Anécdotas marginales para la historia de la UNERG





 nuestro autor

Adolfo Rodríguez es Licenciado en Letras y doctor en Ciencias Sociales por la UCV. Profesor Titular Jubilado de la Universidad Rómulo Gallegos. Ha sido columnista de prensa tanto de provincia como de la capital: El Nacional, Ultimas Noticias, El Universal, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Imagen, Revista Nacional de Cultura. Actualmente escribe en su blog personal Paso Picado y en su pàgina de Facebook y es colaborador regular de Fuego Cotidiano.

Por Adolfo Rodrìguez
Cuando se inició la campaña por Universidad Para San Juan de los Morros yo no residía en esta ciudad y tampoco estaba muy ganado por esa causa. Hasta donde logro recordar cuando la Cámara de Comercio asume tal iniciativa, no era más que un sueño solitario de utopistas como el columnista del periódico “Campo Deportivo” que circulaba en los años sesenta y el doctor Evandro Matute en su periodiquito “La Hora Judicial”. Aunque fue en Valle de la Pascua donde la tarea comenzó a cristalizar cuando dicha comunidad emprende la lucha a favor del Instituto Tecnológico de los Llanos. Yo residía en Calabozo  e investigaba sobre los comienzos de la Educación Superior en la zona desde 1883. Por lo cual emprendimos la lucha denominada “Devolvamos a Calabozo su Universidad”, que hicimos extensiva hasta el Apure, Barinas, Portuguesa y Cojedes en nuestro recorrido Por la Ruta de Lazo Martí. De donde resultó la extensión del IUT en cuya inauguración me tocó intervenir con un discurso titulado “No borrar los caminos”. Época en la que una comitiva de estudiantes del liceo Roscio, acompañada del profesor Eduardo Crespo Peraza, visitan Caracas solicitando la universidad para San Juan. Gestión auspiciada, al parecer, por el señor Angelo Donaruma o la Cámara de Comercio sanjuanera, Institución que incluye, tal reivindicación, en un pliego entregado al candidato presidencial  Carlos Andrés Pérez, en que demandaban también el traslado de la PGV. El futuro presidente se comprometió y, como no era partidario suyo,  ironicé diciendo con que metería la Universidad en el Penal.
II
Si alguna vez hubiese que restringir al mínimo el número de personas claves para la creación de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales “Rómulo Gallegos”, me quedaría con estos nombres: Angelo Donaruma y Carmen Idilia Rodríguez Rodríguez. Esta fue quien me presentó a dicho empresario, en el local de la Mueblaría La Rápida, cuando yo no creía en esa causa y era profesor en el Colegio Universitario de Los Teques. Pensaba que no había condiciones para instalar en San Juan una institución de educación superior, aunque amaba el lugar por estudiar en el Roscio, mis hijos residían allí y deseaba residir por siempre a la vera de su paisaje. Mi hermana insistió en que le hiciera caso al  “musiú” y acepté apoyarlos. Una idea temeraria, que nada me costaba y me reconciliaba con el estado de cosas, después de mi pasado subversivo. San Juan carecía de diarios, aunque circulaba, además de la prensa nacional, dos o tres de Carabobo y otros tantos de Aragua. Y el corresponsal de uno de ellos, el neogranadino Álvaro Sarmiento, se manifestó en todo momento solidario con esta causa y otros anhelos de desarrollo cultural. E hizo publicar mi primer artículo en favor de la Universidad: “San Juan será ciudad universitaria”, en el Diario de La Tarde el 15 de enero de 1974 Sin que paramos un instante en aquella batalla para  que el presidente electo cumpliese lo ofrecido.
III
Después fue la creación del Comité Pro-Universidad, idea cocinada también en la Mueblaría y que contó con la participación de bachilleres recién egresados del liceo Roscio (Luis Balbi, Agustin Turupial, Enzo Modano y otros), quienes me acompañaron, con Ángelo, a los diarios El Nacional y El Universal de Caracas con un documento que me atreví a redactar así como sendas páginas para dichos periódicos, suscrita por gremios, asociaciones y representantes de algunas instituciones, solicitando la Universidad para San Juan. Documentos que aparecieron el día 15 de agosto de 1974 en que se efectuó la asamblea en el auditorio de la Casa de la Cultura Víctor Manuel Ovalles presidida entonces por Argenis Ranuarez Angarita, uno de los más fervientes partidarios de la Universidad Para San Juan. De la reunión resulté presidente de aquel comité y comenzamos un vasto operativo de telegramas, cartas, pronunciamientos, manifiestos, artículos de prensa, que fomentaron tal atmósfera como para que el Ministro de Educación doctor Luis Manuel Peñalver, considerara bastante sentida nuestra causa. Y de lo cual resultaron dos comisiones ministeriales: una bastante provisional en la que figuraron docentes de educación media de la localidad (Bartolomé Marín, Antonio Arcia y otros) y la de Estudio de Factibilidad de una Institución de Educación Superior Para San Juan de los Morros presidida por el doctor J-J-González Matheus y juramentada en agosto de 1975.
IV
La campaña Pro-Universidad fue un modelo de lucha que se esmeró en copar todos los espacios e incorporar a toda clase de individualidades, sin distingos políticos, sociales, ni intelectuales. Así como aprovechar todas las oportunidades, de manera tal que no hubiera ni una sola opinión que  se interpusiera en el objetivo central de la Universidad Para San Juan. Hablábamos de Universidad del Centro y acerca de la importancia geoestratégica del lugar, como expusimos en la prensa nacional y en un periodiquito multigrafiado denominado “San Juan Universitario”. Una prédica  que implicó  hacernos presente en cualquier evento al que nos invitasen o convocarlo nosotros mismos o crear las condiciones para que se efectuasen. De donde El Primer Encuentro de Intelectuales con la Universidad Para San Juan, que contó con la presencia, entre otros, de dos profesores de la Universidad de Nueva York que realizaban una investigación sobre historia en el país y me contactaron a tal fin. Procurábamos fechas conmemorativas y las usábamos, como la relativa al Centenario de Ortiz capital del Guárico, que nos permitió que fuese declarada provisionalmente capital del estado, y efectuar un fastuosa celebración con la presencia de numerosas personalidades, entre otras, el escritor Miguel Otero Silva, quien suscribió el documento a favor de la Universidad. No hubo intelectual vinculado a la zona que no contactásemos e instásemos a solidarizarse con nuestro empeño, de manera tal que Simón y Joselo hicieron suya la campaña a través de un programa diario  en Radio Rumbos, escritores de la talla de José Ramón Medina, Pedro Díaz Seijas, Julio De Armas, José Antonio De Armas, Darío Laguna,  el Chino Valera Mora, Julio César Sánchez Olivo, Pascual Venegas Filardo, Mario Torrealba Lossi se sumaron, con artículos o pronunciamientos públicos. Encuentros en Valle de la Pascua, en la Casa Nacional del Escritor, comités en la zona del Hierro, en Acarigua, San Fernando, Los Teques, Caracas.  Una labor de captación que sólo fue  posible por la decisiva participación de doña Elisa Pineda de Belisario como Coordinadora Regional del Comité, Argenis Ranuarez a nivel del municipio, Rafael Arturo Requena en Caracas, Manuel Manrique en Guayana y otros tantos lugartenientes como  Saida de Palmar Lara, Felipe Rodríguez El Poeta del Pueblo, Pedro Valera Mora, Pilar López, los hermanos Parra (Omar y Juan), Margot Bolívar, amén de los nombres antes citados y los que siempre se escapan en toda enumeración.     
V
Con un monto aportado por la Gobernación, la Comisión Ministerial costeó un estudio realizado por una empresa de planificación que presentó un voluminoso diagnóstico sobre el Guárico. En tanto persistíamos con el comité y una columna permanente en el primer diario fundado en la ciudad, La Razón Al Día, en el que se formularon críticas por presunta lentitud en la formulación de las razones para el objetivo propuesto y se vivieron roces entre auspiciadores  como con personas descreídas o inconformes con la idea de establecer una institución que alteraría un ritmo de aldeanidad que hasta ahora había caracterizado a San Juan. Habiendo experimentado, por mi parte, instantes de abatimiento ante la posibilidad de que fraguase nuestra lucha y que sólo la persistencia de Ángelo y de mi hermana Idilia, ayudaron a superar. Y conservo en mi memoria con cierta exactitud el día en que estando  en un velorio, don Ángelo observó que mi hermana, viuda ya, era novia del profesor José Ángel Agreda, Secretario Nacional de Educación de Acción Democrática, y me manifestó gozoso que “Ahora sí íbamos a tener universidad”-
VI.

   
El decreto llegó por carambola y está narrado en un discurso de Giovanni D´Angelis en homenaje rendido al profesor Ágreda. Contaba que se cumplían 400 años de la fundación de Santa Ana de Coro cuando el Presidente CAP salía hacia Falcón con el decreto de creación de la Universidad Francisco de Miranda, que la comunidad de aquel estado reclamaba. Mi hermana habló con su esposo antes de abordar junto con la comitiva presidencial un avión hacia Coro y Agreda expresó al presidente que no debía fundarse la de aquella región si no se erigía también la del Guárico, que esperaba también la suya. El presidente preguntó por la opinión de los rectores y Agreda aseguró su conformidad. Mientras que a los rectores les expresaba que el presidente esperaba de ellos su aval para crear la Universidad de San Juan. Y, en medio, de este intríngulis bien intencionado, surgió la Unerg, con una Comisión el 26 de julio de 1977,  en la que sí formé parte. Nuestra Comisión elaboró un Informe Final con recomendaciones para carreras en el Área Agropecuaria y en el de las Ciencias de la Salud, coordinadas por los doctores J. De J Montilla y  Luis Barrios Díaz, respectivamente. Aunque hubo que generar nuevas movilizaciones para que el Gobierno Nacional designase las primeras autoridades el 11 de Noviembre de 1978, un mes antes de elecciones nacionales, que incidieron en los comienzos institucionales. Aquel equipo iniciador estuvo integrado por el rector JJ Gonzalez, Eduardo Carreño Llamozas como Vicerrector Administrativo y Adolfo Rodríguez, como vicerrector académico. Desde entonces la Unerg no ha hecho más que avanzar. 



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