que el citado regidor  “ha precedido desde febrero de justicia (…) por estar desde dicho mes el primero en cama, hasta lo presente, muriéndose de hidropesía…” (Carrasquel, 1943; p.105).

Entre las enfermedades dermatológicas se encuentra la erisipela (erysipelas, en inglés), también, es una antigua palabra utilizada desde los tiempos hipocráticos para describir la clásica celulitis. Generalmente, las erisipelas se refieren a infecciones de la epidermis y conceptualmente es una enfermedad aguda, febril, contagiosa causada por un estreptococo específico (Streptococcus pyogenes); también caracterizada por  una inflación de color rojo oscuro de difusión difusa de la piel o mucosa. Esta enfermedad sigue un patrón característico determinado por la edad. Normalmente se asocia la erisipela con la población adulta y se creía que su causa era por falta de vitaminas.

Uno de los afectados de este padecimiento es el propio Teniente de Justicia de la ciudad, cuyo testimonio Ruiz lo hace saber en otra comunicación al Gobernador—dirigida el 28 de abril de 1777— donde manifiesta los malestares políticos que acontecen en la localidad, especialmente, los pleitos entre los miembros del Cabildo y los abusos legales contra el reo José Rafael León, a quien defiende por gozar de fuero militar; pero que esta situación, también, lo afecta en su salud. Al respecto, el funcionario se refiere a su caso en los siguientes términos: “El motivo de que este hombre y otros miserables me tengan ahora aquí para protegerlos en lo que es justo, ha dimanado de la enfermedad que padezco desde diciembre, porque si esta no me hubiera detenido, ha muchos días hubiera pasado a la presencia de V.S., pero ya no se me dilatará este consuelo, respecto a que los médicos me dicen puedo hacer viaje para el mes que viene (…)” (p.112).

Al igual que Ruiz, su sucesor, el Teniente Manuel Therreros, le informaba al Gobernador y Capital General de la provincia de Caracas, la incapacidad de no poder cumplir con sus deberes de recorrer a Santa Bárbara de Guardatinajas, como era su obligación por “haberme caído una erisipela que me lo ha impedido…” (Ídem, p.146).

Finalmente, otras de las enfermedades frecuentes fue la gota artética (artragra o articular gout, en inglés), dolencia que ataca las articulaciones, también conocida hoy con artritis. En este sentido, en 1787, el Teniente de Justicia, Juan Araña, escribe al Gobernador sobre su padecimiento. “(…) Inmediatamente que llegué me asaltó el accidente de gota artética, de suerte en el término de dos meses y medio me ha tenido imposible por estar baldado del movimiento del cuerpo, sin embargo me forcé venir a mi casa, pero luego que llegue con la mudada de temperamento y algunos remedios que se suministraron, me hallo a Dios gracias muy alentado…”

Más allá de las palabras

Al observar la documentación analizada queda claro, hasta ahora, que los Tenientes de Justicia son los individuos más afectados por las epidemias de viruela, las cuales eran frecuentes en la Ciudad de Calabozo y otras localidades vecinas.  Así como otros padecimientos como la gota y las erisipelas. De modo que, en el contexto de Calaboceño, podemos inferir cuáles males padecieron los líderes de aquella sociedad colonial con mayor frecuencia y, sobre todo, las enfermedades estomacales y de sangre, seguidas por las calenturas. La hidropesía y las erisipelas, también, constituyen una evidencia documental de otras de las enfermedades más recurrentes entre la elite municipal.

En resumen, en este artículo, hemos intentado poner de relieve, entre otros aspectos, el uso de algunos léxicos de la medicina dieciochesca venezolana. Al listar y categorizar las enfermedades extraídas de la obra de Carrasquel como una muestra representativa de los malestares que padeció la sociedad calaboceña —no solamente las autoridades políticas, militares y eclesiásticas cercanas al poder del Cabildo sino también a lo que presumimos fuera igual para los habitantes de estas tierras llaneras—, aunque no se les nombra casi en los referidos folios documentales de dicho libro. En efecto, una develación del mundo cultural y de significaciones entre individuos e instancias sociales, derivados de espacios de sensibilidad humana.

Aparte, el corpus aquí analizado ofrece un conjunto de terminologías antiguas, en la recopilación de Carrasquel que más allá de las específicamente estudiadas, también, se habla de otras enfermedades, como heridas, pujos (disentería), dolencias, flujos de sangre, mal de orina, llagas,  viruela, y hasta casos de demencia. En su mayoría son vocablos comunes que albergan en sus avatares semánticos formas de representación simbólica y que vistas, desde la perspectiva histórica, estas palabras son evidencias no sólo de nuestro pasado sino una forma de acercamiento al entorno social de la medicina y, aún más, como una manera delimitada de comprender el conocimiento humano.

Fuentes consultadas

CARRASQUEL, FERNANDO (1943). Historia de algunos pueblos del Guárico. Caracas: Imprenta National.
KIPLE, KENNETH F (2003). The Cambridge Historical Dictionary of Disease. Cambridge University Press.
LEÓN SANZ, PILAR (2008). Hacia una historiografía de la enfermedad: Prácticas, profesiones y enfermos. En: Memoria y Civilización. No.11; pp.243-270
MENDOZA, IRMA M (2008, 29 y 30 marzo).Contribución al conocimiento de las fuentes históricas sobre Calabozo, ubicadas en el Archivo General de la Nación. Calabozo: III Encuentro de Cronistas e Historiadores.
NAVARRO, FERNANDO (2005).Diccionario Crítico de Dudas Inglés-Español de Medicina. Madrid: McGraw-Hill/Interamericana.
PEREZ, JOSÉ OBSWALDO(2015).Una aproximación del concepto de enfermedad desde el enfoque de la lectocomprensión del Inglés Médico. San Juan de los Morros: Universidad Rómulo Gallegos
PETERS, ANN (2007).Illustrated Medical Dictionary. The British Medical Association
RAMÍREZ LUENGO (2015). Léxico médico en la nueva España dieciochesca: voces cultas y populares. En: Cuadernos dieciochistas, Ediciones Universidad de Salamanca, no. 16, pp. 291-310.

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