Sobrevivir: la paradoja de la vida en Venezuela
Es imposible abstraerse del pensar, y por más mecanicismo que nos imponga la sociedad, siempre, el pensar se llevará a cabo en la procura de tratar de entender, el ¿por qué? de las cosas, de las cosas que nos suceden, y de la realidad a la que estamos sometidos en la cotidianidad de nuestra existencia.
Por Jesús Cepeda Villavicencio
Por más que pensemos y pensemos, tratando de buscar explicaciones racionales a lo que nos acontece, nos sobrepasa el asombro, como una oscura nube que nos arropa, porque es la irracionalidad, lo que prevalece.
“Cogito ergo sum”. La frase de Rene Descartes, que expresa uno de los principios filosóficos fundamentales de la filosofía moderna y cuyo significado se interpreta como; “pienso mas luego existo”, frase que se convirtió en uno de los elementos fundamentales del racionalismo occidental, razón por la cual, este connotado filósofo y matemático francés (1596-16550), es considerado el padre del racionalismo. El pensar, independientemente de su cualidad (es decir si pensamos bien o mal, si lo hacemos con la verdad o lo falso, si se obedece a un razonamiento lógico o no), es una garantía de la existencia, y por lo tanto, a partir de ella es posible la búsqueda y establecimiento de nuevas certezas.
Es imposible abstraerse del pensar, y por más mecanicismo que nos imponga la sociedad, siempre, el pensar se llevará a cabo en la procura de tratar de entender, el ¿por qué? de las cosas, de las cosas que nos suceden, y de la realidad a la que estamos sometidos en la cotidianidad de nuestra existencia.
Casi un cuarto de siglo ha transcurrido desde que estos “sres” que mal gobiernan este lastimado pais, accedieran al poder. A un poder político que han administrado a su entero antojo, sustentados en una fábula redentora, que nos recuerda la epica del “mio cid” y el relato de las hazañas heroicas del caballero castellano Rodrigo Diaz de Vivar, cuando se alistaba a enfrentar los molinos de viento. Son muchas las hipótesis, ensayos y teorías políticas, económicas y sociales, que a lo largo de este periodo se han fraguado, para tratar de explicar toda la fenomenologia experimentada por este pais en ese transcurrir; obviamente no es el objetivo de este este escrito, escrutar estas; de hecho hay algunas internalizadas como indiscutibles verdades, sin embargo consideramos que es necesario ir más allá, para explorar otros cauces que nos ayuden a comprender mejor, por que? se actúa de la manera como se actúa, y por qué? se demolieron los sueños de una nación. No pretendemos crear nuevas hipótesis, ni novedosas teorías,¡no!, eso de alguna manera ya está relativamente entendido en las múltiples vertientes que se han esgrimido para explicar los acontecimientos venezolanos, solo nos atrevemos a colocar algunas piezas adicionales sobre ese complicado e inédito tablero. Eventos históricos, psicológicos y sociológicos, también participan en la ecuación.
Los grandes acontecimientos acaecidos en el s XX (dos guerras mundiales, el derrumbe del horror sovietico y los acelerados saltos que sentaron las bases en los avances tecnológicos de ese siglo) presagiaron en la mente, voz y escritos de importantes teóricos, políticos, economistas, y estadistas de talante y escala universal, el definitivo triunfo de la “razón sobre la sinrazón”, axioma que encaminaria a la humanidad hacia estadios de vida superiores en civilidad; ¡craso error!; la aparición de los primeros vestigios de Estados delincuenciales (Rusia, como afirmó un autor que por ahora no recuerdo), la definitiva consolidación de los fundamentalismos religiosos, el renacer de las autocracias y dictaduras de nuevo rostro, una globalización corporativizada e inhumana, que ha sustituido las ideas de entendimiento global por la lógica de las mercancías, el cambio climático, el terrorismo, el narcotrafico y un largo etc de acontecimientos, tiraron por la borda, aquellas utopías de finales del siglo pasado, estableciendo con ello, una demolicion (por ahora) de las ciencias políticas, las cuales en consecuencia deben ser repensadas, si queremos existir dentro de un modo de vida democratico; no solo como forma de gobierno, sino tambien como estilo de vida.
A la luz de estos innegables acontecimientos, y tomando prestado de la genética, algunas parábolas; Venezuela es el resultado de una hibridación que ha dado lugar a un atavismo socioantropológico. ¿Con quién se podría comparar el drama social, económico, político y psicológico que padece su pueblo?, quizás con Zimbabwe, Haití, Cuba o Corea del Norte, por citar algunos de los más emblemáticos casos de pauperización de pais alguno. Difícil para el ciudadano común internalizar una comparación de esta magnitud, cuando la correlacionamos con todos los privilegios que como pais poseemos, y que como diría Spinoza; (Deus sive natura), lo que Dios y la naturaleza nos legó, contrasta con la absurda paradoja de la sobrevivencia, el camino que la ha tocado transitar a la inmensa mayoría de los venezolanos, en esta paradisiaca tierra de gracia.
Entender el comportamiento de unos “sres” que pretenden eternizarse por encima de los escombros de lo que fue un pujante pais (hoy convertido en un territorio donde prevalece el eslogan del “sálvese quien pueda”), que se abría caminos en medio de múltiples dificultades para incorporarse a los acelerados cambios que nos marcaba la globalización y la contemporaneidad, es una tarea ciclópea. Venezuela, como cualquier pais con una democracia en construcción, enfrentaba problemas de pobreza, desigualdades y desarreglos macroeconómicos, pero se podían sentir las posibilidades de superación. Ese ánimo, expectativa o esperanza, se ha reducido a su mínima expresión. Que puede explicar la conducta de un gobierno que arrastra a su pueblo por el camino de la desesperación, quizás el resentimiento social de quienes lo dirigen, eso, sin duda, es un ingrediente adicional, de un complejo pool de factores que se han combinado en el momento más infausto de nuestra historia republicana.
Pensar y tratar de entender esta especie de película de suspenso y terror; pasa por hurgar en los recovecos de la naturaleza humana, buscando en lo que Hannah Arendt, teorizó como la banalidad del mal, comprendiendo que este siempre subyace en las entrañas del poder, que está allí, y que puede permear, en la clasica version de un psicópata, o en la funcionalidad de múltiples de ellos, como bien lo afirma Augusto Cury, eminente psiquiatra brasileño, conocedor en profundidad del manejo de las emociones; pasa por redefinir el cinismo, porque su conceptualización y significado se achicó, ante los asombros que el dia a dia nos revela con crudeza y dolor; pasa por el contundente anclaje de la noción del bien común, y de una sólida institucionalidad que lo haga posible.
Las máscaras, el camuflaje, las metamorfosis y el mostrar los dientes, son emblemáticos en la naturaleza del poder, tal como Elias Canetti, en su narrativa única, nos lo expresa en su magna obra; Masa y Poder. Estas aristas se encuentran alojadas, con un elevado grado de probabilidades, (la historia así lo confirma), en muchas mentalidades, que tanto ayer, como hoy y mañana, tratarán de alcanzar el poder, manifestándose como almas redentoras o como alternativas ante el descalabro que tenemos ante sí. Conviene en consecuencia extremar los cuidados (el germen de los populismos por ahí gravita).
Con una globalización signada por los sustitutos de Dios (el comercio corporativizado, la delincuencia organizada transnacional y los arsenales nucleares engavetados, pero prestos a actuar como potenciales castigadores; MIEDO), las consecuencias están a la vista; se debilitan las democracias, ante las nuevas mutaciones autoritarias, ahora auxiliadas con las ciencias, como inesperados aliados al servicio de las citadas corporaciones, o al del mejor postor. Las TICs están bastante alejadas de las motivaciones que impulsaron sus orígenes, se han convertido en herramientas de control social, al servicio corporativizado del poder y son armas para licuar y minar la legalidad económica, y no al servicio de la ciudadanía. ¿ Adonde fue a parar la ética deontológica ?. ¿ Es posible su renacer ?. Interrogantes que debemos hacernos quienes de verdad creemos en la democracia.
Las reflexiones expuestas, pensadas en la recién finalizada semana mayor del cristianismo, evocan la necesidad del entendimiento, del encuentro, de la unidad. No hay razón para más diatribas estériles, ni para las descalificaciones, pero tampoco para la exacerbación de purezas políticas inexistentes, fugaces entelequias camufladas como soluciones. Hemos definido un camino; pacifico, electoral, democratico y constitucional, hagamos posible ese sueño, las primarias son la oportunidad para entre todos legitimar un consenso, que nos ha sido esquivo. Como dijo alguien una vez; manos a la obra para salir del modo de SOBREVIVENCIA.
Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.