La invasión del sur

ILUSTRACIÓN; Reses buscando tierra firme (Fotografía de Arturo Álvarez D´Armas).

Adolfo Rodríguez
Mediando el XVIII las oligarquías municipales de Caracas, Cumaná y Occidente, logran efectivas avanzadas para dar con infinidad de reses que se arrochelaban por los costos de las cuencas del Orinoco y del Caribe.
En 1714 caraqueños de la talla del Marques de Mijares, don Juan de Tovar y don José de Oviedo y Baños alegan, junto a otros "criadores", poseer "crecido número de ganados en los Llanos desta Provincia", sin poderlos reducir. Y de cómo del lado allá de la Portuguesa "no sólo se hallan más reses con nuestros yerros y señales conocidas...si no también porción considerable de ganado orexano", proclamándose legítimos propietarios y alertando a los de Guanare para que no vaqueen dichas comarcas. Contestándoles éstos que ha tiempo lo hacían. Descaro que motiva a la provincia de Caracas la fundación de la Villa de San Jaime en 1752, al mismo tiempo que decreta la de San Fernando de Cachicamo para contener similares incursiones por parte de Cumaná.
Provincia ésta que batallaba por hacerse un contexto que alcanzaba hasta Cabruta, en el Orinoco Medio. Lo creía el gobernador Carlos Sucre como su sucesor, Don Gregorio Espinoza de los Monteros, apellido que parece servir de punta de lanza en aquella avanzadilla.
En la década de los años treinta, en jurisdicción de la actual Santa María de Ipire, Pedro Espinoza resuelve una litis con Bonifacio Morgado acudiendo a los tribunales cumaneses, cobra diezmos a favor de Cumaná en todo el partido de Iguana y Coporo y lleva de Barcelona al Comisionado Don Gerónimo Barrios para embargar a Morgado, metiendo "cizaña a todos los vecinos que viven desde Quebrada Honda hasta Unare" para someterlos a Barcelona. Por lo cual se comisiona al alcalde Gómez Román, quien advierte la injerencia de Carlos del Peral instigando en pro de aquella provincia oriental, donde había nacido. Alcalde que ordena la detención de Espinoza y embargo de sus bienes, pero éste trae gente armada de Barcelona y los recupera (AGN, DIVERSOS, T. XXI, F. 654; Castillo Lara,1984; Carrocera, 1972).
Don Carlos del Peral, a los fines de atender su capilla de Chaguaramal, designa cura a un sacerdote que, por su nombre, no podía ser si no otro más de aquella familia que empeñada en arraigarse en tierras del actual estado Guárico para adscribirla a la provincia de Cumaná. El “primer Cura Capellán amovible ad natum del Ordinario (a) don Santiago Espinosa de los Monteros", a quien el párroco de Santa María le para el trote por abrogarse funciones que no le competen (Castillo Lara, 1984; MARTI, M, 1969)
Parientes quizá del Capitán Don Juan de Acosta Espinoza de los Monteros, avecindado en Calabozo en 1741, para quien “la conquista y pacificación de los llanos de Apure, era “descubrimientos” iniciados el año 48, cuando algunos “vecinos se asentaron allí con sus hatos pacificando a los indios”. Época en que hay misioneros capuchinos en la zona “sin más amparo que la gente de los hatos. A saber: Fray Alonso de Castro y Fray Juan Bautista de Málaga”, porque Fray Domingo de Campillos retorna enfermo y muere en casa del declarante. Enemistad de los indios, que Montes de Oca verifica en 1759 cumpliendo comisión del Gobernador don Felipe Ramírez: 18 hombres en el rio Atamaica eran sometidos por un grupo, los indios son repelidos, ceden ante “las dádivas y agasajos” por parte de los dueños de hatos” y hasta piden misioneros (Castillo Lara, 1975, 316-7).
Un hijo del primer Tte de Justicia de Calabozo, el Capitán Francisco Álvarez, llegado a Calabozo en 1727, asegura haber sido el primero que en compañía de otros cuatro pobladores entraron en aquellas dilatadas llanuras, en las cuales para el momento de su declaración (1771) había más de 40 vecinos de Calabozo con sus hatos”. (ib, 318).
Esa tercera fuente de la que emanaba aquella confabulación norteña tras los rumiantes y equinos refugiados en esos mundos “más allá del más nunca”, como quiere decir la palabra Apure, según indagaciones del cronista Argenis Méndez Echenique.
Coordenadas geográfico ganaderas que progresivamente concertarán en parentescos como el de Juan Acosta casándose con una hija del adelantado caraqueño Pedro de Aquino, establecido en el Calvario.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
CARROCERA, Fray Buenaventura de. Misión de los capuchinos en los Llanos de Caracas. Caracas: BANH., 1972.
CASTILLO LARA, L. G. La Villa de Todos los Santos de Calabozo: el derecho de existir bajo el sol, Caracas: Italgráfica, 1975.
CASTILLO LARA, Lucas G. San Sebastián de los Reyes. La ciudad Trashumante. Tomo I. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1984-
MARTÍ, M. Visita Pastoral. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de
La Historia, 1969.

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