El Diario de Rufino Blanco Fombona

Diarios de mi vida" abarca un turbulento período de unos casi treinta años que recoge las peripecias íntimas, políticas, diplomáticas y literarias del controversial autor, siendo a mi ver lo más interesante el injusto presidio que sufrió luego de ser nombrado gobernador del distrito federal Amazonas, al oponerse al odioso y denigrante monopolio del caucho.
.................................................................................................................................. Por Daniel R Scott "Hay, sobre todo incesantes contradicciones, ataques de mal humor, caprichos que le llevan a atacar hoy a Jesús para alabarlo mañana, tan repetidas veces como para que el propio autor concluya descubriendo, gracias al diario, lo que sus contemporáneos supieron desde siempre, que era un ser contradictorio, en perpetua oscilación, un ser extremado, de rápidas pasiones, gobernado por esta inclinación a confiar en el espontáneo furor, en el espontáneo goce y a volver de ellos bruscamente" ( Angel Rama ) Acabo de leer y releer "Diarios de mi vida" de Rufino Blanco Fombona. He remarcado citas, pensamientos, frases o palabras incomprensibles y casi en desuso que en el texto abundan por doquier. En la contraportada de esta edición impresa por Monte Avila Editores Latinoamericana a un módico precio ( hay que aplaudir esta iniciativa de abaratar el costo de los libros al Estado ) una sucinta semblanza del autor: "Fue una de las personalidades más atractivas de la cultura hispanoamericana de la primera mitad del siglo XX. Escritor de múltiples inquietudes e invenciones -diplomático, editor, anarquista, novelista, poeta-, crítico en todos los frentes, su personalidad avasallante eclipsó, en muchos casos, la importancia de su obra, contribuyendo a la creación de una leyenda acerca de su vida" Hombre de temperamento bilioso, cuesta creerlo poseedor de un espíritu sensible capaz de labrar buena poesía o libros tan bien escritos como sus "Mocedades de Bolivar", una delicia para leer. "Diarios de mi vida" abarca un turbulento período de unos casi treinta años que recoge las peripecias íntimas, políticas, diplomáticas y literarias del controversial autor, siendo a mi ver lo más interesante el injusto presidio que sufrió luego de ser nombrado gobernador del distrito federal Amazonas, al oponerse al odioso y denigrante monopolio del caucho. Estos largos meses de cautiverio, lejos de ser malgastados en ayes, quejas y lamentos inútiles, fueron dedicados a la acción racional, productiva y creadora. En efecto: No solo enseñó a leer y a escribir a sus humildes compañeros de infortunio, además escribió la que fue una de sus novelas más conocidas: "El hombre de hierro", demostrando asi que para el hombre de temple la adversidad es terreno abonado y fértil para sembrar y cultivar las flores más bellas del espíritu humano. El mismo Rufino escribiría meses después: " El hombre de hierro ha sido un éxito colosal. Un exito colosal... en Caracas satisface a los autores locales" Una buena parte del diario abarca los días de Cipriano Castro, al que le interesó el poder por el poder, el que no pensaba sino en bailar y bailar, el mismo que se acostaba con mujeres cada día más bellas y jovenes, el que, en fin y para no alargar más la lista, manoseaba y besuqueaba a niñas de escuela vestidas de blanco. Bueno, no me lo creáis a mí, que tan solo soy lector, eso lo decía el propio Rufino Blanco Fombona. Que se nos presente alguien que desmienta las páginas de su diario. Cierto o falso, lo cierto es que el caudillo andino cuenta con las glorias de reposar en el Panteón Nacional y tiene en su haber el asesinato sumarial de Antonio Paredes, a "aquella esperanza, aquella gallardía, aquella dignidad, aquella protesta, aquella hermosura moral y física" ( Rufino Blanco Fombona ) Pero ese es otro capítulo de nuestra historia del cual otro día hablaremos con más calma. No deseo seguir analizando esta obra porque considero más provechoso que sea el propio Rufino Blanco Fombona el que haga oir su voz, el que hable de sí mismo, como lo hizo con otra obra suya titulada ¿Bolivar visto por sí mismo? No recuerdo. Quiero que hable él y que se le oiga a él. Que exprese sus preocupaciones políticas y sus inquietudes literarias, para que se vea cuan poco o mucho ha avanzado la intelectualidad y la sociedad venezolana: "En nuestro país tenemos, hoy, un imperativo máximo. Hay que crear ciudadanos. Hay que crear gobernantes. Hay que crear ideales. Hay que encarnar esos ideales en la masa que pueda comprenderlos y en las élites que puedan realizarlos" "No debemos fabricar leyes y leyes, en serie. Basta con que las que existen se cumplan. Una ley mediocre que se aplica es preferible a un ideal que todos burlan" "Alejarnos política y económicamente de los Estados Unidos, mientras se pueda, pero sin dejar de estudiarlos" "...que son en Venezuela los de doblar el espinazo, aceptar sin discutir la voluntad del amo, de sus queridas, de sus paniagudos, sacrificar todo y a todas horas la dignidad propia y los ideales... "Se vive creyendo que la política no es una ciencia experimental que debe estudiarse, sino un menester bajo, de ciegos e impreparados, que saben sonreir, adular, engañar, o tomar trincheras" "La política de esta gente se reduce a inquirir y comentar lo que hacen o dejan de hacer, lo que piensan o dejan de pensar el Presidente y los de su entourage" "Nuestra gran revolución futura será la revolución del pan y de la escuela" "Y un gran pueblo piensa en la trascendencia de sus actos" "Nadie está contento con su suerte. Todo es lamentaciones. Detrás de las querellas contemplo el porvenir, tan brumoso, de este desgraciado y fragente fragmento de tierra, donde sólo sonrie la naturaleza" "En un país desgraciadamente personalista como el nuestro, cada grupo busca, no una bandera sino un hombre" "En Venezuela el peor gobierno es preferible a la mejor de las revoluciones" "A Gil Fortoul le sobra talento, no le falta carácter y el patriotismo no está del todo ausente de su corazón. Pero el amor a los empleos públicos, de que ha vivido durante toda su vida, y el temor de perderlos, priva en él sobre lo demás" "Cambiar el ambiente, revolucionandolo, por cuantos medios logren nuestra inteligencia y nuestras manos, es preparar un mundo mejor" "No existe en estos seres altruismo alguno, ni siquiera en forma de amor al terruño. Nada sino apetitos vulgares, rastreros. ¡Qué ausencia de nobles propósitos!" "La poesía está en la vida y no en las canciones; en lo que otros llaman prosa y no en lo que otros llaman poesía. En la vida de todo hombre superior, en lo que él hace, piensa, goza y sufre; en sus emociones, en sus ambiciones, en sus ideas, y sobre todo en sus actos hay poesía" Es necesario que los sueños se conviertan, por obra y gracia de nuestra voluntad, en realidades" "¿Será cierto que los poetas estamos condenados a la soñación, mientras los fuertes obran y crean? No. No. El ensueño es noble, entre otras cosas, por cuanto puede traducirse en acción. El mayor poeta es aquel que se expresa en actos nobles, trascendentales" "Me levanto, enciendo la vela, cubriendo la luz con libros para que no la vean de fuera y me pongo a escribir. Escribir es el consuelo de los escritores" "Es increible lo que gozo con la bella expresión literaria, sea en verso, sea en prosa, que la haya escrito yo, que la haya escrito otro" "¡Me parece todo con tal derecho a existir! ¡Me parece todo tan necesario y bello, para la suprema armonía del mundo! ¡Qué bueno es comprenderlo todo, amarlo todo: poetas, músico, filósofos, vinos, civilizaciones, pueblos, razas! ¿Por qué vamos a cerrar nuestra alma a nada que pueda enriquecerla?" Rufino Blanco Fombona moriría en 1943 mientras viajaba a la Argentina. El 23 de Junio de 1975 sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional, sitio de próceres y gente eminente. Mucho después, a principios del 2003, el "bailómano" de Cipriano Castro fue a hacerle compañía en el mismo sagrado recinto patrio. Ya sabéis, por aquello de "La planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria". En este país, no hay nada que suene y funcione mejor que las frases grandilocuentes.

Simón Bolívar dijo siempre no

Antonio García Ponce*
Desde 1813 hasta 1830, Simón Bolívar se planteó a menudo un dilema: ser estadista o ser guerrero. Y, en funciones de estadista, fue constante su deseo de ejercer el poder de manera temporal. Veamos: 1.- Victorioso en Caracas, dice en la asamblea celebrada el 2 de enero de 1814 en el convento de los religiosos Franciscanos: Compatriotas: yo no he venido a oprimiros con mis armas vencedoras: he venido a traeros el imperio de las leyes: he venido con el designio de conservaros vuestros sagrados derechos. No es el despotismo militar el que puede hacer la felicidad de un pueblo, ni el mando que obtengo puede convenir jamás, sino temporariamente, a la república (Obras completas, volumen VI, Madrid, Maveco de Ediciones, 1992, p. 67). Ya en octubre del mismo año no estaba en el poder, sino derrotado, en Ocaña. 2.- De nuevo victorioso, en Angostura, se dirige a los venezolanos el 22 de octubre de 1818: …Elegid por magistrados a los más virtuosos de vuestros conciudadanos y olvidad, si podéis, en vuestras elecciones, a los que os han libertado. Por mi parte, yo renuncio para siempre la autoridad que me habéis conferido, y no admitiré jamás ninguna que no sea la simple militar, mientras dure la infausta guerra de Venezuela. El primer día de paz, será el último de mi mando (Ob. cit., p. 144). Meses después, el 15 de febrero de 1819, en su discurso ante el Congreso de Angostura, pronuncia las más terminantes palabras que definen lo muy temporal de su presidencia, palabras que ya todo el pueblo conoce. Y cuando ese congreso lo elige Presidente, dice otra vez, en forma terminante, el 20 de febrero: La Soberanía Nacional me ha honrado nuevamente encargándome del Poder ejecutivo bajo el título de PRESIDENTE INTERINO DE VENEZUELA (p. 171). 3.- El Congreso constitutivo de la gran Colombia, reunido en Cúcuta en 1821, lo elige Presidente, y acepta la designación, el 1º de octubre, con las siguientes salvedades: …Estoy profundamente penetrado de mi incapacidad para gobernar a Colombia, no conociendo ningún género de administración. Yo no soy el magistrado que la república necesita para su dicha: soldado por necesidad y por inclinación, mi destino esta señalado en un campo, o en cuarteles. El bufete es para mí un lugar de suplicio. Y agrega: …No admitiré el título de presidente sino por el tiempo que dure la guerra, y bajo la condición de que se me autorice para continuar la campaña a la cabeza del ejército, dejando todo el gobierno del estado a S.E. el general Santander… (p. 193). En efecto, la Constitución aprobada prohibió al Presidente ejercer el poder ejecutivo mientras estuviese en campaña. Además, estableció en su artículo 107 que la duración del Presidente será de cuatro años, y no podrá ser reelegido más de una sin intermisión. Durante aquellos cuatro años, Bolívar nunca despachó como presidente, y ni siquiera estuvo en la capital (Bogotá). 4.- Cuando venció el periodo constitucional de 4 años, el Congreso quiso reelegir a Bolívar, pues la Carta Magna lo permitía. El Libertador, de nuevo, se negó, e invocó para ello el ejemplo de Jorge Washington, con las siguientes palabras: …La honrosa lección que me ha dejado el héroe ciudadano, el padre de la gran república Americana no debe ser inútil para nosotros. El pueblo quiso nombrarlo nuevamente para la suprema magistratura; generosamente mostró el peligro de continuar indefinidamente el poder público en manos de un individuo. El héroe fue oído, el pueblo de la gloria, de la libertad y de la dicha, de la virtud fue dócil; la república Americana es, en el día, el ejemplo, y tan sublime lección me dice lo que debo hacer; también Colombia sabrá seguir noblemente a su hermana mayor (Ob. cit., volumen III, p. 402). Se refería el Libertador a la famosa renuncia, conocida con el nombre de Farewell Address, que hace Jorge Washington al declinar una segunda reelección, en 1797, y donde dice que ha tomado la resolución de no presentarse para una nueva reelección, y pedía que se le hiciese justicia al tomarse su declinación como un estricto respeto a todas las consideraciones que deben vincular a un ciudadano obediente con su país. Es más, a Santander le escribe desde Perú, el 4 de junio de 1826: El pueblo colombiano ha ordenado, por el órgano de sus representantes, que ningún ciudadano le sirva en la presidencia del estado más de ocho años. Yo he sido seis años jefe supremo, y ocho presidente; mi reelección, por tanto, es una manifiesta ruptura de las leyes fundamentales (p. 403). 5.-Los asuntos del gobierno y de la marcha de la guerra se complicaron con el problema de Páez y la Cosiata. Bolívar va a Caracas, somete a Páez pero se distancia de Santander. Se opta, entonces, por el recurso de convocar un Congreso que introduzca reformas en la Constitución. Se reúne la Convención en Ocaña, que no conduce a nada. Partidarios de Bolívar dan un golpe en Bogotá y lo llaman a ejercer la dictadura. Bolívar acepta, con la protesta de las mentes liberales más lúcidas de Europa y otros lugares. Se convoca, como rectificación y para volver a la constitucionalidad, a un nuevo Congreso. Ante este cuerpo constituyente, Bolívar dice, el 2o de enero de 1830: La República será feliz, si al admitir mi renuncia nombráis de presidente a un ciudadano querido de la nación: ella sucumbiría si os obstináseis en que yo la mandara. Oíd mis súplicas: salvad la República: salvad mi gloria que es de Colombia. Disponed de la presidencia que respetuosamente abdico en vuestras manos (volumen VI, p. 290). Y se prepara para marchar a Europa. 6.- La Constitución de Colombia de 1830 decía en su artículo 83: El Presidente y Vicepresidente de la República durarán en sus funciones, ocho años, contados desde el día 15 de febrero, y no podrán ser reelegidos para los mismos destinos en el siguiente período. Y la Constitución de Venezuela de 1830 decía en su artículo 108: El Presidente durará en sus funciones cuatro años, y no podrá ser reelegido inmediatamente, sino después de un periodo constitucional por lo menos. *Médico y Doctor en Historia. Trabajo inédito

EN LOS 80 AÑOS DE LAS ACCIONES Y PRISIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE LA GENERACIÓN DEL 28

El Conversatorio se realizó en la casa de habitación de don Alejandro Jiménez, ubicada en la calle principal del caserío, a un lado de la carretera nacional Las Mercedes del Llano – El Calvario – Calabozo. Ahí fuimos recibidos y atendidos gentilmente por la anfitriona, Carmen E. Sierra quien dijo las palabras de bienvenida y agradeció la asistencia.
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“La juventud es la época de la épica, del
sacrificio y del arrojo. Esos jóvenes que apenas
si alcanzaban los 20 años de edad, respondieron
positivamente a las exigencias de su tiempo. Fueron
jóvenes de su tiempo, por eso debe recordarse
su gesta”.


José Antonio Silva Agudelo.
Palenque, 13/12/2008.


FELIPE HERNÁNDEZ G*.
felipehernandez56@yahoo.es

EN LAS POSTRIMERÍAS DEL AÑO 2008, coincidiendo con el llamado tiempo de adviento de los cristianos, quizás por ser el tiempo que antecede a la navidad, tiempo reservado en nuestras vidas para reflexionar, meditar y recordar, fuimos convocados para este sábado 13 de diciembre de 2008, por los amigos cronistas e investigadores, profesor Oldman Botello y doctora Carmen Emperatriz Sierra Viloria, a participar en un Conversatorio en el sitio de Palenque, para recordar el Octogésimo Aniversario de los sucesos adelantados por 252 estudiantes universitarios contra el régimen despótico y cruel del general Juan Vicente Gómez, que desde 1908 de manera tiránica gobernaba a nuestro país. Acción que le dio nombre y marcó a la llamada Generación del 28, como se les identifica en la Historia de Venezuela.

A la convocatoria asistimos, el doctor Rubén Páez Díaz (Presidente del Ateneo de Calabozo y organizador de las Jornadas de Historia en el municipio Miranda), profesora Erlinda León, doctor José Antonio Silva Agudelo (Cronista de Calabozo), profesor Ubaldo Ruiz (UNERG), doctor Eduardo López Sandoval, don Italo Jiménez Laya (Cronista de Camaguán), profesor Félix Celis Lugo (Cronista de El Sombrero), Ysnardo Canigliaro, profesor Néstor León, Simón Fernández, Joaquín Páez Díaz y las señoras Eva de Silva y Orfelina Brito (de Calabozo), además de don Alejandro Jiménez y don Salvador Aquino Blanquez (habitantes de Palenque), los prenombrados don Oldman Botello (Cronista de Maracay y de los pueblos y gentes del Guárico) y la doctora Carmen Emperatriz Sierra Viloria. Quien escribe la crónica, asistió desde la ciudad de Valle de la Pascua.

El Conversatorio se realizó en la casa de habitación de don Alejandro Jiménez, ubicada en la calle principal del caserío, a un lado de la carretera nacional Las Mercedes del Llano – El Calvario – Calabozo. Ahí fuimos recibidos y atendidos gentilmente por la anfitriona, Carmen E. Sierra quien dijo las palabras de bienvenida y agradeció la asistencia.

Antes de iniciar el Conversatorio el profesor Oldman Botello solicitó leer la ponencia que llevó, titulada: Conversatorio sobre Palenque en los 80 años de la Generación de 1928: Los perseguidos de 1928, perseguidores en los 60. El presidio de Palenque”. En la ponencia el autor hace una breve semblanza introductoria de las características y condiciones geográficas, físicas y demográficas de Palenque, La China y El Coco, como área histórica en estudio, calificada por el periodista y telegrafista Luis Evaristo Ramírez en su obra, como “lugares donde se viene a morir”, dada su experiencia cuando estuvo detenido ahí.

Luego hace una descripción del llamado presidio al aire libre de Palenque y El Coco, descritas como “barracas techadas con láminas de zinc, sobre columnas de troncos de palma llanera, sin paredes, cuyo espacio lo ocupaban varias cintas de alambre de púas no muy espaciadas entre sí…dentro de la alambrada, el pollino o excusado”. Los uniformes de los presos son descritos de la manera siguiente: “pantalones de liencillo blanco y franjas azules horizontales, dos botones en la bragueta y sus bolsillos, más una blusa de la misma tela provista de un bolsillo”. El “uniforme” lo completaban los grilletes colocados en los tobillos, lo cual no le permitía a los presos (políticos o comunes) desplazarse con rapidez. Vigilados permanentemente por sargentones y cabos de preso que sofocaban cualquier desliz con azotes dados con una “verga” de toro. La comida la constituía fundamentalmente “granos no siempre en buen estado, plátanos sancochados y café aguarapado”.

Los presidios de Palenque, La China y El Coco fueron establecidos en el año 1926, cuando se inició la construcción en los llanos de la carretera El Calvario – Las Mercedes del Llano, a partir de la troncal Calabozo – El Sombrero. Estas carreteras formaban parte del proyecto de vialidad del general Juan Vicente Gómez. Obras que estuvieron a cargo del ingeniero villacurano Luis Eduardo Power. En acotación del doctor José Antonio Silva Agudelo, dicha carretera se iniciaba en Cagua y llegaba hasta la población de Soledad al sureste del estado Anzoátegui, en la margen derecha del río Orinoco donde limita con el estado Bolívar.

Se destacó que durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, en Venezuela hubo muchos presidios, entre otros, en el estado Guárico se nombraron dos que estaban localizados en el municipio Infante: el Banco Telesfero y La Pereña, también hubo presidios en San Juan de los Morros; sin embargo, la prisión de Palenque adquirió notoriedad a consecuencia de los sucesos de la Semana del Estudiante en febrero de 1928, por los estudiantes que allí fueron confinados como presos políticos junto con presos comunes; y por el levantamiento militar del 07 de abril también de ese año.

A Palenque fueron llevados en calidad de prisioneros, 16 de los 252 estudiantes detenidos por protestar contra el régimen. Procedían trasladados desde la Colonia Bolívar, en la población de Araira, en el estado Miranda. En información expuesta por Oldman Botello, fueron ellos:

1.- Antonio Anzola Carrillo. Natural del estado Lara. Llegó a ser Ministro de Educación.
2.- Eduardo Celis Sauné. Natural del estado Carabobo.
3.- Rafael Chirinos Lares. Presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV). Llegó a ser viceministro.
4.- Enrique García Maldonado. Natural de Los Teques, estado Miranda.
5.- Nelson Himiob Alvarenga. Escritor y diplomático.
6.- Pedro Juliac. Médico.
7.- Guillermo López Gallegos. Abogado.
8.- José Antonio Marturet. Natural de Caracas. Diplomático.
9.- Inocente Palacios. Caraqueño, emparentado con el Libertador, por descender de don Bonifacio Palacios y Blanco, quien fue hermano de doña Concepción Palacios y Blanco, madre de Simón Bolívar.
10.- Ricardo Razetti, hijo. Comerciante y fotógrafo artístico. Sobrino del sabio Luis Razetti.
11.- Antonio Sánchez Pacheco. Natural del estado Táchira.
12.- Germán Stelling.
13.- Luis Felipe Vegas.
14.- Luis Villalba Villalba. Abogado y profesor universitario.
15.- Juan Gualberto Yánez. Caraqueño (1904 – 1977). Médico traumatólogo y maestro de destacadas figuras de la especialidad en el Hospital Vargas.
16.- Clemente Parpacén.

Casi todos ellos nombrados en la novela Fiebre de Miguel Otero Silva, obra que fue recordada porque ahí su autor, (que también formó parte de la Generación del 28), recrea lo acaecido en Palenque; así como las obras La Carretera de Nelson Himiob Alvarenga, Aquí se viene a morir, de Luis Evaristo Ramírez, Viva Arévalo Cedeño. El libro de mis luchas de Emilio Arévalo Cedeño, y Una Inocente Historia de Inocente Palacios.

Todos los estudiantes antes nombrados fueron “uniformados” con los pantalones de liencillo blanco y franjas azules horizontales, con dos botones en la bragueta y bolsillos, una blusa de la misma tela provista de un bolsillo, y grilletes sesentones en los tobillos, “porque esa era la orden que tenían los carceleros”.

Durante el tiempo que funcionaron los presidios de Palenque, La China y El Coco y se adelantaban los trabajos en la carretera, fueron numerosas las muertes que ocurrieron, como consecuencia de enfermedades endémicas como el paludismo y la disentería, también por hambre, maltratos y por intentos de fuga hacia la sabana abierta. Lo que le dio validez a la consigna que identificaba al régimen gomecista, para que el pueblo ironizara:
Unión, Paz y Trabajo.
Unión en las cárceles.
Paz en los cementerios, y
Trabajo en las carreteras
.

Los coroneles que actuaron como jefes de la prisión de Palenque, fueron: Amadeo Campero, Roberto Torres Velasco, ¿? Varela, Rodolfo C. Piña, y Jacinto Clinovis Maldonado.

Se hizo mención a dos intentos de asaltar Palenque que hubo. Uno por el general Emilio Arévalo Cedeño y otro urdido por don Ricardo Montilla y el coronel Luis Felipe Hernández para liberar a los estudiantes. Este segundo intento fue debelado, y los estudiantes fueron trasladados a El Sombrero.
Mención especial merecen la participación en el Conversatorio, por las intervenciones de don Alejandro Jiménez y don Salvador Aquino Blanquez, quienes son nativos de la comunidad de Palenque, donde además siempre han vivido. Especialmente Salvador Aquino Blanquez, llanero de 81 años, quien en un ejercicio de historia oral, recurriendo a la memoria y a la experiencia nos permitió acercarnos a la vida cotidiana y a información no registrada en las fuentes tradicionales. Con mucha seguridad dio testimonio de información que le transmitió su madre, recuerdos de los lugares donde estaban los presidios, donde según afirma todavía quedan vestigios y describió como era su construcción.


Sabemos que la experiencia y la información que aportó son datos subjetivos, es decir no muestran verdades precisas o reconstrucciones veraces, más sin embargo, en alguna medida contribuye a la toma de conciencia, alimentando el surgimiento de nuevos puntos de vista, nuevos debates y en consecuencia, fomenta la posibilidad de un enriquecimiento mucho mayor del conocimiento histórico y del fenómeno histórico en estudio.
Afirmó que en Palenque los comisarios y generales eran quienes verdaderamente ejercían la autoridad. Cada preso cargaba un grillo “pegado” en los tobillos de entre 30 y 40 kilos de peso aproximadamente y un escolta que les seguía a todas partes, con un látigo hecho con una “verga” de toro, para azotar a quien no hiciese el trabajo forzado con prontitud, intentase fugarse o se alzara.
La jornada de trabajo forzado comenzaba antes de las seis de la mañana y terminaba a las seis de la tarde. A cada hombre después de darle un posillo de café aguarapado, se le asignaba la tarea que debía realizar ese día, y se le entregaba un pico, una pala o una chícora.
Solamente se hacían dos comidas al día: un desayuno a eso de las diez de la mañana, casi siempre harina de maíz (especie de fororo o atole) con agua y en la tarde entre las 3 y 4 de la tarde el almuerzo, generalmente de granos y topochos.


Una de las tareas era la apertura de hoyos. Cada hombre tenía que abrir diario 51 hoyos con una medida equivalente a dos cuartas de profundidad y medio metro de ancho aproximadamente por cada costado, donde se le pudiese dar vuelta a cada estante antes de clavarlo de manera definitiva.

La llamada Ley de Tareas del régimen contemplaba los trabajos forzados, esta fue aplicada con rigor a los presos que engrillados construyeron la carretera en el sector del presidio. Lugar donde los estudiantes fueron humillados y ofendidos en sus derechos civiles y ciudadanos.
Palenque y La China fueron hatos que pertenecieron a Félix Galavís, general tachirense muy afecto al régimen.


Según Salvador Aquino Blanquez en el hato Palenque había 35.000 cabezas de ganado. El hato El Punzón tenía una extensión equivalente a 42.000 hectáreas.


Se recordó que según testimonio del escritor Eduardo Casanova, dada la talla de las personalidades que integraron la Generación del 28, fue llamada por muchos intelectuales, el “sindicato de la inteligencia”.


Vale dejar constancia, que el profesor Oldman Botello entregó a los asistentes, además de la ponencia leída, la fotocopia de una acuarela que fue pintada por el estudiante preso Enrique García Maldonado, titulada “Campamento de Palenque en 1928”. En ella se observa claramente como era la prisión, la forma como estaban dispuestos los caneyes cercados con alambre de púas y el celador. También entregó un muestrario fotostático de fotografías, en una de ellas destaca un promontorio de grilletes sesentones arrumados en el patio de una casa, en la población de El Sombrero.


Finalmente se puede afirmar, que el Conversatorio resultó provechoso, porque le permitió a los asistentes ubicarnos en la realidad que le tocó vivir a los presos comunes y a los estudiantes que fueron confinados en las prisiones de Palenque, La China y El Coco. Denotándose la ausencia absoluta de derechos humanos. Los recuerdos nos enseñan como las personas piensan, vieron y construyeron su mundo y cómo expresaron su entendimiento de la realidad.

De ahí que podamos decir, que los relatos orales producto de las experiencias, vivencias y lecturas nos introducen al conocimiento de la experiencia individual y colectiva. Esta experiencia es un dato subjetivo, es decir no muestra verdades precisas o reconstrucciones veraces, pero si permite realizar una reconsideración de los hechos históricos hasta alcanzar su reconstrucción lo más cercana posible a la verdad histórica.

El acuerdo más importante del Conversatorio fue la tarea encomendada al cronista del Calabozo, doctor José Antonio Silva Agudelo para que diligencie ante las autoridades del municipio la construcción en Palenque de una plaza en homenaje a los Estudiantes de la Generación del 28 que ahí estuvieron confinados pagando prisión por delitos políticos en condiciones tan adversas.
Sitio de Palenque - Parroquia El Calvario, estado Guárico; 13 de diciembre de 2008

* Profesor Universitario. UNESR. Historiador.
En la ciudad de Valle de la Pascua, a los catorce días del mes de diciembre del año dos mil ocho
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Los Paúl de Ortiz

Esa conexión la tiene, primeramente, Don Francisco Antonio Paúl, el segundo hijo de los siete que tuvo el vizcaíno Don Francisco Antonio de Paúl Alberga[1] en matrimonio con la caraqueña Doña Petronila Terreros. Se trata del más destacado de los Paúl Terreros (Ignacio, Felipe Fermín, Joaquín, Francisca, María y Petronila son sus otros hermanos), quien era conocido como Coto Paúl, debido a la enfermedad de bocio que padecía.
POR JOSÉ OBSWALDO PEREZ
DOÑA CRISTINA LORETO PAÚL siempre les contaba a sus hijos que en aquel cuadro del Acta de la Independencia, pintado por el pintor Martín Tovar y Tovar en 1820, aparecía un familiar lejano, cuyos recuerdos habían trascendido por las memorias de sus antepasados. Ciertamente, entre los firmantes, estaba el general Francisco Antonio Paúl Terreros, personaje fundador de la familia Paúl en Ortiz; pertenecientes a los linajes beneméritos de la Venezuela colonial. Pero, allí, en mismo retrato de Tovar y Tovar, también estaba su hermano el doctor Felipe Fermín Paúl, quien había sido contratado para la defensa de las tierras de Ortiz, a solicitud de un grupo de familias orticeñas que amparaban sus ejidos de su vecina Parapara. Al parecer, de alguna u otra forma, los Paúl están ligados con la historia orticeña.

Esa conexión la tiene, primeramente, Don Francisco Antonio Paúl, el segundo hijo de los siete que tuvo el vizcaíno Don Francisco Antonio de Paúl Alberga[1] en matrimonio con la caraqueña Doña Petronila Terreros. Se trata del más destacado de los Paúl Terreros (Ignacio, Felipe Fermín, Joaquín, Francisca, María y Petronila son sus otros hermanos), quien era conocido como Coto Paúl, debido a la enfermedad de bocio que padecía.

Nació en Caracas, en 1773 e inició estudios de Derecho y se incorporó como abogado al respectivo Colegio en 1807. Luego se destacó, entre 1810 y 1820, como combatiente de la guerra de la independencia y miembro de la Sociedad Patriótica; fue firmante del Acta de la Independencia del 7 y anunciada luego el 5 de Julio. Es exiliado en Curazao y muere por paludismo en Barranquilla, Colombia. Casó con doña María Josefa de Jesús Almeida de Miranda, hija de don Antonio José Almeida Rosales y Ana Antonia de Miranda y Rodríguez, sobrina carnal por su madre del general Francisco de Miranda[2]. Tuvo como hijos a: Mauricia, quien casó con Pedro Alcántara[3] y murió muy joven; Juan Antonio, Emilia[4] y Magdalena Paúl Almeida[5]. La dos últimas permanecieron señoritas hasta la vejez.


Araíz de la muerte Don Francisco Antonio Paúl, el libertador Simón Bolívar le escribe una carta a su hermana María Antonia, fechada en Lima, el 7 de Abril de 1825 reconociendo la virtud este prócer de nuestra gesta independentista y, en gratitud, ordenó a su hermana el auxilió a su viuda esposa de “sus miserias”, que le entregará de sus manos la cantidad de 500 pesos que luego abonaría de su peculio[6].

Su hijo, Juan Antonio, el segundo de sus vástagos, es quien procrea la línea de los descendientes de los Paúl guariqueños. Era criador de ganado en San Francisco de Tiznados, donde tenía bienes de fortuna[7] y se había establecido allí cargado con una numerosa familia. Se alistó a las fuerzas revolucionarias del general Ezequiel Zamora, quien fue su amigo y ayudo a conformar el Ejercito del Pueblo Soberano en San Francisco de Tiznados[8]. Fue administrador de propiedades del general José Antonio Páez en 1851. Desde la década de los sesenta es funcionario público, ocupando el cargo de secretario del Juzgados del municipio Ortiz. Casó con doña Concepción Navarrete[9], nieta de don Francisco Navarrete, propietario del Hato Aguas Negras[10] en San Francisco de Tiznados y de doña Prudencia Pereira. Entre sus hijos cuentan: Emilia, Columba, Francisca Antonia y José de Jesús Paúl Navarrete. Emilia Paúl Navarrete casó el 4 de junio de 1882 con Manuel Antonio Sierra, hijo reconocido de Josefa Matute. Fueron testigos de la boda el músico e intelectual aragüeño Tomás Federico Rodríguez y Críspulo Henrique Sierra[11].

El 21 de julio de 1845, el doctor Joaquín Paúl Alberga solicitó en Caracas varias certificaciones, a favor de sus sobrinas Emilia y Magdalena Paúl Almeida. Don Joaquín Paúl, abogado, Juez de Primera Instancia de Villa de Cura y que se estableció en los valles de Aragua con su familia, ejerciendo con tino y honradez, varios cargos públicos de honor y de confianza[12]. De su matrimonio con la señora María Salomé Aranguren Meléndez en segundas nupcias y de Teresa Pulido en primeras, tuvo los siguientes hijos: don José Paúl, que muró célibe; don Jesús María Paúl, Francisco Antonio Paúl, el coronel José María Paúl y los generales Juan Nepomuceno y Juan de Jesús Paúl Aranguren.


En un documento ubicado en el Registro Principal de San Juan de los Morros[13], las hermanas Columba y Francisca Antonia Paúl Navarrete conceden poderes a su primo el General José de Jesús Paúl Aranguren[14], para que gestione ante el gobierno nacional una pensión por 20 pesos, es decir por 200 bolívares, u otra remuneración para sus tías señoritas Emilia y Magdalena Paúl Almeida por el Ejecutivo como hijas del Ilustre Prócer de la Independencia Francisco Antonio Paúl Terreros. En este sentido, el Gobierno, previo a un informe de la Junta Directiva del Montepío Militar, acordó una justiciera pensión a Emilia y Magdalena Paúl, extendiéndole una Cédula con el goce del respectivo monto solicitado[15].

En 1876 vivían en Ortiz los hermanos Ignacio, Felipe Fermín y José Antonio Paúl Navarrete.

Doña Agueda Epifanía Paúl Navarrete, nació en Ortiz en 1883; hija de don Felipe Fermín Paúl y Trinidad Navarrete. Casó en 1901 con Antonio Jacinto Loreto Arana[16], hijo de don Carmelo Loreto y doña Ana Juliana Arana. Son sus hijos: Cristina, Carmen, Francisca y Beatriz Loreto Paúl.

En 1953, Doña Agueda Paúl vendía sus propiedades y derechos de tierra que tenía en San José de Tiznados, herencia que había adquirido de su difunto esposo Antonio Jacinto Loreto y de su padre Felipe Fermín Paúl. Entre sus bienes contaban Combote.

Cristina, la primera de los Loreto Paúl, nació el 11 de enero de 1905 y falleció en 1981. Casó con el sanjosdeño don Ernesto Rodríguez Medina, hijo del intelectual José Ángel Rodríguez Trujillo y doña Virginia Medina. De este matrimonio nacieron: Carmen Josefina (+), Teresa de Jesús (+), José Avelino, Margot Lourdes, Mercedes Josefina, Ernesto José, Cristina Ramona y Ligia Josefina Rodríguez Loreto. Esta ultima viuda de Vicente Baloa y madre de nuestro amigo y hermano Ernesto Baloa Rodríguez.
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La foto corresponde a Doña Agueda Paúl Navarrete y su esposo don Antonio Jacinto Loreto. La misma quizás fue tomada en Villa de Cura, donde tenían propiedades, según nos cuenta doña Ligia Rodríguez Loreto.
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Los perros de la guerra

D' Evereux era un militar aventurero, arrogante e imponente, de origen irlandés nacido en Wexford en 1778. Tiene entre su hoja de vida su participación en la sublevación en Irlanda de 1798; fue obligado al exilio, convirtiéndose luego en ciudadano norteamericano, residenciándose en Baltimore, por poco tiempo; allí comenzó hacer nueva vida y empleándose en barcos cargueros. 

Por José Obswaldo Pérez



A Daniel R Scott
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA en Hispanoamérica encontró en los militares europeos un buen negocio para hacerse dinero. La actividad de reclutamiento de legionarios y su asistencia es (y ha sido, hasta la actualidad) un negocio que se oferta abiertamente y que cuenta entre sus clientes a gobiernos y empresas multinacionales, que lo prefieren no solo por la efectividad de sus resultados, sino también por la “discrecionalidad” política y, en ocasiones, porque resulta más barato. Tal es el caso del general John d'Evereux, el mismo quien levantó en 1820 una legión irlandesa en la acción militar de Chaguaramas, estado Guárico.


100 AÑOS DE ARMAS CHITTY

El historiador Adolfo Rodríguez señala que Armas Chitty influyó por casi 50 años en la historia del Guárico, en lo cultural y lo político. Pero, sobre todo, en la cotidianidad más inmediata del llano. En pocas palabras, Armas Chitty fue un hombre del campo. No sólo es el precursor de la historia regional, si no que lo es también del sentimiento de llaneridad, bajo una estela más trascendente, sin etnocentrismos negativos ni desistimientos humillantes.
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Por José Obswaldo Pérez

SE CUMPLIERON LOS CIEN AÑOS del natalicio de José Antonio Armas Chitty. Nuestro historiador más fecundo de nuestra historiografía regional. Una vasta obra apreciable convierte a José Antonio de Armas Chitty como uno de los hombres cultura más prolifero, en términos intelectuales, de nuestro terruño. El trabajo historiográfico es amplio y su recorrido abarca distintos aspectos de nuestra historia, de una manera global, para decirlo en palabras del historiador francés Marc Bloch.

Armas Chitty nació en Caracas, el 30 de noviembre de 1908. Cuando él cumple los seis años se traslada a Santa María de Ipire, Estado Guárico, donde vivió hasta los 27 años. Allí aprendió con sus padres, no sólo las primeras letras, sino a cultivar el amor por las cosas menudas del llano; por ese contagio olor de querencias que quedará reflejado a posteriori en sus obras, en un lenguaje llano y poético. Son numerosos las crónicas y ensayos a revisar y a difundir de este escritor apasionado por la interpretación histórica en los diversos ámbitos del devenir social, político y económico regional venezolano, interpretaciones que apuntan a la reafirmación de la historia de su patria chica y a la “guariqueniedad”.

Historiador, profesor universitario, funcionario público y poeta. Como historiador – desde el Instituto de Antropología e Historia de la Universidad Central de Venezuela - se ocupó de investigar y divulgar, basado en documentación conservada en archivos del país y de España, la trayectoria de regiones, ciudades y pueblos de Venezuela como Monagas, los Andes, Guayana, Guárico, Carabobo, Zaraza, Tucupido, Caracas, Puerto Cabello, Paraguaná y Punto Fijo, y San Miguel del Batey; de dar a conocer la vida y la obra de personajes como Fermín Toro, Emilio Arévalo Cedeño, Juan Francisco de León, José Tomás Boves, José Manuel Hernández, Carlos Soublette y otros. También escribió relatos y poemas inspirados en la Historia y la geografía de Venezuela. Su labor como historiador le fue reconocida con la designación de individuo de número de la Academia Nacional de la Historia (1979), con la presentación de su trabajo Aventura y circunstancia del llanero: Ganadería y límites del Guárico, Siglo XVIII; en esta institución de la que llegó a ser secretario (1983-1991).

El historiador Adolfo Rodríguez señala que Armas Chitty influyó por casi 50 años en la historia del Guárico, en lo cultural y lo político. Pero, sobre todo, en la cotidianidad más inmediata del llano. En pocas palabras, Armas Chitty fue un hombre del campo. No sólo es el precursor de la historia regional, si no que lo es también del sentimiento de llaneridad, bajo una estela más trascendente, sin etnocentrismos negativos ni desistimientos humillantes.

Su legado ha quedado vigente como fundador e impulsor de los encuentros de Historiadores y Cronistas instituidos en la década de los 80, en las primeras actividades que se efectuaron en las ciudades de San Juan de los Morros y Ortiz. Herencia que ha seguido fundamentándose con los estudios locales y regionales de la Maestría de Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos, valorizando su legado y su presencia intelectual en nuestras aulas y vida académica.

Pero, aún, en nuestras Alma Mater falta el olor de la vida humana, en una pluma que calce los sentimientos de lo menudo, divorciada de toda orientación cientificista, que capte y plasme los recuerdos de nuestra tierra. El paisaje, el alma y la tradición, definibles como todas las temáticas de investigación, pero independientes de las diferentes “historias”. Más allá del tiempo que Armas Chitty empezó a explorar y que hoy puede ser recorrido con nuevos temas, sin forzar límites, por quien sienta el secreto llamado que orienta el ancestral oficio de historiar con devoción.

NOTA DEL AUTOR:
La foto que ilustra este artículo fue tomada en el II Encuentro de Historiadores y Cronistas , en homenaje a su persona y celebrado en Ortiz, en Noviembre de 1993; la misma pertenece a los archivos del señor José Camejo Castillo.

...Y DE NUEVO WILLIAM POWER

Corría el año de 1819. La guerra por la independencia de Sudamérica estaba en su punto más álgido. Allende al mar, buques de la Legión Irlandesa zarpan de las playas europeas haciéndose pasar por inmigrantes. Como el gobierno británico prohibió el reclutamiento de soldados que apoyaran a la revolución sudamericana, se valieron de este ardid para salir apresuradamente de Irlanda.
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Por Daniel R Scott

POR TERCERA VEZ me ocupo de escribir sobre el mismo personaje. Disculpad. La razón para volver a escribir no puede ser más simple: de manos de familiares y amigos, así como de mis propias indagaciones, me ha llegado material nuevo que se hace preciso trabajar y ordenar en un nuevo artículo que además complemente o corrija los anteriores. Lo que escribo no siempre es definitivo, ni correcto, ni totalmente cierto. Escribo e investigo al mismo tiempo, sobre la marcha, lo cual hace de mi material algo sujeto a corrección constante. La finalidad sigue siendo más o menos la misma: informar a mi familia acerca de sus orígenes e intentar preservar poco de lo mucho que se llevaron mi abuela y papá a la tumba. Porque en parte eso es lo que me lleva a escribir compulsivamente sobre mi familia, no la vanagloria ni la vanidad, sino un remordimiento, el sentimiento de culpa que me dejó el haberme permitido dejarlos ir sin antes haber dejado una muestra escrita de todo lo que sabían y guardaban en los silos de su mente.

Corría el año de 1819. La guerra por la independencia de Sudamérica estaba en su punto más álgido. Allende al mar, buques de la Legión Irlandesa zarpan de las playas europeas haciéndose pasar por inmigrantes. Como el gobierno británico prohibió el reclutamiento de soldados que apoyaran a la revolución sudamericana, se valieron de este ardid para salir apresuradamente de Irlanda. Tras cruzar el atlántico, dos contingente de esas naves desembarcaron en Angostura, en los meses de abril y mayo de 1820. Entre los que llegaron a esa ciudad, se hallaba Power, antepasado nuestro, de quien mi padre heredó y llevó con orgullo su segundo apellido. El arribo de William Power a esa ciudad tiene su debida base documental, ya no es producto de una fuente oral. En la página 1 de "El Correo del Orinoco" con fecha del 24 de abril de 1820 se puede leer, respetando la gramática y la ortografía de la época, lo que sigue: "El 15 del corriente ha surgido en este puerto la fragata Gran Nicolás, que traxo a su bordo parte de un regimiento de infantería ligera de la Legión Irlandesa, al mando de su coronel, General de Brigada, Guillermo M. Power. La presencia y porte de estas tropas las recomiendan; y no dudamos que a las órdenes inmediatas de su experto y acreditado coronel, presten servicios importantes a la patria."

No durarían mucho tiempo en Angostura. El "Correo del Orinoco", esta vez en su número del 24 de mayo de 1820, informa a los patriotas que esos dos contingentes partieron presumiblemente rumbo a Achaguas, navegando las aguas del Orinoco. Dice el periódico en su página 3: "En días pasados han partido de aquí rio arriba dos divisiones de la Legión Irlandesa, al mando del coronel del primer regimiento de infantería ligera, general Power: y desearíamos que la poca extensión de nuestra gaceta nos permitiese insertar una comunicación en que aquel agradecido Gefe manifiesta su reconocimiento por la atención y hospitalidad que tanto él, como cada uno de sus subalternos fueron tratados en esta capital"

Power y su gente se adentro en el país a través del Orinoco. De seguro habrán visto en sus orillas no solo los terribles caimanes y la flora exuberante, sino también lugares que hoy se conocen con los nombres de Moitaco, Mapire, el Pinal, etc, hasta llegar al río Apure, y finalmente al poblado de Achaguas. El viaje se llevó varios kilómetros de clima, selva y llano que debieron ser muy rigurosos e inclementes para unos hombres aclimatados a la europea. Algunos enfermaron, otros murieron. Dice Lino Duarte Level que "a principios de junio llega a Apure, Power con ciento y pico de irlandeses... Reunidos todos los extranjeros fueron debidamente organizados con los jefes siguientes: John Blosset, comandante en jefe, John Deighton, comandante de la Caballería, Farriar de la Artillería, William Davey, teniente coronel comandante de la Infantería y Brooke Young, teniente coronel comandante de la Infantería ligera, según aparece de la representación dirigida al Libertador el 25 de agosto. Power quedó como Jefe de los irlandeses. Páez pidió al libertador los despachos militares para la oficialidad, y éste contestó el 24 de septiembre que vendrían en primera oportunidad, pero negó el de General que pedía Power, a quien no reconoció sino el grado de Teniente Coronel" .

¿Y que de aquel duelo al que me he referido en mis dos artículos anteriores? Mi papá lo mencionaba muy a menudo. El mismo Lino Duarte Level, en el capítulo XII de su libro "Historia Patria" da su versión de los hechos: "Reunidos en la noche en la morada de Páez todos los jefes para celebrar el santo de Bolivar, Blosset invitó a Power a tomar un vaso de licor, invitación a que éste se negó cortésmente. Blosset, que había tomado bastante, se dio por ofendido y pidió satisfacción. Intervino Páez y el asunto pareció terminado...Blosset, seguido de dos testigos, se presentó a Power a reclamar la satisfacción pedida, y a pesar de la poca voluntad de éste para batirse por no considerar el asunto de tanta importancia como para ello, no fue posible rehusar el duelo y pocos momentos después se verificó a la pistola, quedando muerto Blosset. Páez arrestó a Power y a los testigos y los envió al Cuartel General, donde fueron juzgados en Consejo de Guerra y absueltos de toda culpa"

Power se salvó del Consejo de Guerra y de ser fusilado. Participó en la batalla de Carabobo, como ya lo he dicho en los otros dos artículos, y finalizada la contienda se radicaría en el país. Dice mi buen amigo José Pérez, según lo que él ha leído, que "William Middton Power es quizá el nombre completo de ese legionario que había sido comanadante en la armada británica en Egipto, tal como lo relata el historiador Alfred Hasbrouch en su libro Foreing Legionaries in Liberation of America. William no sólo llegó para cooperar en la independencia de Venezuela, sino que también se trajo a su mujer doña Margarita Windford, de origén escocés, natural de Glashamton, Worcestershire" Y añade mi amigo: "de este matrimonio viene toda la familia Power venezolana documentada por el genealogista Don Dogoberto A. Romer.".

A William Power le nació un hijo, Eduardo Power, que se casaría con Maria Eugenia Orta. De esa unión nace Carlos Power, quien al casarse con Carmen Olivo engendraría a Carlota Power Olivo. Carlota Power le dió a luz a Daniel Scott Gutiérrez el que sería su hijo primogénito, Don Antonio Scott Power, mi padre, nacido en 1912. Y por ahí sigue la cosa, según sean los descendientes.
26 de Septiembre de 2008

EL SOLDADO DE LA TERCERA COMPAÑÍA

Según la versión de mi padre, William Power integraba la oficialidad pero fue degradado por participar en un duelo. Pero jamás me dio mayores detalles de ese tema. Y yo nunca le pregunté, para ser sinceros.



por Daniel R Scott

Vagando solitario y feliz entre los libros de una bien dotada biblioteca me topo de nuevo con el William Power que la tradición oral paterna asevera es antepasado nuestro, venido allende al océano, de la lejana Irlanda. Decía papá que este William Power terminó combatiendo en la memorable y épica batalla de Carabobo, que selló nuestra independencia tras largos años de lucha. "Su nombre está en el Paseo de los Próceres" aseguraba. Formó parte de la "Legión Britanica", más específicamente de las filas de los "Cazadores Británicos", bautizados así por el hoy denostado José Antonio Páez, al que casi echan del Panteón Nacional. De ese William Power ya hablé una vez en "Historiografías" y "Fuego Cotidiano", blogs donde mis buenos amigos Jeroh Montilla y José Pérez tienen la amabilidad y la gentileza de publicar estos humildes garabatos míos. En esos blogs, valga la cuña, escribe gente de talento que merece ser leída y estudiada.

En esta oportunidad tengo en mis manos un viejo y olvidado libro en cuyo pórtico se lee el siguiente título: "La guardia de honor del libertador presidente". El autor de éstas páginas es Francisco Alejandro Vargas, del que asegura Rafael Ramón Castellanos, en el prólogo que abre la obra: "es un buceador en el mar abierto de nuestras fuentes documentales: ocultas, inéditas, empolvadas." Y añade además: "A más de ser un preciado homenaje al destacamento que lleva el mismo nombre como guardia de honor del presidente de la republica, compacta todo un profundo análisis de la vida y los altibajos de una porción del ejercito a través de ciento sesenta años, pues el 12 de febrero de 1815, en Mompox, Bolívar firmaría un decreto para integrar su guardia de honor con dos compañías, un piquete de artillería y un escuadrón de caballería".

Sigo hojeando la obra en el sagrado silencio de esta biblioteca. Salto de una página a otra, con la expectativa de que encontraré algo interesante que me vincule con el pasado. Me guiaba algo así como una suave intuición. Escribe Francisco Alejandro Vargas en la página 237, refiriéndose a la actuación de los "Cazadores Británicos" en la batalla de Carabobo, que "absorvió la fama de tan memorable jornada y recibió en el propio campo de batalla de labios de Bolívar, el glorioso nombre de Batallón Carabobo de la Guardia". Sigo leyendo. Más allá escribe O´Leary en sus densas "Memorias", tomo XVIII, página 352: "La firmeza del Batallón Británico para sufrir los fuegos hasta que se formó, y la intrepidez con que cargó a la bayoneta, sostenido por el Batallón Apure que se había rehecho y por dos compañías del de tiradores que oportunamente condujo el fuego su comandante el teniente coronel Heras, decidieron la batalla." Sigue diciendo O´Leary que cuando los Bravos de Apure comenzaban a ceder terreno, "avanzó en su auxilio el Cazadores Británicos, que le permitió rehacerse y con mayores bríos volver a combatir al lado corajudo cuerpo de la Gran Bretaña."

Pero, a todas estas, después de tanto hablar, escribir y citar, ¿donde encaja William Power en todo esto? Pues que estuvo en la tropa de los Cazadores Británicos. Después de la gloriosa jornada de aquel día el recién creado "Batallón Carabobo de la Guardia" fue reorganizado en seis compañías. El autor del libro, detallista y meticuloso en grado sumo, ofrece una lista de todos los hombres de las compañías. Los leo uno por uno. Me llama la atención la profusión de "William": William Mason, William Hile, William Burns, William Pompet, William Erars y así por el estilo. Entonces mis ojos se detienen y fijan en uno de los nombres. En la tercera compañía, ocupando como soldado la posición numero 39 en la lista, aparece el de William Power. ¿Es este el William Power de la tradicion oral paterna? Lo más seguro.

Según la versión de mi padre, William Power integraba la oficialidad pero fue degradado por participar en un duelo. Pero jamás me dio mayores detalles de ese tema. Y yo nunca le pregunté, para ser sinceros. La relación con mi padre no era de esas de sentarse a hablar por horas. Y cuando pude hacerlo no lo hice. Le preguntaba acerca de los Scott, pero nunca de los Power. Oldman Botello habla de un William Power que llegó al país con el grado de comandante en 1820. El uno soldado, el otro comandante. ¿Se trata de la misma persona o existieron dos con el mismo nombre? Si es el mismo, es de suponer fue degradado antes de la Batalla de Carabobo. Mi primo Carlos Hurtado Power, profesor de liceos y universidades y una especie de ser mitológico devorador de libros me dijo: "William Power se batió en duelo con otro oficial de apellido Brown. Es una fuente oral pero con fundamento escrito sin precisar" Cuenta la leyenda que cuando William Power fue condenado a muerte, éste pidió que le fuese conmutada la pena por la de degradación militar. "Ustedes necesitan soldados para pelear esta guerra" dijo, y accedieron a su petición, para suerte de los futuros vástagos, entre los cuales me encuentro.

Pero, como en otras ocasiones, especulo y deduzco. No tengo todos los datos históricos al alcance de mi mano. En la medida que vaya leyendo y encontrando más material bibliográfico se podrá confirmar o desmentir la validez de esta historia en embrión.

2 de Septiembre de 2008, a los 96 años del nacimiento de papá, Don Antonio Scott Power.

La Tesis Doctoral de Adolfo Rodríguez: UNA BIBLIA SOBRE EL LLANO, EL LLANERO Y LA LLANERIDAD

Argenis Ranuárez A. Cronista del Municipio J G Roscio. Estado Guárico / 0416-8460435 argenisranuarez@gmail.com

Quiso la generosidad de nuestro amigo y maestro el Doctor en Llanología Adolfo Rodríguez Rodríguez, que a nuestras manos, a nuestro corazón y a nuestro cerebro llegara un ejemplar de su tesis de grado para obtener el título de quinto nivel en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Esa tesis (1990), es el resultado final de diez años de trabajo. La vecindad geográfica con Rodríguez en la Ciudad de los Morros y la cercanía en el afecto y en las luchas durante más de cuarenta años, nos permiten conocer en toda su esplendida humanidad al autor de esa investigación que leemos, releemos y consultamos una y otra vez, como la Biblia sobre el llano, el llanero y la llaneridad. La tesis presentada como requisito parcial para optar al grado de Doctor en Ciencias Sociales tiene 593 páginas, quinientas citas bibliográficas y hemerográficas, y esta dedicada al poeta apureño Julio César Sánchez Olivo, su entrañable amigo.A lo largo de once capítulos el autor estructura una teoría sobre “ La Imagen de los Llaneros Venezolanos” que es el título del extenso y enjundioso trabajo.Es una teoría sobre identidad ,ficción y utopía de los llaneros venezolanos con posibilidad cierta de ser aplicada ,comparada y diferenciada con las de los llaneros de Colombia .Es un trabajo de paciente tejedor y así como sus ancestros por vía paterna, los Rodríguez Rodríguez y por vía materna, los Rodríguez Díaz- genealogías para escribir una historia larga, de espíritus luminosos-tejieron sogas y falsetas, la una, cuero cortado con precisión de pulso impecable, torcido y asoleado, la otra, fibra larga resistente y multicolor llevada a creación de artesanía todavía sin reivindicar,así debió tejer el hijo dilecto de Santa María de Ipire esa obra monumental de su entendimiento de llanero que bien ganada tiene credencial de embajador de su confín ante el mundo. La tesis de Adolfo Rodríguez está localizada en la etnopolítica, ciencia que estudia la toma de decisiones de los sistemas societarios étnicos objeto específico es la historia de los llaneros venezolanos durante los tres siglos –más o menos, imprecisa el autor en la introducción ,como buen llanero que da seno al cabresto para permitir las naturales márgenes de error.Durante esos tres siglos nace,se desarrolla y subsiste la neoetnia de los llaneros venezolanos, quienes conciben auto-imágenes y heteroimagenes. El centro de gravedad de la tesis del historiador, poeta y profesor Rodríguez lo constituyen precisamente las imágenes del llanero sobre si mismo y las imágenes de “los otros” sobre el llanero. Rodríguez concibe al llanero como un grupo societario en equilibrio y parte en consecuencia de la premisa de la utopía cumplida. Aplica el autor el enfoque que sobre lo múltiple y lo unitario aporta el diferencialismo dialéctico, en paradigma que a su decir, es resultado de las reflexiones “procuran la elaboración de una teoría grupal de las sociedades”. Apreciamos la obra de Rodríguez como el encuentro de quien busca con afán pero sin apresuramientos, sin prisa y sin carreras, para que búsqueda y encuentro sean la expresión de una personalidad así signada.Cita autores extranjeros y a autores patrios. Recoge como quien cosecha: uno a uno los frutos de muchas investigaciones para identificar, comparar, contrastar. La obra en comento la consideramos monumental, la más extensa,prolífica,madurada y acabada que sobre el llanero se haya escrito.Hay en sus fuentes historia, política, sociología, poesía, antropología, economía, folklore, mitología, estadística, teología, libros, periódicos, revistas y boletines. Poco o nada publicado que se refiera directa, indirecta, radial o tangencialmente al llanero, durante tres siglos quedó fuera de la investigación .Presentada la tesis en 1990, debió nuestro maestro marcar los cabos que iba a atar luego, por lo menos durante cuarenta años. Destaca en el trabajo del Doctor Rodríguez una imagen de los llaneros venezolanos, formada a lo largo de tres siglos de prácticas económicas, sociales y culturales en un ambiente de libertad con hechos de subsistencia y de resistencia pasiva durante el período colonial. Las imágenes, sistemas conceptuales o ideologías sobre si son producto de las condiciones de equilibrio.Fundamenta sus afirmaciones en los trabajos de autores llaneros y no llaneros como Humbolt, Ramón Páez, Torrealba, Bolet Peraza, Ovalles, Vallenilla Lanz, Tejera, Bolívar Coronado, Arvelo, Gil Fortoul, Eduardo Blanco.Pocaterra, Andrés E González, Rago, Picón Febres, Otero Silva, Carlos Palacios, Planchart, Pastori, Tosta, De Armas Chitty, Julio DeArmas y otros. El autor cita a cada uno para reforzar su propio juicio. Incluye cartas, proclamas, memorias, poesía y teatro. Organiza y valora datos. El particular ecosistema llanero en el tiempo y el ser humano-neoetnia producto de las etnias hispánicas indígena y negra-, actuando libremente en ese espacio y durante ese tiempo para generar una dialéctica de las imágenes en la historia llanera venezolana a través de cuatro modelos de ficcionalización: colonizadora, fragmentada, asumida y de resistencia.Para Rodríguez-y lo comprendemos plenamente- el llanero es la respuesta a la dominación.Es una “opción cultural” que nace en el siglo XVII con la invasión o cerco del llano, donde el ganado vacuno o “los grandes rumiantes” comenzaban a multiplicarse espontáneamente dadas las condiciones ambientales de la región de los llamados “Llanos de Caracas”, “llanos de Venezuela” o “Llanos de San Sebastián” donde las prácticas de subsistencia de las etnias autóctonas en el llano, van a asociarse a las prácticas nacidas de la nueva realidad producto de la fusión con las prácticas propias del Hato y consecuencialmente del llamado “trabajo del llano”. El caballo pasa a formar parte de la vida del hombre, bien como medio de transporte que le permite ganar tiempo a las distancias, sirviéndole además para cazar, buscar ganado cimarrón y pastorear. El comportamiento de esa nueva etnia se expresa de manera pacífica, frente al comportamiento de las etnias autotóctonas, es decir, aquellas que poblaban el territorio hoy denominado “Región de los Llanos”, antes de la conquista. Esa convivencia de prácticas pre y post llaneras, tiene según Rodríguez su explicación en la racionalidad del ser étnico, la cual excluye toda contradicción.La orientación hacia la supervivencia en un medio de contrastes, es hacia el convivir,Se trata de una fuerza propia, que conduce al equilibrio del modelo societario, con una persistencia para el logro del equilibrio o capacidad de recuperación que son la voluntad definitoria del carácter deseable utópico de cada sistema étnico. La identidad étnica, es así, un status ,una condición que asumida plenamente por el llanero, lo hace mantenerla atoda costa y trance con orgullo de sus posibilidades,de sus aptitudes y de sus destrezas para asumir riesgos,peligros,obstáculos o simplemente para enfrentar satisfactoriamente la vida.La vida suya ,que es la vida del llanero en el espacio al cual pertenece, en su territorio, en su llano, con un alto grado de desarrollo de la interacción recíproca con la naturaleza:Ella alimenta su cuerpo y su espíritu. De esa naturaleza vive, vive en armonía: la meta alcanzada será la victoria cumplida que hacen del llanero un “hombre completo”, capaz de tener conciencia de sí mismo y de “los demás” conciencia ecosistémica y conciencia diacrónica, ésta última la que le permite mantener la utopía conquistada. El poeta, profesor, historiador y académico desarrolla las ficcionalizaciones con la pericia de quien conoce la metodología y con ella se obliga por mandato de manuales, más allá de que no la comparta.La ficcionalización por identificación es la del espacio. Rechazar o dominar lo que al conquistador lo considera un peligro contra el cual él, eslabón unido al monarca como guerrero suyo, y el monarca unido a Dios como su representante en la tierra, debe enfrentar y someter. Abunda en citas que van desde Fray Pedro de Aguado, Juan de Castellanos y Fray Buenaventura de Carrocera, sobre “, la conquista del llano” (1585-1788). La identificación con la barbarie (ficcionalización por identificación) el llanero va a ser ficcionalizado en una identificación a veces cercana a la verdad y otras, apartadas totalmente.La desnudez de su cuerpo y la intrepidez de su espíritu, lo hacen parecer y ser identificados como “bárbaros”, lo cual incluye flojera, indolencia, pereza, ociosidad, en citas que van desde Humbolt hasta Uslar Pietri, pasando por el prócer José Laurencio Silva, el Prebístero José F Blanco y Codazzi. Esa ficcionalización también se hace extensiva a la identificación de los llaneros con la herejía. Los indios eran “paganos” y el modelo de subsistencia era pagano, según la óptica del invasor. En este encuentro, bien vale la pena citar fragmento del dominico Juan José de Rojas, en 1768,trascrito por Rodríguez, sobre la porción de los llanos de occidente, llamados Barinas. “A todo el territorio de Barinas quiso Dios dotarlo de fecundidad en sus pastos, en sus frutos y acomodos para cría de ganado, pero esto bien oculto bajo el freno de la fiereza de aquellos indios, entramos misionando los frailes dominicos, fueron fundando poblaciones, y a las sombras de éstas iban entrando los españoles y plantando sus hatos, y hoy son tantos los ganados que pueden contarse por millones” cita hecha de la que a su vez hace Virgilio Tosta . La tesis de Adolfo Rodríguez trabaja luego con la identificación de los no-blancos, otra ficcionalización por identificación. Negros, mulatos, zambos y mestizos recibieron por igual la furia del racismo. Esa percepción sobre los llaneros persistió luego de culminado el período colonial y de iniciada la accidentada vida republicana. Los llaneros también fueron identificados con lo exótico,la cita que hace el autor es una fotografía del llanero apureño tomada por Páez ,quien bien los conocía: “Los apureños mostraron siempre en los campos de batalla todo el denuedo del cosaco, la intrepidez del árabe del desierto, y en sus virtudes cívicas el desprendimiento de los espartanos”.En esa identificación, también el llanero ha sido tenido por “insubordinado y rebelde por naturaleza”.Páez, Vallenilla, Santander, Ker Porter y otros escamoteadores de la verdad, son citados por el autor. La neoetnia los llaneros, asi ficcionalizada, la incluye el autor en el evolucionismo unilateral. La separación que hizo el pensamiento de la antropología de las luces, cuyo objetivo supremo era la “civilización” entre el estado de naturaleza y el estado de las leyes o Sociedad civil, llevó a concebir al llanero ya no como un bárbaro a quien había que destruir, sino como un primitivo cuya incapacidad requería de tutelaje.De allí que la antropología de la ilustración propuso políticas de protección y tutelaje.Ovalles, Amaya, Pocaterra, Samper, Otero, Gallegos y Tamayo entre los más citados. La “ imagen feudal de los llaneros” constituye otra ficción en la identificación de la etnia.El autor detalla en su investigación las razones por las cuales el hato constituía una modalidad señorial o patriarcal donde el dueño de hato es propietario de la tierra y de los medios de producción y el llanero ,el trabajador, muchas veces alzado contra el colonizador en el proceso de dominación .Destaca en esta forma de ficcionalización de la identidad de los llaneros ,la sustitución del término “peón” por el de “vaquero” en la ordenanza de llanos de 1811,para evitar la excepción existente hasta entonces de los peones en el servicio militar . Cabrera Malo y Gallegos son los autores ,en quienes Rodríguez fundamenta esta ficción.El académico guariqueño dedica cientos de páginas a la ficcionalización de los llaneros por identificación, la ilegalidad calificándolos de vagos, inobedientes y ociosos, los jueces de llano aparecieron en las ordenanzas de llano de finales del siglo XVIII y fueron creados registros especiales por el gobierno colonial, para inscribir a toda la gente libre al servicio de los hatos. De esos años es la aparición de salteadores de camino y cuatreros. Fueron creadas cuadrillas para reprimir el abigeato.El autor refiere fases de Calabozo, Guardatinajas y Camaguán, hoy estado Guárico, considerados sediciosos, y donde los protagonistas eran llaneros. Durante el breve período de la primera república, Boves dirige el descontento social, los documentos citados coinciden en el calificativo a los pobladores del llano: forajidos, sublevados y salteadores.El libertador en 1814,se queja de la “adhesión” de los pueblos del bajo llano a la tiranía .Páez, según la investigación de nuestro cronista mayor-hizo oferta de dinero a los soldados para evitar que cometieran raterías. Los liderazgos de Boves y Páez en la población de los llanos, el influjo de esos dos hombrees llevó a otra ficcionalización:fueron los llaneros identificados como comunidad mesiánica.Formidable pertinencia de la citas de expresiones de J A Páez sobre su liderazgo, al igual que otras de Urbaneja Achelpol,Luis Villalba y Rómulo Gallegos. Con abundante argumentación y valiosas citas el investigador guariqueño Adolfo Rodríguez Rodríguez determina otra forma de ficcionalización: la identificación con las ideologías monárquica o republicana.La proclama de Bolívar a los llaneros el 17 de febrero de 1818, exalta el valor de la etnia llanera, considerémoslas invencibles. Morillo creyó en la posibilidad de seducir a los llaneros a favor a favor de la causa realista.Los jefes patriotas identifican al llanero con la independencia.Los autores citados en esta forma de ficcionalización de la identificación ,entre otros son Aguilera,Tejera,Eloy González,Gil Fortoul y Arvelo Larriva Los llaneros son identificados como personajes costumbristas, con el comunismo, como no-federales, como base y sustentación del caudillismo, el alma regional como desintegradora, y con el determinismo, todo ello a partir de 1830,con etapa de apogeo de la oligarquía liberal de los Monagas y con el final de la hegemonía política llanera. Los autores citados por Rodríguez son Eduardo Blanco, Larrazabal, O’leary, Fermín Toro, Juan Vicente González, Manuel José Romero, Pérez Vila, Fernández Heres, Rondón Marquez, Daniel Mendoza, Méndez Echenique,Villavicencio,Julio De Armas padre,Julio De Armas hijo,Armas Chity. Cita a los periódicos:El eco de Apure el Torrente, La Opinión Nacional, el Bazar,Ultimas Noticias, el Correo del Orinoco,Alborada,entre otros. Finalmente, creemos que la muy discutida afirmación hecha en Mérida el pasado 5 de junio en el Encuentro de Cronistas de Venezuela con estudiantes de la Escuela de Historia de la ULA, no es del todo cierta. Si hay quien lea una tesis de grado, obviamente, no como quien lee un libro de texto o una obra literaria, sino como lo que es: una fuente para nuestras investigaciones. Consideramos de gran valor la investigación sobre los llaneros de Venezuela de quien entre mucha obra buena es el creador y Director hasta hace poco, del Centro de Estudios del Llano(CELLUNERG) de la Universidad Rómulo Gallegos de San Juan de los Morros-de la cual es promotor y fundador, y donde ejerció el vicerectorado Académico-,ha trabajado Rodríguez sobre el medio, el hombre, el proceso evolutivo, usos, costumbres, personajes, modos de producción, mitos, leyendas y el sentido de pertenencia que lleva al llanero a una filiación con su ecosistema .Una y otra vez en la copla, en el corrío, en el poema, en los himnos, el la reláfica y hasta en la cotidiana conversa, el llanero se siente y se nombra hijo o hermano de sabana, cielo, viento, río, palma y del sol. Y del sol, como todo nacido “en ésta ribera del Arauca vibrador”. Razones de tiempo no nos permiten comentar la parte de la tesis del llanerólogo, llanerófilo y llanerómamo Doctor Adolfo Rodríguez, relativa a la heteroimagen de los llaneros venezolanos, esa percepción de “los otros”, en la cual el autor abunda en citas reforzadoras de sus dichos al respecto, como la de Carlos Palacios quien atribuye al llanero entre otras cualidades “las costumbres sencillas, mínima criminalidad, la hospitalidad, inventiva noble y poética, delicadeza de carácter y desprendimiento del interés material”. Por estas razones, proponemos en este Encuentro-simposio la publicación de la obra “IMAGEN DE LOS LLANEROS VENEZOLANOS(Identidad, ficción y utopía)”en coedición de los estados Barinas, Guárico, Apure, Cojedes y Portuguesa, para que cada biblioteca de liceo, universidad, casa de cultura, ateneo, centro de historia e instituto de investigación de esas entidades tengan para ofrecer a sus lectores, miembros o investigadores, un ejemplar de esta Biblia del llano, de los llaneros y de la llaneridad, escrito por el exégeta de Juan Germán Roscio, el clarificador de Zamora, el reivindicador de Don Carlos del Pozo, alumno-amigo de D Armas Chitty, amigo y Maestro nuestro.

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Las voces de lo creado

Por Daniel R Scott

"Tenía la impresión de estar sumergido y nadando en el seno de la armonía universal; su alma se había identificado con el alma del mundo" ( Ignacio Larrañaga, en "El Hermano de Asís" )

"El mundo, aunque caído, no es todo tristeza o miseria. En la naturaleza misma hay mensajes de esperanza y consuelo" ( Elena G. De White )

"Oh hermanas mías, / sencillas e / inocentes / tórtolas" ( Argénis Rodríguez)

Estoy aquí, como casi todos los domingos, en el mismo lugar de antaño, a la fresca sombra de los árboles, acariciado por esa brisa peregrina que no tiene rumbo fijo, asediado por la débil y fría luz del sol poniente que ya perdió sus fuerzas del mediodía y que se abre paso a través de la humedad de los cielos. Es como una luz apagada que más bien te enfría la piel. Cierro los ojos. Letargo. Me siento ebrio. Quizá sea un ebrio. Me echo boca arriba sobre un podrido manto de hojas secas y marchitas. Casi me duermo. Cielo nublado, frío, gris. Dos o tres gotas de una lluvia que no decido caer golpean suavemente mis ojos, haciéndome parpadear y volver en mí. Despierto. ¡Son tan frías las lágrimas del cielo! No siento nada, no pienso nada: atrás, por los momentos, queda el caos, la falta de sentido, el surrealismo nacional y mundial... ¡Estoy harto de atentados terroristas, de guerras en Afganistán, de líderes de la oposición y de pistoleros de puentes Llagunos! Lo que cercene o irrespete a la vida es pura mierda. Si deseas huir y salvarte, debes caminar atrás, muy atrás, hasta llegar a profesar la teología primitiva y poética de nuestros ancestros. Ellos hablaban con la piedra, las ramas, el sol. Su ideología era vivir. Hay que peregrinar hacia los umbrales de lo creado. El camino a recorrer no es tan largo, si te fijas bien. Es que hay tanto ruido en nuestras cabezas, tantas voces ondeando sus banderas variopintas y tantos artefactos a nuestro alrededor que nos parece tarea imposible. Pero el camino de retorno es corto, muy corto. Si lo haces no le estarás huyendo a la realidad, antes bien le podrás hacer frente contando con los recursos adecuados.

Estoy embriagado, como poseído por el sublime espíritu que articula y cohesiona armónicamente el universo. De repente todo y cada cosa de lo creado tomó vida propia y me habló. El ave en su vuelo me habla de aquellos que no dejan ni les interesa dejar huellas a su paso. En su trinar, el azulejo me grita: "No hay necesidad alguna de dejar caminos abiertos para nadie: que cada quien se abra el suyo. “¡Hay que ser valientes y asumir la vida con gallardía!". La hoja marchita se desprende de la rama y me dice en su último suspiro: "No te aflijas por mí; atrás dejé millares de hojas tiernas y lozanas que seguirán hablando por mí: nadie es imprescindible mientras la vida siga generando vida". La hormiga que lleva perseverante y hasta el final un peso superior al suyo es una lección acerca de cómo llevar las cargas del corazón con el estoicismo de los insectos. La nube que se hace y deshace nos habla de lo efímero y veleidoso de las ambiciones humanas. ¿No duró el "Reich de mil años" de un Adolfo Hitler apenas doce años? Todos esos orgullosos estandartes y svásticas terminaron sepultados en los escombros de una Berlín arrasada por los rusos. Las estrellas no se ven pero están ahí, ya sea que lo creamos o no, esperando ser reveladas por la noche que ya vendrá. ¿No se manifiesta Dios y los misterios de la fe en las noches del espíritu humano? El Pariapán me ruborizó con su vasta y sólida mirada. Me dijo en sílabas silenciosas: "Desde mis alturas de siglos he visto a la gente de este pueblo nacer, crecer, vivir y morir". Yo guardaba silencio mientras la creación hablaba y murmuraba mil cosas. Más allá, no muy lejos, las graves y rítmicas campanadas de la iglesia lejana anuncian el indetenible caminar del tiempo que todo lo devora a su paso, como el fuego devora a las chamizas. "Risas y lágrimas reposan silenciosas por igual ocultas detrás de viejas lápidas solitarias y olvidadas por todos" sentenció la inexorable voz, desde lo alto de la torre del templo. Entonces ya no pude resistirme. Tomé la palabra y dije: "Pero dentro de tus atrios acude el alma en busca de inmortalidad: En el corazón de Dios se guardan incólumes el gozo y la tristeza de todo aquel que nace, crece, vive y muere". Y se me dibujó en el rostro una mueca triunfal. El Pariapán y el campanario se vieron directo a los ojos y guardaron silencio. Luego dijeron a una "Al igual que tu, sabemos estas cosas. Por eso te amamos y somos tus hermanos."

Sigo aquí, en el mismo lugar: mi monasterio. Un monasterio de escalinatas, cemento agrietado y árboles centenarios. Cualquier sitio por el que tu corazón sienta predilección es una abadía. Soy monje. Los años se deslizan con silenciosa suavidad como las aguas de un arroyo. Personas van y vienen. Ideologías se desmoronan sepultando a sus líderes. Personas las hubo que me dijeron alborozadas "¡te amo!" y besando mil veces mi alma me prometieron compartir para siempre mi claustro. Les creí. Pero se marcharon, llevándose fibras de mi corazón. Y yo sigo aquí, casi solo, en mi eterno "ahora."

Nada ha cambiado y acaso sea lo mejor.

Sabado 7 de Septiembre de 2002

MUJER

La canción, vale decirlo, tiene mucho de autobiográfica. "Me gusta la música en primera persona" dijo una vez. "Escribo todo acerca de mí, y es por ello que me gusta. Es yo y nada más". La letra fue concebida pensando en Yoko Ono, su esposa desde 1968, una talentosa artista japonesa de vanguardia cuya obra jamás fue reconocida como se lo merecía. ............................................................................................................................................
Por Daniel R Scott A mi amigo Arturo D' Armas, que no comulga con los que aún siguen atascados en el "precámbrico del marxismo" Artículo que escribí luego que el amigo Arturo me enviara traducida la canción "woman" de John Lennon. Por supuesto que en la letra de "woman" se aprecia el concepto o idea que el ex-beatle tenía de la mujer. Si la oyes completa, notarás que al principio el cantante susurra unas cortas palabras. Se trata de una cita o pensamiento de Mao que dice: "La otra mitad del cielo" ¿Cuál es la otra mitad del cielo? No existe tal mitad. Cualquier división que se haga del cielo es imaginaria o artificial. Lo mismo, asegura Lennon, sucede con el hombre y la mujer. En la última entrevista que le hicieran horas antes de ser asesinado explicaba que eso de "hombre" y "mujer" era lo mismo que decir "la otra mitad del cielo", una tontería, una manera estúpida e ilógica de clasificar. En esencia, hombre y mujer son una misma y sola cosa. Eso dijo. Sin duda era un feminista. Él dijo que lo era. De 1975 hasta 1980 abandonó el mundo del espectáculo y de la música para dedicarse a cuidar de su hijo recién nacido y a hornear el pan como lo haría cualquier panadero o mujer. Descubrió y se entregó al romanticismo de lo cotidiano y anónimo. Vivió la vida como algo que tiene significado en sí misma, sin los adornos de los títulos o de la fama.
A sus 35 años, dejados atrás las glorias de la Beatlemanía y sus resonantes éxitos, hallaba placer en el desempeño de las artes domésticas mientras su esposa se ocupaba de los negocios. Esos cinco años, que fueron los últimos de su vida, constituyeron para él los más fructíferos y valiosos de todos los que había vivido. No quería terminar como Elvis Presley: un rey con fama pero hinchado y sudoroso sin vida doméstica que sucumbió bajo el efecto de las drogas y que le vendió al público una falsa imagen de sí mismo.
La canción, vale decirlo, tiene mucho de autobiográfica. "Me gusta la música en primera persona" dijo una vez. "Escribo todo acerca de mí, y es por ello que me gusta. Es yo y nada más". La letra fue concebida pensando en Yoko Ono, su esposa desde 1968, una talentosa artista japonesa de vanguardia cuya obra jamás fue reconocida como se lo merecía. Una artista "underground" o "subterranea" de esas que en las galerías de arte del "alocado Londres" de los sesenta colocaba manzanas frescas sobre pedestales y cobraba a los espectadores doscientas libras para verlas podrirse. Su libro de poemas con "instrucciones para leer" decía cosas tan insólitas como "hazte un cigarrillo con tu vello público y fúmatelo", o algo como este otro poema: "Imaginate mil soles encendidos en el cielo / luego déjalos apagar lentamente / hazte un bocadillo de atún y cometelo" .
El merito de esta mujer consiste en haber sacado a su esposo de esa sandez que era la mítica leyenda que se creó en torno a los Beatles, la beatlemanía y su música en general, devolviéndole su identidad y la normalidad propia de los seres humanos comunes y corrientes, de esos que caminan por las calles como lo haría cualquier ciudadano de cualquier metrópoli. Porque, siendo el pueblo anglosajón irremediablemente religioso hasta la médula, colocaba en los conciertos de los Beatles a los lisiados en las primeras butacas a ver si eran sanados por algún tipo de milagro. Absurdo pero asi fue. Cosas de la idiosincrasia de un pueblo, empeñado en profesar religiones y hallar héroes que encarnen su orgullo nacional.
Después que asesinaron a John Lennon aquel 8 de diciembre de 1980, mi hermano mayor, que trabajaba en "Trofeos de Venezuela" allá en Caracas, me trajo una revista en la que aparecía una entrevista hecha a lennon horas antes de morir. Cuando le pidieron que hablara de su nuevo disco, él respondió: "No voy a volver a vender mi alma al diablo para tener un disco que sea un éxito. Solo estoy trabajando con mi mejor amigo, y mi mejor amigo es mi mujer. ¿Se puede pedir algo más?" Y en la entrevista que le hiciera la revista "Rolling Stones" en 1970 declaró: "No voy a sacrificar el amor, el amor verdadero, por ninguna puta, ningún negocio ni ningún amigo, porque al llegar la noche uno se queda solo. He pasado por todo eso y nada funciona mejor que alguien que te ama, te abrace" .
Esas palabras, pronunciadas por el hombre más irreverente de la década de los sesenta, me han perseguido desde los dieciséis años hasta hoy, como si hubiesen salido de una Biblia.
16 de Agosto de 2008

NOTACIÓN MUSICAL DE LLOVIZNA Y CRISTAL

Me acosté el sábado por la noche y el domingo me amaneció sin haber podido dormir ni siquiera media hora. El pesado y temido amigo insomnio me visitó sin previo aviso ni mediar palabra alguna, perturbándome el sueño, la paz y la alegría. ..................................................................................................................................................
Por Daniel R Scott Sale nuevamente el sol sobre el humilde pueblo de Parapara. Se filtra entre las ramas de la arboleda y el trinar de los pájaros un amanecer inusualmente frío por obra y gracia de las lluvias del mes de agosto. Por lo general, el clima de Parapara es caluroso y sofocante, propio del "bosque seco tropical" dijera el cronista e historiador Oldman Botello. La temperatura es tan alta, espesa y húmeda, que al caminar sus calles sientes sumergirte dentro de ella como si se tratase de las aguas de las lagunas del llano. Los más inconformes empotraron en las paredes de sus casas aires acondicionados para burlarse del calor y vivir dentro de un clima artificial, falso y surrealista. Me acosté el sábado por la noche y el domingo me amaneció sin haber podido dormir ni siquiera media hora. El pesado y temido amigo insomnio me visitó sin previo aviso ni mediar palabra alguna, perturbándome el sueño, la paz y la alegría. Los segundos se convierten en minutos y los minutos me parecen horas, y no faltará alguna hora insolente de la madrugada que se me ría en mi propia cara. En este caso de nada me sirvieron las estratagemas, ardides y trucos de antes para echarle fuera: ni la respiración abdominal del niño recién nacido, ni contar del uno al cien y del cien al uno como me lo recomendó cierto médico, ni ninguna de los otros ejercicios de meditación creativa que practiqué a mediados de los noventa. Todo falló. El insomnio me sujeto fuertemente por el cuello decidido a no soltarme hasta que cantara el último gallo en el corral y las primeras hilachas de claridad se golpearan contra la ventana de vidrio cuarteado y metal oxidado de la habitación. Resignado, a eso de las 4.00 a.m., me dejé caer boca arriba sobre la cama insomne, con las manos entrelazadas detrás de la cabeza, espiando antes de tiempo por la ventana la aparición de los primeros candiles del día. Ya va amaneciendo. El paso de las horas traen a rastras las primeras luces del nuevo día. Aunque ya la oscuridad es lentamente disipada por la tímida y friolenta aurora de los llanos, siento que el tizne de la madrugada se me quedó en las ojeras, resaltando el cansancio de la mirada. Menos mal que nadie me ve. En los silencios matutinos de la atmósfera dominical con sabor a misas y capillas evangélicas, comienza a lloviznar sobre el techo de acerolit. El rebotar de las gotas son las tristes campanadas que llaman a un selecto número de fieles a los cultos y a la liturgia de la melancolía. Al rato oigo un ruido, breve y repetitivo, que por su naturaleza sobresale por encima de los otros. Es una rudimentaria musicalidad quebrada, algo parecido al el xilófono o marimba, el instrumento musical que en los días de mi infancia marchaba triunfal en manos de la acompasada "banda seca" del Grupo Escolar "Republica del Brasil", donde cursé mis estudios primarios. Recuerdo que un niño o una niña, engalanados con un vistoso traje militar como sacado de los días de la independencia sudamericana, tocaban en ese plateado artefacto "El Amor Es Azul" del director de orquesta Frank Pourcel. Esta musicalidad en miniaturas de cristal (un tintineo) que ahora oigo no parecen cosas de la lluvia: cada uno de los sonidos posee colorido, soronidad y carácter propios, danzando en torno a una técnica o principio de los que rigen el universo musical. El ritmo parece provenir de algún trozo de pentagrama desgarrado y mutilado por manos profanas y criminales. Es una melodía primitiva, básica y hasta torpe, pero agradable al oído: se le nota cierto arreglo, una combinación sonora de un par de notas musicales. ¡Qué cuernos! ¿De qué otra forma podría describirlo? Soy un mal letrado y no conozco el argot. Lo que oigo, en fin, es el neuma o fragmento recuperado de una canción perdida en los escombros arqueológicos del olvido y la desidia. Mente e imaginación se me dieron cita para deliberar e intercambiar opiniones, pero no dieron con el origen de la discapacitada nota musical. "¡Ah que más da!" me dije. "Hay que verlo". Me senté en la cama aguzando el oído. Nada: mis cinco sentidos están hechos un asco con esto del insomnio. Me puse en pie, caminé hacia la puerta y miré a todos lados. El misterio se resolvió: el canto gregoriano viene de varias botellas de cerveza vacías golpeadas rítmicamente por las gotas de agua que caen del techo de acerolit. Eso es todo. El beodo las dejó amontonadas allí, sin sospechar en su ebriedad que el talento innato de la llovizna matutina sacaría la música oculta en el cristal. Cosas de borrachos y del período pluvioso. Nada más fortuito y artístico. La verdad es que, en el peor de los casos, vivimos en un mundo maravilloso, después de todo. Revelación: todas las cosas, hasta las más prosaicas, atesoran en sus átomos invisibles un ritmo oculto a la espera de ser descubierto y llevado a un pentagrama, y del pentagrama a las grandes orquestas del mundo. En mi caso, lamenté de veras no tener alma de músico o ser compositor bien dotado para extraer los vestigios y restos melódicos del vidrio y de la lluvia, para componer alguna canción que resuene en algún concierto. El público se pondría de pie y no cesaría de aplaudir, como en "El Mesías" de Handel. ¿Quien me asegura que de los rumores confusos y los ruidos ensordecedores de una ciudad capital no se puede extraer, con estudios, corazón e imaginación, una gran sinfonía que deleite el oído culto de los públicos selectos? 15 de Agosto de 2008