Mariología y la lucha malárica en Ortiz


Cuando las ruinas pregonaban su decadencia, en las esquina de las calles Sucre y Las Mercedes, frente a un ángulo de la Plaza Bolívar, era construida la sede de la Estación de Mariología, donde hoy funciona la Medicatura Rural.


Por José Obswaldo Pérez

Campaña Antimalárica en Venezuela. Miembro de una cuadrilla identifica una vivienda en la que ha aplicado DDT, 1945. Foto En: Carlos Gottberg. Imagen y huella de Arnoldo Gabaldón. Caracas: Intevep, 1981
En 1936 se inició el proceso de erradicar el paludismo en Ortiz, durante el gobierno del general Eleazar López Contreras. Fue durante esta gestión gubernamental cuando se avanzó hacia un proceso de modernización del Estado con la introducción de cambios y reformas estructurales. Es de notar que, dentro de las políticas sociales del gobierno, se crea el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social desde donde el doctor Arnaldo Gabaldón, Director General de Mariología, emprende un plan para erradicar el flagelo del paludismo. En esta acción, la institución mariológica envío a esta población una comisión integrada por el doctor Alberto Fernández, acompañado por los bachilleres Tarciso Arzola Falcón, Carlos Burgos Courlander y Ángel Viso Pittaluga, estudiantes de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quienes realizaron estudios sobre el índico esplénico y parasitario para determinar la magnitud de la malaria en el municipio. Estas investigaciones terminaron siendo tesis de grado de los jóvenes investigadores para optar el título de médico[1].

En el tercer trimestre de ese año se funda la Estación de Mariología de Ortiz, en una vieja casa ubicada en la esquina de la Plaza Bolívar, llamada La Figuereña, propiedad de don Domingo Rodríguez Moreno(Rodríguez,2005;p.A6). A esta estación se le asignó un presupuesto de 160 bolívares mensuales, para gastos de personal y funcionamiento. Dentro sus empleados contaban con varias visitadoras sociales, entre ellas, Lucía Herrera, quien atendía a los hogares con problemas palúdicos. Doña Benigna Lamas, repartidora de quinina y doña Cándida Rosalía Vegas, mejor conocida como Rasa Vegas, también visitadora social y repartidora de quinina.

El inspector Miguel Ángel Suarez durante 
en un extraordinario discurso pronunciado en Ortiz, 
con motivo de los 50 años de Mariología Zona XIII
(Foto Reproducción JOP)
De esta manera, la población se ve beneficiada con esta obra como parte de la política del Programa de Febrero de 1936 y el Plan Trienal de 1938 del gobierno del general Eleazar López Contreras. Un recuento histórico de esta Estación Mariológica nos lo refiere Miguel Ángel Suarez en un extraordinario discurso pronunciado en Ortiz, con motivo de los 50 años de Mariología Zona XIII y publicado en el Suplemento Cultural del Diario El Nacionalista, en su edición del domingo 12 de octubre de 1986. El autor nos cuenta aquel momento con prosa poética:

“Cuando las ruinas pregonaban su decadencia, en las esquina de las calles Sucre y Las Mercedes, frente a un ángulo de la Plaza Bolívar, era construida la sede de la Estación de Mariología, donde hoy funciona la Medicatura Rural. Fue el atisbar de épocas mejores. El punto de referencia para la historia del nuevo Ortiz. Era el presagio de tiempos libres de amarguras”(p.14)

De este documento, también, se puede extraer que su primer jefe  fue el inspector Viriato Silva, quien se establece con su familia en Ortiz. Pero, “al poco tiempo, lo vencen las condiciones adversas y solicita cambio” (Suarez, 1986; p.14). A comienzo del año 37, le sucede el inspector Roberto Escalona, quien en el mes de julio del citado año, fue transferido para la recién fundada Estación Mariológica de Villa de Cura. En su lugar, tomó posesión el inspector Miguel Ángel Suarez, quien fue designado para efectuar investigaciones oocisticas en anofelinos mediante exploraciones in situ y la recolección de zancudos para determinar la capacidad vectorial de los agentes transmisores del paludismo. Llegó a Ortiz, con 19 años de edad y permaneció en esta población por dos años hasta el 4 de junio de 1939.

En su estudio, Suarez detecta tres aspectos que afectan el plan antimalárico en Ortiz. El primero, los efectos secundarios que genera la aplicación de la vacuna antivariólica en los pacientes. Cuenta el funcionario que la aplicación de la inoculación era rechazada por algunos enfermos palúdicos. “La reacción producía fiebre que desencadenaba las recidivas o estimulaba los nuevos ataques maláricos, especialmente en los niños” (Suarez, 1986; p.15).

Segundo, la inoperatividad de la campaña de dotar de letrinas a las casas, debido a los escasos recursos de los habitantes, “ya que la capacidad económica de sus moradores apenas alcanzaba para medio comer”. Y tercero, los malos procedimientos utilizados en la denominada reconstrucción de Ortiz, llevada a cabo por una misión técnica agropecuaria del Ministerio de Agricultura y Cría[2]. Sobre este punto, Suarez se opone a este plan, ya que según él las obras de excavaciones era la “entrega por adelantado de las urnas a los sufridos moradores” y concluye que “fue el último golpe en el viacrucis de su aniquilamiento con los nuevos criaderos de anofeles excavados al lado de cada casa reconstruida” (p.16).

Al inferir el discurso de Suarez, se observa que existían dos planes que confrontaban en la denominada “reconstrucción de Ortiz”. El de MAC y el de Mariología. El primero, según el autor, había generado el fracaso del plan malárico, empujando los índices de mortalidad que, para el año de 1942, sólo en el casco urbano de Ortiz había 80 habitantes. Estas divergencias de políticas públicas merecen la consideración de un estudio aparte.

Por los momentos, la Estación de Mariología de Ortiz se dedicaba a realizar investigaciones epidemiológicas entre 1937 a 1939[3]. Durante esos tres años se implementaron acciones sanitarias, entre las cuales se mencionan: a) la introducción de cajas umbilicales (curetaje del ombligo de los recién nacidos) que según el inspector Suárez, parcialmente aceptaba la partera Díaz; b) el plan de tratamiento antimalárico en niños escolares recomendado por el profesor Boyd, de la Fundación Rockefeller, para la reducción del bazo, “tratamiento que ningún alumno pudo seguir con regularidad dado la frecuente inasistencia por los ataques febriles”.

Los inicios del resurgimiento: La llegada del DDT

Con la Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt se continuó con la campaña antimalárica  y se crean regiones sanitarias, según decreto No.31 del 12 de noviembre de 1946. Una de las primeras entidades beneficiadas son las integradas por los estados Aragua, Carabobo y Miranda, además de los Distritos Nigua del estado Yaracuy y Roscio del estado Guárico, donde estaba incluido el pueblo de Ortiz (Rodríguez Dellán, 1973; p.51).

Para esta fecha, según el censo de 1941, la población municipal de Ortiz era de 1.353 habitantes, distribuidos en 423 en el centro urbano y 930 en las áreas rurales. El 60% del total de habitantes pertenecía a las zonas rurales. Su economía persistía rezagada y en condiciones desventajosas.

El 2 de diciembre de 1945, día del Panamericanismo, se inició el uso del DDT en Venezuela, mediante una campaña efectiva y sistemática en todo el país. Ortiz recibe los primeros rociamientos a principios de 1946, con la aplicación de este insecticida de acción residual al interior de todas las viviendas del área malárica con el fin de eliminar los zancudos y evitar que llegaran a ser infectantes.

Cabe destacar que el DDT (dichloro diphenyltrichloro ethane, por sus siglas en inglés) apareció en el mercado comercial en 1945 y se convirtió en una arma fulmínate para acabar con el paludismo. Se trataba de un polvo blanco y ceroso cuyas propiedades insecticidas fueron descubiertas en1939 por el suizo Paul Müller, quien trabajaba con la compañía alemana Bayer. Fue usado por primera vez en 1944 para controlar el tifus exantemático –enfermedad transmitida por la pulga humana–en el viejo continente y luego fue rápidamente utilizado para eliminar a los Anofeles (Cueto, 2016).

Su utilización no sólo tuvo asidero en el campo sanitario sino que se extendió al área agrícola hasta su prohibición en Venezuela, mediado de la década de 70, por efectos secundarios en los seres humanos y sus agentes contaminantes en el medioambiente.

Algunos historiadores, periodistas y escritores concuerdan en considerar que el resurgimiento de Ortiz comenzó realmente con la llegada del DDT. A raíz de este acontecimiento datos estadísticos demuestran los cambios demográficos que sensiblemente se observan en esta localidad post DDT, con el crecimiento poblacional y el impacto cuatro (03) variables circunstanciales las cuales dinamizan su economía, según la apreciación de Rodríguez Dellán: 1)Las reformas agrarias que inciden desde 1946 en las zonas rurales, 2) las inversiones capitalistas en el campo que contribuyen directa e indirectamente en la mejoría local y 3) la construcción de la Represa de Calabozo que permite generar a la afuera de Ortiz una explotación de piedra picada y granzón destinada a la obra.

Fuentes consultadas
COLMENÁREZ ARREAZA G Y COL (2008). Doctores en Ciencias Médicas egresados de la Universidad Central de Venezuela  desde 1785 – 2007. López JE, Briceño-Iragorry L, editores. Colección Razetti. Volumen VI. Caracas: Editorial Ateproca; pp.189-196.
CUETO, MARCOS (2016). La salud internacional y la Guerra Fría Erradicación de la malaria en México, 1956-1971. En: Históricas Digitales. Disponible en: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/salud/internacional.html.
KIPLE KENNETHF (2003).The Cambridge Historical Dictionary of disease. EEUU: Cambridge University Press
OTERO SILVA, M. (1971). Casas Muertas. Editorial Salvat S.A. Primera edición.
PEÑA, L. (1986). La malaria y la diplomacia estadounidense en Venezuela (1941-1945). Tierra Firme. Caracas, Vol. IV. N° 13.
PEREZ, JOSÉ OBSWALDO (2017). La salud pública en Ortiz. Políticas gomecistas entre 1908-1927. Revista Electrónica Fuego Cotidiano.
RODRIGUEZ M, FERNANDO (2012).Semblanzas Orticeñas. Villa de Cura: Editorial Miranda.
RODRÍGUEZ, FERNANDO (2007).Los linajes Rodríguez y Viso de Calabozo y sus vínculos con Ortiz. En: Ponencias. II Encuentro de Historiadores y Cronistas de Venezuela. Calabozo-Guárico. Caracas: Miguel Ángel García e Hijo, srl; pp.199-203.
SUAREZ, MIGUEL A. (1986, 12 de octubre). Boceto para el último capítulo de Casas Muertas. Discurso pronunciado en Ortiz, en Homenaje a los 50 años de Mariología Zona XIII. San Juan de los Morros: Suplemento Cultural del Diario El Nacionalista, pp.13-18.


[1] Tarciso Arzola Falcón se gradúa de médico en 1936 con su tesis de grado “Índice esplénico de un sector del Distrito Roscio (Estado Guárico)”, Carlos Burgos Courlander se titula en la promoción Hospital Vargas 1938, con su trabajo de grado “La percutáneo reacción en las intolerancias arsenicales” y Rafael Ángel Viso Pittaluga, en la misma promoción, con el trabajo  “Contribución al estudio biológico del paludismo”. También, Viso Pittaluga, natural de Calabozo, es autor de la investigación “Estudio de la forma leucocitaria de los palúdico de Ortiz”(Colmenárez Arreaza G y col (2008);pp.189-196; Rodríguez,2007: pp.199-203).
[2] Esta misión inició sus actividades en Ortiz el primero de enero de 1944, según el diario oficial El Heraldo.
[3] Revista Venezolana de Sanidad y Asistencia Social (1960). Volumen 25, p.315.

Tal vez te interesen estas entradas