Analisis

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana.Resumen (1)

El grave problema nutricional de los venezolanos se ha constituido en un asunto de salud pública; como hemos podido observar, es numerosa la población afectada por problemas de malnutrición, desnutrición e inseguridad alimentaria (cerca de diez millones de personas, según los datos publicados por el PMA y corroborados por ENCOVI, de un total poblacional estimado para el año 2019



Por Jesus Cepeda Villavicencio


Nunca antes; en los cien años de absoluto monopolio del rentismo petrolero en el pais, se había observado una crisis de las proporciones y magnitudes que hoy se padece, en todas y cada una de las aristas que nos definen como República (planos; sociales, políticos, administrativos, económicos, ambientales, culturales y territoriales). No hay un segmento en nuestra sociedad que no esté afectado por esta especie de cáncer que ha ido corroyendo nuestras costumbres, tradiciones y valores; colocándonos en una de las más difíciles, inéditas y complejas situaciones de nuestra accidentada historia republicana”.


I). Con las dos entregas subsiguientes, culminamos una larga serie dedicada a uno de los encadenamientos socioproductivos (sistema agroalimentario venezolano; SAV) más afectados por la irracionalidad de un modelo político, que con su ética del mal (Antipolítica y Corrupción; como políticas de Estado, y el cinismo como discurso político), han destruido los cimientos de una sociedad, que otrora podía considerarse (más allá de los muchos problemas socioeconomicos y politicos que padecía para ese entonces) la de mayores expectativas de desarrollo dentro del concierto de las naciones latinoamericanas. Hoy con profunda tristeza hay que admitir, que estamos a la par de las más atrasadas del subcontinente. ¿ Cómo ocurrió este atavismo histórico, ese milagro a la inversa ?; creo que hoy, las grandes mayorías de nuestra sociedad están relativamente conscientes, o son menos susceptibles al engaño sistemático, por lo que resulta innecesario seguir con narrativas de explicaciones causales, debiendo en consecuencia pasar a la definitiva fase del gran encuentro unitario de los venezolanos, sobre la base de los acuerdos pro democráticos y las directrices del pais que aspiramos todos construir, con la mirada puesta en el futuro y no en lo que fuimos o somos. Este es el momento decisivo para definir el sistema político en el cual queremos vivir. No hay fuerza, por más despiadada que esta sea, capaz de detener la voluntad telúrica de un pueblo cansado de pedir limosnas, decidido a vivir en democracia (no solo como forma de gobierno, sino como estilo de vida).


Estos escritos han estado dirigidos a los sectores políticos y productivos que aspiran ese cambio; son propuestas para el encuentro, para el debate sincero, oportuno y conveniente, de uno de los estamentos  que como se ha podido apreciar a lo largo de los trabajos presentados, constituye un eje vital de ese nuevo pais que soñamos y deseamos. Estas  últimas entregas resumen lo que aspiramos sea concertado:


El grave problema nutricional de los venezolanos se ha constituido en un asunto de salud pública; como hemos podido observar, es numerosa la población afectada por problemas de malnutrición, desnutrición e inseguridad alimentaria (cerca de diez millones de personas, según los datos publicados por el PMA y corroborados por ENCOVI, de un total poblacional estimado para el año 2019, en veintisiete millones, padecen una crisis alimentaria aguda; ver entrega número cuatro), sobre todo en los estratos más vulnerables (niños y adultos mayores), lo que nos conducirá  si no se establecen los correctivos de rigor, a un punto de difícil retorno que hará más complicada nuestra incorporación al desarrollo global. Este hecho por sí solo, nos conmina a replantear todo lo que tiene que ver con la producción y consumo de alimentos, ya no basta con que solo se piense en satisfacer nuestras necesidades con la importación de alimentos, porque ya no se cuenta con la factura petrolera para tales efectos, incluso aun teniendola, es un deber nacional salir del sortilegio rentístico.


Dos conceptos correlativos y complementarios, son estratégicos en la definición de los objetivos que debemos trazarnos de manera concertada, para con progresividad ir disminuyendo los niveles de dependencia alimentaria. Nos referimos a la seguridad y soberanía alimentaria, siendo la primera un derecho humano fundamental; “el derecho de todos a tener una ingesta de alimentos en calidad, cantidad y oportunamente, de manera que se pueda tener una vida socialmente útil”, y la segunda; “se refiere a la disponibilidad y capacidad productiva que una nación y su sociedad posean, para poder satisfacer ese derecho”. Estamos aquí ante una disyuntiva; o producimos nuestros alimentos, o los importamos, es obvio, que cuando un pais renuncia a la disposición de producir sus alimentos,se está desentendiendo de sus productores nacionales y de la estabilidad de sus regiones agrícolas (dejándolas a su suerte), y lamentablemente esto es lo que ha ocurrido con el abandono del campo y la ruralidad.


Hemos venido proponiendo un acuerdo nacional, un gran consenso en torno a tres objetivos fundamentales y cinco grandes líneas de acción para la consecución de tales objetivos. A continuación los resaltamos una vez más.


OBJETIVOS-METAS:


1.-  Garantizar para toda la población venezolana una disponibilidad de alimentos (y su respectiva accesibilidad) capaz de suplir un per cápita calórico superior a las 2800 k-calorias por día, y un per cápita proteico superior a los 80 gramos por día; en un lapso no mayor a los 8 años.


2.-  Garantizar que la demanda nutricional de la población, sea suplida en una proporcion equivalente a la siguiente inecuación (producción nacional no menor al 70% y las importaciones no mayor al 30%); en un lapso no mayor a los 8 años.


3.-  Garantizar que la balanza comercial agroalimentaria se aproxime a su equilibrio en un lapso no mayor a los 8 años (aproximar las exportaciones agrícolas a un nivel cercano o superior a las importaciones respectivas).


LÍNEAS ESTRATÉGICAS:


1.-  El asunto macroeconómico y su impacto directo en el comportamiento del SAV.

2.-  Las reformas necesarias para el definitivo impulso del SAV.

3.-  La visión holística (sistema de sistemas).

4.-  El asunto de la ruralidad.

5.-  La planificación del SAV. 


Todo ello dentro del marco de una nueva visión de la ruralidad; con encadenamientos productivos, el impulso de una economía rural diversificada (economía verde; salud, bienestar humano, equidad y de servicios ambientales) y una mayor movilidad social, para poder contar con la voluntad política para legislar y los insumos estratégicos necesarios en la elaboración del respectivo “Plan Nacional Agroalimentario”, asunto al que dedicaremos los planteamientos que a continuación desarrollamos. 

 

El primer punto de las líneas estratégicas fue discutido en la entrega número cinco, sin embargo consideramos necesario recalcar, que más allá de la compleja y amplia cobertura de la macroeconomía, es importante que desde el inicio de la transición entendamos que el objetivo fundamental de un programa de estabilización, debe reflejarse en un quiebre sostenido en la tasa de inflación (acompañado de la reconstrucción de las redes de proteccion social, recuperación de las capacidades productivas y del empleo formal) para que así se pueda equilibrar la tasa de cambio real (TCR), reduciendo la sobrevaluación de nuestro signo monetario a un nivel que permita la recuperación productiva y competitiva del SAV. De igual manera todas y cada una de las líneas estratégicas han sido desarrolladas en entregas anteriores, quedando solo pendiente las referidas al punto cinco; su articulación debe materializarse en los planes agroproductivos que se proponen, los cuales a su vez deben ser el resultado de un consenso nacional sobre tres aspectos claves; un gobierno de unidad nacional que priorice la estabilización a la que hemos hecho referencia, acuerdos políticos sólidos que garanticen la coherencia de las políticas y las reformas, y por último, la no menos importante necesidad del restablecimiento de las relaciones económicas y financieras internacionales para salir del aislamiento.


Con la propuesta de la semana próxima, referida a la metodología que se sugiere para la elaboración del PLAN NACIONAL AGROALIMENTARIO, cerramos esta serie dedicada al SAV, con la esperanza puesta en Dios, y en la firme convicción de que “SI SE PUEDE”.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.


viernes, abril 21, 2023

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana (seis).

Queremos dejar claro y taxativo testimonio, que tenemos un compromiso existencial con la definición de acertadas políticas, para atender socialmente y de manera integral, a la enorme cantidad de personas que hoy lamentablemente han sido arropadas por la pobreza general que nos asiste


Por Jesús Cepeda Villavicencio.


Nuestra comida debería ser nuestra medicina y nuestra medicina debería ser nuestra comida.

HIPÓCRATES

Todos los esfuerzos que se hagan por mejorar la organización del SAV, deberían contar con el beneplácito de quienes de una u otra manera, tienen responsabilidades dentro de él. Con mucho pesar he podido observar que esto no es así, y en el artículo de esta semana, expongo y complemento aún más, lo que expresamos en la entrega anterior, y que insisto, es parte de una visión, que en ningún momento he pretendido se convierta en una infalible posición. Pero de lo que sí estoy seguro, es que los actores más débiles de esta larga y complicada cadena, son los productores primarios y los consumidores finales, ya que ellos dependen de lo bueno, regular o malo que ocurra en la organización del sistema. (Por ejemplo; de ellos no depende que las vialidades agrícolas están destruidas, de ellos no depende que la ciencia y la tecnología agroalimentaria permanezca rezagada en el país, de ellos no depende que los venezolanos no tengamos poder adquisitivo, porque la institucionalidad del salario fue demolida en Venezuela). Pero, por estas y muchísimas otras circunstancias, es que se necesita un protagonismo más activo, tanto de los que producen, como de los que consumen, que a la postre somos todos, para enfrentar con firmeza a una descomunal macrocefalia burocrática, que ha hecho del SAV, una de las instituciones más infuncionales del país.


En la actualidad las políticas rectoras del SAV, se dictan a través de cinco ministerios: a) Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras, b) Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, c) Ministerio del Poder Popular para la Agricultura Urbana, d) Ministerio del Poder Popular para la Pesca, y por último, las FANB, que controla todo y a ella no la controla nadie. Todos estos ministerios, están constituidos a su vez, por innumerables institutos autónomos adscritos a cada uno de ellos, que también actúan, como su burócrata jefe lo dictamina. Esta desmedida y clientelar mente absurda burocratización del SAV, ha tenido como consecuencias desastrosas, el desmontaje de todo el andamiaje estructural agroalimentario nacional, lo que ha favorecido e impulsado una descomunal corrupción, sostenida por las crecientes importaciones de alimentos ( aunque hay que recalcar que a partir del año 2015, esta tendencia, como ha ocurrido en todas las otras importaciones de bienes no alimentarios, también ha decaído, por las razones ya comentadas con anterioridad). Una vez creado el Ministerio para la alimentación y entregada su tutela a las FANB, advertimos sobre los gravísimos inconvenientes que se derivarían de su implementación, sin que estas tuviesen las más mínimas consideraciones. En teoría, el régimen pretendía “favorecer” los subsidios directos en alimentación a las familias de escasos recursos y para ello creó el polémico programa de los CLAPs, que terminó siendo, como es público y notorio, un escándalo, por el grosero y clientelar populismo que se instaló con dicho programa. Queremos dejar claro y taxativo testimonio, que tenemos un compromiso existencial con la definición de acertadas políticas, para atender socialmente y de manera integral , a la enorme cantidad de personas que hoy lamentablemente han sido arropadas por la pobreza general que nos asiste, pero ello debe darse en el marco del más estricto respeto a la DIGNIDAD HUMANA ( mayúsculas ex profeso), y por eso elevamos nuestra modesta voz de protesta,contra el hambre que sufre en carne viva nuestra población. Hambre que por supuesto no padece, el pequeño sector social que se ha venido beneficiando con las políticas de este régimen, y que nos ha colocado como una de las naciones más desiguales del planeta, por no decir la más.


El otro elemento que consideramos oportuno resaltar en este alocado proceso político (rogamos disculpas a quienes nos leen, por no encontrar, otro adjetivo, distinto a la locura), pero cómo? se puede entender esta proliferación de organismos nacionales, a los que hay que sumarles la “genialidad “de algunos gobernadores que no conformes con lo ya descrito, han venido creando nuevas instancias, que se “supone”, son para atender la actividad agropecuaria y la alimentación de sus respectivos pueblos. Al final todo este entramado ha terminado siendo un eficiente molino para trillar esfuerzos (enormes duplicidades), y dilapidar los escasos recursos destinados al agro. Por eso insistimos en la necesidad de establecer una direccionalidad de políticas agroalimentarias, que emanen de un solo ministerio y de pocos institutos autónomos adscritos a él, como bien aclararemos más adelante, pero este, tiene que estar circunscrito en su direccionalidad, por una triada compuesta de tres ejes fundamentales; una nueva legislación , la descentralización de las regiones agrícolas y el plan nacional agroalimentario de largo plazo. Como se pensó una vez, cuando de manera conjunta se planteó la necesidad de la implementación de dos leyes orgánicas de manera simultánea; la ley orgánica que daba lugar al plan agroalimentario y la ley orgánica de ordenación del territorio.


A propósito de los esfuerzos que se hacen por la reinstitucionalización del país a todos los niveles, donde obviamente, lo agroalimentario debe ser considerado en su adecuada dimensión, nos atrevemos a proponer dentro del marco de las necesarias vías transicionales, fusionar los respectivos ministerios en uno solo, con un conjunto de institutos adscritos a él (un instituto autónomo nacional de tierras, un instituto autónomo de investigación y asistencia técnica agropecuaria, un instituto autónomo nacional de suelos, un instituto autónomo nacional de riegos y drenajes, un instituto autónomo nacional de vialidad agrícola, un instituto autónomo nacional de electrificación rural, un instituto autónomo nacional de pesca, y una empresa nacional de silos y almacenamientos) para evitar las nefastas consecuencias referidas en anteriores párrafos, y crear sobre sus concepciones originarias, el ministerio del ambiente y los recursos naturales renovables, en el entendido que no podremos hablar de desarrollo agroalimentario, sin que esto funcione de manera coordinada con todo lo referido a los aspectos ambientales. Es apremiante la necesidad de superar el rentismo y el extractivismo, por cierto, precisamente uno de los actos más voraces y ofensivos contra la naturaleza, provienen del extractivismo primitivo que se instauró en nuestro país, con ese adefesio denominado Arco Minero del Orinoco, que refleja no solo el cinismo como detestable práctica política, sino una de las más graves violaciones, a los tratados y pactos que sobre la materia ha suscrito nuestro país.


Quiero finalizar la presente entrega, respondiendo algunas interrogantes que me han formulado con razonables preocupaciones, algunos amigos, preguntando el por qué? del plan de largo plazo, cuando la situación es apremiante en el aquí y el ahora. Al respecto aclaro, que el plan cuenta con un conjunto de propuestas de acciones inmediatas, como las referidas al capítulo cerealero, porque por allí está planteado el inicio de los programas de acción hacia el SAV. Los cereales son cultivos elásticos que reaccionan en el muy corto plazo, ante los estímulos correspondientes, además de poseer la virtud de ser la materia prima fundamental para activar los circuitos agroindustriales y cárnicos en el país, estos aspectos serán tratados en capítulos posteriores..


HACIA LA REINSTITUCIONALIZACIÓN DEL PAÍS Y EL RESCATE DE LA DEMOCRACIA. Continuaremos.


Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.

viernes, diciembre 02, 2022

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana  (dos)


En cien años de absoluto monopolio del rentismo petrolero, tanto en lo político, como en lo cultural, social y económico, el país ha transitado por innumerables y lamentables capítulos que han comprometido seriamente nuestra propia seguridad alimentaria, al estar bastante lejos de una actuación responsable, en lo que a definiciones de soberanía respecta


Por Jesús Cepeda Villavicencio

En la entrega anterior, se hizo énfasis en lo amplio y  complejo que resulta una temática como la que pretendemos abordar, resaltamos un hecho concreto, que por supuesto no compartimos, como lo es, la calificación de ser considerados por la organización mundial de comercio (OMC), como un país netamente importador de alimentos; primero, porque no se justifica que siendo poseedores de un enorme potencial para la producción de alimentos a gran escala, así se nos califique, y en segundo lugar, porque sabemos que esto es el resultado de un gran desarreglo político, que tiene por supuesto sus raíces históricas e institucionales. Estos dos ejes, constituyen los elementos centrales sobre los que discernimos en los análisis que presentaremos en sucesivos capítulos.


Hay sectores de la socioeconomía cuya específica caracterización, los coloca en una situación de mayor vulnerabilidad y debilidad para poder enfrentar con éxito, las crisis cíclicas, recurrentes o estructurales que la propia dinámica socioeconómica y política, imponen en determinados momentos de la historia. La dependencia climática y la propia naturaleza biológica de la actividad agropecuaria, ubica a esta, en la cúspide de la pirámide de riesgos, de manera que la importancia vital que ella reviste para la sociedad, debe inexorablemente ser atendida bajo un enfoque integral en sus políticas; racional y consensuadamente, sin ambigüedades, dispersiones o perversos intereses político partidistas.

En cien años de absoluto monopolio del rentismo petrolero, tanto en lo político, como en lo cultural, social y económico, el país ha transitado por innumerables y lamentables capítulos que han comprometido seriamente nuestra propia seguridad alimentaria, al estar bastante lejos de una actuación responsable, en lo que a definiciones de soberanía respecta. En el siguiente epitafio ilustramos tal afirmación: “Épocas de alta bonanza petrolera, políticas expansivas del gasto público, atenuación del hambre y la pobreza relativa. Épocas de crisis en los precios petroleros y ahora con producciones en franca caída, incrementos del hambre y la pobreza relativa”. Esta lamentable realidad que nos ha caracterizado, y que ha llegado a sus máximos niveles de degeneración, con el trágico desatino político del actual régimen, hace obligante el accionar consensuado de los diversos sectores y actores pensantes, racionales y dolientes de esta terrible causalgia, así mismo nos compromete no solo a los que conformamos una amplia plataforma agroalimentaria, sino también a todos los consumidores, a repensar y buscar las coincidencias para la atención del enorme desafío, que significa proponer las acciones, programas y planes para el sector agroalimentario, bajo el paraguas de una visión integral, holística y moderna.

El abordaje de los problemas de la agricultura en Venezuela, así como las soluciones presentadas históricamente, se han realizado bajo diferentes visiones (cada una de ellas respondiendo a determinados intereses); gremiales, empresariales, institucionales, políticos, de demagogia y populismo, en fin, un largo etc. De manera que siendo el prisma y los intereses que se defiendan distintos, igual multiplicidad de problemas y soluciones serán planteados, y esto, precisamente, es lo que no podemos permitir que siga sucediendo, es propicia en consecuencia la ocasión y el momento histórico, para el encuentro de los arreglos y registros necesarios, es decir, es en el aquí y el ahora, donde tenemos que parir las coincidencias oportunas, que se adecuen a una sola dirección orquestal, que no puede ser otra que la ley que materialice, el plan nacional agroalimentario de largo plazo, aspecto sobre el que volveremos en próximas entregas.

Concluimos este segundo capítulo de la serie, con una síntesis de lo que ha sido la génesis, evolución y perspectivas de nuestro SAV. La génesis la ubicamos en el año 1924, por una razón estrictamente de carácter económico política; ese año, por primera vez en la historia de la república, los ingresos por concepto de exportaciones petroleras superan a los percibidos por las exportaciones cafetaleras, constituyéndose esa fecha como un punto de inflexión histórico ( la economía petrolera comienza formalmente a desplazar a la agroexportadora ) a partir del cual se acentúan dos grandes acontecimientos que marcarán el rumbo definitivo de Venezuela; el éxodo poblacional campo ciudad por un lado (en la década que va de 1910 a 1920, la población rural era del 80% y la urbana el 20% restante, para la década de los años 80, esa ecuación se había invertido ), y el segundo gran acontecimiento fue la consolidación del rentismo que cambió el rostro de la nación en todos sus órdenes. En este largo siglo que transcurre a partir de la referida fecha se puede observar, como apreciaremos en posteriores capítulos, como la actividad agropecuaria fue perdiendo gradualmente importancia relativa, hasta llegar a tener prácticamente una participación absolutamente marginal en el concierto de la economía nacional, a pesar de que importantes regiones del país continuaron dependiendo de ella en su economía. Problemas estructurales y coyunturales ( de políticas macroeconómicas y agricolas, de seguridad jurídica y personal, de infraestructura de apoyo a la producción, de ciencia y tecnología, así como los precios , los flujos de insumos, los créditos y los desacertados programas agropecuarios ) tributaron para reducir a niveles insignificantes la participación del PIB agrícola en el PIB de la nación.

Finalmente, la pregunta obligatoria  ¿qué hacer? para transversalizar el SAV desde la producción de alimentos hasta su consumo. Esto pasa porque logremos encontrarnos y coincidir, según nuestro modesto punto de vista, solo en tres objetivos básicos, que estamos convencidos  podemos alcanzar, si y sólo si, logramos el encadenamiento holístico que proponemos ( simultaneidad de acciones políticas en los siete subsistemas que hemos definido y que analizaremos más adelante ).

1) En el plano productivo, nuestra demanda de alimentos debe ser suplida por producción nacional, en al menos un 70% (capacidad productiva nacional, acercarnos a ser más soberanos). 2) todos los venezolanos; niños, jóvenes, adultos y mayores deben consumir las calorías, las proteínas, las vitaminas y minerales necesarios, que garanticen su seguridad alimentaria (derecho a tener una vida sana y socialmente útil), y como punto 3) estamos en la obligación de convertirnos en exportadores de alimentos, en aquellos rubros en los que tenemos buenas ventajas comparativas, debemos generar divisas, debemos competir, debemos ser en consecuencia eficientes y zonificar estratégicamente nuestras regiones agrícolas, pero también debemos reinstitucionalizar y armonizar la macroeconomía, con acertadas políticas agrícolas sustentables ambientalmente, acordes con los modernos conceptos de ruralidad, por eso la importancia del plan nacional agroalimentario de largo plazo.Continuaremos precisando en próximas entregas, los elementos que hemos tratado por ahora, solo a grandes rasgos.

Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.

viernes, noviembre 04, 2022

Acerca de la cuestión agroalimentaria venezolana. Capítulo introductorio.

No se necesita ser un estadista, para suponer los posibles y devastadores efectos que una contracción mundial en la oferta de bienes alimentarios, podría tener sobre todos aquellos países calificados justamente o no, como importadores netos de alimentos, por la organización mundial de comercio (lamentablemente, Venezuela, por una absurda sin razón, está ubicada en esa desagradable lista Tascon)


Por Jesus Cepeda Villavicencio



“La longevidad y calidad de la vida, tienen en la alimentación al elemento más crucial. Alimentarse no es comer, es nutrirse, porque se puede comer y no alimentarse, y este es un terrible drama en las sociedades actuales, donde la propensión a la obesidad, la malnutrición, la subnutrición y la desnutrición, se han convertido en verdaderos problemas de salud pública.”

Elementos conceptuales: Desnutrición, ocurre cuando una persona tiene un déficit alimentario, es decir , no come todo lo que debería. Subnutrición, ocurre cuando una persona tiene inseguridad alimentaria crónica, su consumo o ingestión de alimentos no cubre sus necesidades energéticas básicas de forma continua. Malnutrición, ocurre cuando una persona tiene un estado patológico resultante por lo general de la insuficiencia o el exceso de uno o varios nutrientes, o de una mala asimilación de los alimentos. Obesidad, ocurre cuando una persona tiene una acumulación excesiva de grasas en el cuerpo. Existen dos conceptos complementarios, que resultan fundamentales, claves, diría yo, en cualquier discusión que se realice en función de analizar el asunto agroalimentario, nos referimos a la seguridad alimentaria y a la soberanía alimentaria, por ahora nos limitaremos a referirnos; al primero como un derecho y al segundo como una capacidad, y a lo largo del desarrollo de la temática, trataremos de ir ampliando sus respectivos significados y grados de dificultades.

No es nuestra intención seguir profundizando en las complejidades de una crisis social que es conocida por todos, y que evolucionó hacia lo que se ha identificado, como una emergencia humanitaria compleja (EHC), aspecto que hemos tratado en escritos anteriores. De lo que se trata, es de seguir contribuyendo con la difusión de criterios, vivencias y análisis, que pueden perfectamente ser objetos de las necesarias críticas y sugerencias pertinentes, porque en el fondo, una de nuestras máximas aspiraciones es que estos planteamientos puedan servir como palanca de acercamiento, no solo en los planos discursivos, sino también de actuación compartida en el rescate de nuestros derechos.

La mayoría de los aspectos cualitativos y cuantitativos que abordaremos en las próximas entregas, han sido extraídos básicamente de dos textos de mi autoría; “La agricultura Venezolana : Desafíos y Perspectivas” editado en el año 2011, y un trabajo en curso que hemos intitulado “Una visión holística del Sistema Agrolimentario venezolano”, que para efectos de su respectiva cita ubicamos como SAV. Hemos tratado hasta donde ha sido posible, de conjugar concepto y política, en un empeño por ayudar a construir pedagogía política, porque no tengo dudas, incluyendome en primer lugar, que una gran mayoría, por no decir todos, los que estamos involucrados en esta difícil tarea de hacer política y actuar como políticos, adolecemos de pedagogía política, lo cual a mi manera de apreciar, complica aún más el panorama que tenemos por delante.

Todo el bombardeo mediático que recibimos a diario, independientemente de cual sea el canal por donde nos informemos, nos indica que estamos acercándonos peligrosamente a unos indefinibles límites, que realmente, nos colocan en una angustiante reflexión sobre la viabilidad de la convivencia a escala global. Las prolongadas crisis económicas globales, la pandemia del covid 19, la guerra rusa ucraniana, el enfrentamiento entre dos maneras de concebir la organización y manejo de las sociedades (administraciones democráticas versus formas de control autoritarios ), crisis climática ( ya pocos niegan los gravísimos efectos del cambio climático en todos los órdenes de la vida humana ), crisis de la diplomacia, la política y la razon, asi como un largo etc, configuran un delicado escenario, incluso más complicado que los aciagos momentos que le tocó vivir a la humanidad, en la última gran conflagración mundial.

No se necesita ser un estadista, para suponer los posibles y devastadores efectos que una contracción mundial en la oferta de bienes alimentarios, podría tener sobre todos aquellos países calificados justamente o no, como importadores netos de alimentos, por la organización mundial de comercio ( lamentablemente, Venezuela, por una absurda sin razón, está ubicada en esa desagradable lista Tascon ). Este incomodo relato de recientes acontecimientos, cobra razón y le da sentido a una histórica lucha, que a lo largo y ancho del país, han librado los hombres y mujeres del campo, muchos analistas e investigadores y no pocos políticos, por hacer del SAV, un espacio para la vida, la economía, una sana, racional y nacional alimentación.

Hemos decidido organizar la discusión de tan sensible tema, en varios capítulos, que desde nuestra óptica prefiguran la necesaria transversalidad que un asunto de tal naturaleza amerita, , en ese sentido la panorámica que aspiramos describir, va desde el análisis del contexto histórico, hasta llegar a nuestras reales perspectivas, como nación que tiene pleno derecho a ser soberana, sin la demagogia, ni el atrevimiento de proponer la autarquía, sino tratando de responder reiteradas interrogaciones históricas, diagnósticos actualizados, aspectos poblacionales, nutricionales, institucionales y políticos, justificaciones, estrategias y reformas, planes de distintos alcances, para finalmente tratar de concientizar acerca del necesario PLAN NACIONAL AGROALIMENTARIO DE LARGO PLAZO, sustentado y protegido por una fuerte legislación, que evite las improvisaciones e intereses encontrados, que la deseada alternabilidad en el ejercicio del poder y los intereses encontrados acarrean.

Jesús Cepeda Villavicencio es ingeniero agrónomo, MsSc en Desarrollo Rural, doctor en Ciencia de la Educación, profesor universitario jubilado, ensayista y político.

viernes, octubre 28, 2022

El pez y la nada



Aunque fue jefe de comando de campaña de Capriles y varias veces gobernador de la Unidad, Falcón no tendría el pedigrí necesario, porque así lo decidió el este de Caracas

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ

Latinoamérica, EEUU y la Unión Europea acechan al gobierno, con amenazas de embargo si “gana” las elecciones. Su apoyo popular apenas llega a 25%, 90% de la gente lo cuestiona y 75% está contra él. Hiperinflación, hiperdevaluación, desabastecimiento y demás jinetes del Apocalipsis convierten Venezuela en Haití. Pero para eclipse de cualquier mente normal, grupos urbanos acomodados, decidieron abstenerse de votar. Algo tan incomprensible como un boxeador que no sale en el último asalto cuando su contrincante está groggy.

Pero la clave es la siguiente: como los aspirantes de estos sectores quedaron anulados, prefirieron sacrificar todo, incluso sus propios partidos, con tal de que el único de la MUD que podía y quería, no fuera candidato. Esta es la auténtica razón para abstenerse (me-abstengo-pero-no soy-abstencionista) y pido-condiciones, una excusa abigarrada para incautos, una carnada de colores brillantes que engaña a los peces. Aunque fue jefe de comando de campaña de Capriles y varias veces gobernador de la Unidad, Falcón no tendría el pedigrí necesario, porque así lo decidió el este de Caracas.

No ir a las municipales ni a los concejos regionales es una bomba solo mata gente contra la provincia, las bases de sus partidos y cualquier sentido de la política. Recuerda aquella comunidad de 900 norteamericanos radicados en Guyana, cerca de la frontera con Venezuela, que hace mucho tiempo decidieron suicidarse en masa y matar antes a sus niños. En la furia contra Falcón, liquidan a su propio liderazgo medio y ya hay pobladas en partidos que lucen en disolución. Los dirigentes de base colocan la mirada hacia la fuerza ascendente que les abre las planchas, con perspectivas auspiciosas e impredecibles.

Siempre tendremos París

Ante eso no asombra la montaña de acusaciones, groserías, calumnias, insultos, orquestada desde los alrededores del frente, sobre todo grupos tuiteros moralmente lumpen, sin decencia y vidas rabo e cabuya. Tarde comienzan a comprender la trampa en la que se metieron y que les quiebra los huesos. La esperanza de sobrevivir está en un nuevo 23 de enero de 1958, que de un envión voltee la tortilla, una prueba más de que muchos viven en Narnia o en todo caso, en un mundo no probabilístico. Así las FF.AA. restablecerían de un solo swing el orden y todo el mundo contento. Frente sería la Junta Patriótica. Ya se dijo que la historia cuando se repite no es drama sino comedia.

Arreció desde que publicaron la gráfica de tres dirigentes opositores (ya tienen hasta el candidato para representar a Monseñor Arias Blanco), sellando en París un redivivo Pacto de Nueva York de 1957, el de la histórica foto de Betancourt, Caldera y Villalba. Y el No tiene sentido especular sobre si las dos reuniones, con 61 años de diferencia, tendrán significados equivalentes, pero prefigura el esquema que acarician ido Maduro y los que no aparezcan en esa gráfica, Falcón, Ramos, Rosales, irán al basurero de la historia.

Por esa razón decidieron borrar a Falcón de la faz de la tierra con cualquier recurso disponible, e incluso Borges, siempre comedido, dispara a quemarropa contra él. El problema para los autores del nuevo Pacto de Punto Fijo está en que Falcón en caso de perder, quedaría como jefe de la oposición interna, en el terreno, mientras los otros están inhabilitados o en desbandada, sus partidos ilegalizados y además heridos por las acciones de los dos últimos años. Una fuerza interna con millones de votos encabezada por Falcón, ralentiza el papel del exilio.

El comando Gadot

Que se muera, que se lo lleven los extraterrestres, que lo secuestre un comando formado por Gal Gadot, Blake Lively, Scarlett Johansson y Jessica Biel y que no regrese nunca más, que renuncie (se lo piden los angelitos carbonizados del 350) y que se hunda con ellos en el pozo abstencionista, la nada de Fernando Mires. Ahí sería un pececito más entre otros. Los ejércitos norteamericano y soviético corrían a toda máquina a ver quien llegaba primero a Berlín en la derrota alemana. PJ, VP y Soy Venezuela (¿se llama todavía así?) quieren llegar primero que Copei, el MAS y AP, pero el segundo grupo ya está en la Puerta de Brandeburgo.

Pero el cambio de régimen no tiende a parecerse al 23 _E., un pronunciamiento del comando conjunto de las FF.AA. que depone a Pérez Jiménez, tal como ocurrió con Medina y Gallegos. No fue un golpe de Estado tal como se le entiende comúnmente, un cuartelazo y plomo sino una acción militar “seca” y masiva. Al contrario pareciera que el cambio deseable o posible será una larga pulseada dentro del país con los militares y el madurismo plagado de dificultades, lo que obligará a una negociación seria, no la pantomima de R.D. con la oposición interna.

Ello obligaría a un pacto de coexistencia, al respeto por enclaves de poder, la justicia transicional y a una marcha consensuada y cuidadosa diferente a la que prefiguran desde París. Y hay que tener un bagre podrido en vez de sesos para pedir embargo a los barcos venezolanos en el Canal de Panamá, una de las declaraciones más ridículas que se han dado últimamente (o que “luego de la orden de captura contra Maduro, solo falta que se pronuncie la AN”). Incluso si se diera una acción militar victoriosa como la de Larrazábal en 1958, los militares y el madurismo tendrían mil razones para hablar con Falcón y no con los otros.

@CarlosRaulHer
domingo, abril 15, 2018

¿Y Venezuela qué?


Nicolás Maduro, presidente Venezuela
Nicolás Maduro, presidente Venezuela

Por Carlos Alberto Montaner
Nicolás Maduro perdió la batalla de la OEA. Ya no es sólo Luis Almagro, el Secretario General de la institución, quien exige la suspensión de los comicios fraudulentos pautados para abril por la dictadura de Maduro, ahora postergados hasta mayo. Esta vez lo acompañaron en la petición 19 países directamente, 8 indirectamente (los que se abstuvieron), más los dos que no acudieron.

Objetivamente, las abstenciones y las ausencias funcionaban a favor de la moción de los 19 acaudillada por Jorge Lomónaco, el embajador de México en la OEA. Entre las abstenciones estaban Ecuador, Nicaragua y El Salvador, tres países que figuraban como parte del circuito del Socialismo del Siglo XXI, una red de naciones que repetían las consignas chavistas dirigidas por Caracas y La Habana. Giro que demuestra el fin sin gloria de esa alianza como consecuencia de la debacle venezolana y la decrepitud de una revolución cubana que pronto cumplirá 60 años “hasta el fracaso siempre, Comandante”.

Votaron ardorosamente en contra, la propia Venezuela, la Bolivia de Evo Morales, quien prepara su fraude electoral en el 2019 contra la voluntad del país, reflejada en un inútil referéndum y en una inservible Constitución, dos islotes caribeños estomacalmente agradecidos (Dominica y San Vicente & Granadinas), más Suriname, una excolonia holandesa cuyo presidente, Desiré Bouterse, padre y maestro de Nicolás Maduro, un viejo militar golpista,  acusado y reclamado por las autoridades de Holanda por tráfico de drogas y el asesinato de opositores.

Ante esa derrota diplomática el régimen de Maduro no se arredró. Sacó pecho, invocó gallardamente la soberanía, acusó de traidores a los gobiernos latinoamericanos plegados a la CIA, y continuó aferrado a la fecha elegida para perpetrar el fraude, aunque ahora la ha pospuesto un mes. Sencillamente, Maduro y su camarilla no van a entregar el poder. Tienen entre un 10 y un 12% de apoyo popular, pero esa exigua cifra incluye a narcomilitares, narcopolicías y a los narcomatones de las pandillas armadas, suficiente gente de rompe y rasga para mantener el control sobre una sociedad que muere de hambre y de enfermedades curables, o huye hacia las fronteras desesperada.

¿Cuál es el próximo paso? La cita es en Lima, el 13 y 14 de abril, con motivo de la Cumbre de las Américas. Muy probablemente las naciones ahí reunidas le reiteren sus críticas a Venezuela, pese a que Maduro ha sido excluido basándose en una resolución aprobada en Quebec en el 2001 que eliminaba del cónclave a los gobiernos dictatoriales. No obstante, los regímenes venezolano y cubano movilizarán a sus partidarios para aguarles la fiesta a las naciones democráticas. Habrá manifestaciones teledirigidas, disfrazadas de reclamos espontáneos, en las que no faltarán los pueblos indígenas o los fotogénicos “verdes”.

Y después, ¿qué viene? No creo que mucho. Un rasgo fatal de las democracias latinoamericanas es la falta de una política exterior con garra. Sólo existió, muy parcialmente, a mediados del siglo pasado, con la Legión del Caribe creada por José Figueres de Costa Rica, Juan José Arévalo de Guatemala, Ramón Grau-Carlos Prío de Cuba y, en menor grado, Rómulo Betancourt de Venezuela, encaminada a luchar contra los espadones de derecha, pero se empantanó tras el esfuerzo de liquidar al dominicano Rafael L. Trujillo desde Cuba, abortado por presiones norteamericanas en 1947.

Estados Unidos, naturalmente, continuará señalando malversadores y narcotraficantes venezolanos, impondrá sanciones económicas contra el régimen de Maduro, y es probable que otros países latinoamericanos y de la Unión Europea hagan lo mismo al discreto reclamo de Washington, pero esas medidas serán eficaces en privar de recursos a Venezuela, mas no servirán para desalojar del poder al dictador y a sus 40 (mil) ladrones, como se demuestra en Corea del Norte y Cuba.

Ese objetivo requeriría la voluntad de utilizar la fuerza –como ha hecho Cuba sistemáticamente-, o como hizo Estados Unidos durante varios episodios de la Guerra Fría, pero entonces existía el incentivo de evitar que la URSS continuara expandiéndose. Hoy, y desde Bill Clinton, prevalece la actitud de arruinar totalmente a los países enemigos, a la espera de que el golpe final se produzca internamente, o que esas naciones evolucionen voluntariamente hacia un cambio de régimen.

A mediados de la década de los 90, cuando Cuba, otra vez, perpetró una nueva agresión demográfica contra Estados Unidos y decenas de miles de balseros fueron lanzados al Estrecho de Florida, recuerdo que le pregunté a un importante político norteamericano por qué no respondían militarmente, en un momento en el que incluso Rusia estaba dispuesta a ayudar. Me dijo: “Cuba ya no es un peligro. Es una molestia. Es un país podrido cuyo gobierno caerá solo”. De eso hace un cuarto de siglo. Me temo que con Venezuela ocurrirá lo mismo.


Carlos Alberto Montaner nació en La Habana, Cuba, en 1943. Reside en Madrid desde 1970. Ha sido profesor universitario en diversas instituciones de América Latina y Estados Unidos. Es escritor y periodista. Varias decenas de diarios de América Latina, España y Estados Unidos recogen desde hace más de treinta años su columna semanal. La revista Poder lo ha calificado como uno de los columnistas más influyentes en lengua española. Se calcula en seis millones de lectores semanales quienes tienen acceso a sus artículos en español, inglés y portugués. Montaner ha publicado una veintena de libros. Varios han sido traducidos al inglés, al portugués, el ruso y el italiano. Entre los mas conocidos y reeditados están Viaje al corazón de Cuba, Cómo y por qué desapareció el comunismo, Libertad: la clave de la prosperidad, y las novelas Perromundo y 1898: La Trama.


Fuente: El Nuevo Herald
lunes, marzo 05, 2018

La izquierda mundial y los disturbios en Egipto

Por Immanuel Wallerstein
El mismo título de este comentario entraña una pregunta. ¿Quién o qué es la izquierda? Hay poco acuerdo al respecto. Utilizaré el término de tal modo que incluya a cualquier grupo que reivindique ser parte de la izquierda o al menos de la centroizquierda. Es, por supuesto, un grupo amplio. Y, en consecuencia, hay muy poco acuerdo en el grupo en cuanto a quiénes apoyar, moral o políticamente, en la enorme ola de disturbios que ha sacudido a Egipto y que condujo al derrocamiento de Mohamed Mursi como presidente de Egipto por parte de las fuerzas armadas egipcias.

Conforme leo las declaraciones y explicaciones de los varios grupos de la izquierda que está fuera de Egipto creo que es una cuestión de prioridades: ¿quién o qué constituye el mayor peligro en el mediano plazo? Pienso que discierno tres posiciones básicas.

Hay quienes piensan que los islamitas de cualquier variedad representan la amenaza fundamental. Por supuesto, hay muchas, diferentes, clases de islamitas. Las tres principales variedades entre los musulmanes sunitas son la Hermandad Musulmana, los wahabitas/salafistas y quienes se agrupan bajo el membrete de Al Qaeda. Estos tres repudian a los otros dos, y eso explica muchas de las alianzas que emergen en cualquier país que cuente con una sustancial población musulmana.

Para aquellos que en la izquierda tienen como prioridad mantener lejos del poder político a los islamitas, los llamados islamitas moderados, son simplemente islamitas más astutos que persiguen los mismos objetivos de largo plazo: contar con estados gobernados por la sharia. Por tanto, estas personas están listas para hacer alianzas con cualquiera que combata a los islamitas.

Hay un segundo grupo que ve los ejércitos como el enemigo primoridal. Consideran que los ejércitos son fuerzas muy conservadoras y represivas, que mantienen puntos de vista políticos y económicos reaccionarios, y que con frecuencia tienen intereses económicos directos que los hacen mantener políticas económicas neoliberales. Reconocen que algunas veces los ejércitos parecen respaldar a las fuerzas populares y algunas veces emprenden políticas opuestas a las de Estados Unidos o a las de los poderes de Europa occidental.

Pero su punto de vista en torno a estas opiniones moderadas de las fuerzas armadas es paralelo al punto de vista de los anti-islamitas. Perciben la moderación o el populismo por los ejércitos como simple cobertura para sus objetivos reaccionarios de largo plazo.

Y luego están quienes perciben que la principal amenaza es Estados Unidos (y en correlación los poderes ex coloniales de Europa occidental). Consideran que los ejércitos y los islamitas simplemente juegan el juego que les asignó Estados Unidos. Por tanto, desde su punto de vista, debe ser apoyado cualquier grupo que activamente se oponga a cualquier cosa que piense qué quiere Estados Unidos. De hecho, de nuevo hay una versión dura. Algunas personas piensan que aun los jóvenes radicales que encabezan levantamientos están manipulados por Estados Unidos. Para este grupo, Estados Unidos es, todavía, todopoderoso.

Por supuesto habrá algunos, inclusive muchos, que argumentarán que todas éstas son falsas opciones. Uno puede, y debería, simultáneamente estar contra los islamitas, los ejércitos y Estados Unidos. Pero en la práctica hay con frecuencia momentos en que se deben elegir las prioridades. Así que la cuestión sigue siendo total.

Este debate acerca del enemigo prioritario es, en gran medida, lo que explica la debilidad relativa de las fuerzas de izquierda en estas luchas. Están divididas en su análisis. Por tanto, están divididas en sus objetivos de corto plazo e inclusive en sus objetivos de mediano plazo. Y, peor aún, muchos individuos y grupos de izquierda parecen estar concientes de esto, lo que los conduce a un pesimismo reptante y a una retirada reptante de la política militante.

La alternativa a tal auto-deshabilitación de la izquierda es involucrarnos en un debate de camaradas, más abierto, al interior de la izquierda. Y esto sólo puede ocurrir si la izquierda se da cuenta de que la derecha mundial representa un panorama tan enorme de fuerzas y análisis como la izquierda mundial. De nuevo digo que este debate de camaradas debe ocurrir dentro del marco de la transición de un sistema capitalista a algo más que aún debe determinarse. Si la izquierda pierde la batalla más grande deberá, primero que nada, culparse a sí misma.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein
sábado, julio 20, 2013
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