El Obispo Mariano Martí y la educación primaria en Guárico
El Obispo Mariano Martí, máximo prelado de la Iglesia Católica en el siglo XVIII |
Por josé obswaldo pérez
En Guárico, el Monseñor Mariano Martí, Obispo de Caracas y Venezuela - preilustrado español del siglo XVIII
borbónico y reformista[1]-reglamentaba, según estatuto del 14 de abril de 1780, el
funcionamiento de la Escuela Pública de Primeras Letras, Latinidad y Retórica
de Calabozo, orientada sobre todo a la educación religiosa; pero, además,
enseñaba a leer, escribir y contar. Una de las unidades curriculares
obligatoria era el uso del latín por
Lebrija y elocuencia o retórica[2].
La escuela se mantuvo vigente,
por lo menos, seis años más
tarde. Un informe del cabildo en
1786 daba testimonio de los aportes financieros para el pago del
maestro, a
quien en el discurso de la época nombraban como “Escolero público”[3]. Dicho informe
dejaba claro la permanencia de la obra comenzada por Martí, pese a la escasez de
preceptores para ese arduo trabajo de
enseñar.
Dentro de los estatutos
internos de la
escuela, el Ayuntamiento debía
pagar una renta de 25 pesos anuales al maestro. Mientras que los padres,
por cada
niño, compensaban a cancelar mensualmente dos reales por leer, cuatro reales
por leer y escribir, cuatro reales por contar y ocho reales por estudios de
gramática. Los pobres estaban exonerados de pago. Su primer preceptor fue Don
José Julián Llamoza, vecino de la ciudad[4]. La educación religiosa era la asignatura fuerte de la
escuela, los alumnos debían asistir a misa todos los días y confesarse una vez
al mes. El maestro debía trabajar todos los días de 8 a 10 y media de la mañana y
de 3 a 5
de la tarde. Los domingos eran libres. Se rezaba antes de iniciar la clase. Se
estudiaba gramática con los textos de Nebrija. Con el tiempo los estudiantes
debían estudiar todas las materias en latín. La poesía era muy importante.
Leían a Ovidio, Virgilio y Homero. Las oraciones y construcciones idiomáticas
de Cicerón eran estudiadas en retórica[5].
El acontecimiento de la pedagogía en Guárico constituye un
efecto político-cultural en el devenir
de los pueblos guariqueños. Así el Obispo
Martí se instituye como el iniciador de la educación formal, religiosa y
pública en nuestra entidad, específicamente en
la ciudad de Calabozo, con la
providencia de cooperación sobre la
enseñanza de la doctrina. A él se debe la decisión de fundar escuelas
gratuitas en los principales centros
urbanos de la Provincia de Caracas, y de llevar a cabo los aprendizajes de leer,
escribir y contar. Esta política educativa la asume con otras unidades curriculares
como la retórica y la “inteligencia de la lengua latina” y griega, en una especie de concesión con el pasado
medieval y las nuevas reformas pedagógicas que impulsaban los reyes borbónicos[6].
La transformación
curricular implicaba abordar el ideal formativo cristiano con espacios acordes
para tareas de enseñanza y aprendizaje. De
allí que el máximo prelado de la iglesia católica establece en el
currículo el espacio escolar en relación con el proceso de escolarización. Los
estudiantes – dice Martí – debían recibir sus lecciones en una casa que debe
comprarse para tales efectos, con lo cual crea un espacio escolar distinto y
extraño al espacio eclesiástico, lo que en cierto modo pasaría a ser la escuela como una forma de poder, un espacio de
control y disciplina, y un edificio como una
representación ética y moral de la vida y del hombre.[7]. Recomienda el Obispo que en esa casa “las piezas (deben estar) correspondientes repartidas de modo que no se
embarasen unos estudiantes a otros”. De esta manera se hace eco Monseñor
Martí de la concepción medieval de la educación que aconsejaba no agrupar a los
alumnos de diversos niveles o categorías[8], en un
solo espacio.
De modo que el currículo
se adapta a su contextualización histórica. La escuela debía ocupar un lugar
distinto al de la iglesia y que los estudiantes tampoco – dice el prelado
–“incomoden al pueblo”; pues, la rutina escolar es algo cualitativamente
distinta al hecho religioso y debería, de algún modo, impedir que la vida de la
calle interrumpa el quehacer pedagógico. Mediante estos lineamientos académicos, don Mariano Martí nos deja un gran aporte a
la historiografía colonial de Venezuela, en cuanto a disciplina educativa. Su obra
de ocho tomos Documento relativos a
su visita pastoral de la Diócesis de Caracas.1771-1784, título
de la edición de la Academia nacional de
la Historia en 1968, con
posteriores reediciones, es rica
en datos demográficos y sociales de aquel país colonial tardío.
Su informe constituye una de las fuentes más ricas, sino la más
importante, para el conocimiento de la diócesis de Caracas. En él se hace una
minuciosa relación de la vida cotidiana en las iglesias y catedrales de
ciudades y pueblos de la región centro occidental del territorio venezolano.
Uno de los temas tratados más profusamente es el de la educación. En este sentido, Botello (2006) resalta el papel
de la iglesia y su enseñanza
religiosa en la totalidad de
los pueblos que conformaban la entidad guariqueña durante el siglo
XVIII. Asimismo nos refiere sobre la arquitectura jurídica que obligaba a la
enseñanza de la Doctrina y a la par la lengua castellana[9],
a fin de conquistar los espacios territoriales de los naturales. De las
Misiones y la evangelización surge la mayoría de los centros urbanos de
Guárico, concluye el historiador
aragüeño.
NOTAS BIBLIOGRAFICAS
[1] Fernández Heres, Rafael (Febrero 12, 1989).
“Ideas educativas del Obispo Martí”. Suplemento
cultural de Ultimas Noticias.
p. 6
[2] Rodríguez, Adolfo (2003, 15 de Febrero).Breve historia de la Educación en el estado Guárico. San Juan de los Morros: Centro de Estudios
del Llano de la Universidad Rómulo Gallegos. Ver también LEAL, Ildefonso. (Comp.) (1968). Documento
para la Historia de la Educación en Venezuela (época colonial) Caracas: Ediciones de la B.A.N.H.
[3] CASTILLO
LARA, LUCAS (1975).Villa de todos los santos de Calabozo: el derecho de existir bajo,
p. 348
[4] El maestro José Julián Llamozas, era natural de Caracas y casó con Feliciana de la Paz Silva, nativa de
Calabozo. Son los padres del prebistero José Ambrosio de las Llamozas, nacido
el 7 de diciembre de 1782; José Lorenzo, el 10 de agosto de 1786 y José Julián
el 6 de enero de 1795. Ver también MARTÍ, MARIANO (1998). Providencias. Libro II, Tomo V. En: Documento
relativos a su
visita pastoral de la Diócesis de
Caracas.1771-1784. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional
de la Historia;, p.326
[5] RICO ALAYÓN, OMAR
(2006). El Obispo Mariano Martí y
el inicio del proceso educativo en Calabozo. Calabozo:
I Encuentro de Cronistas e Historiadores en Calabozo, pp. 44-45.
[6] Fernández Heres, Rafael (Febrero 12, 1989). Ob.cit
[7]Quiceno Castrillón, Humberto (2009, mayo-agosto). Espacio, arquitectura y escuela. Medellín: Revista Educación y Pedagogía, vol. 21, núm.
54.
Universidad de Antioquia.
[8] Para la reflexión y elaboración de estas ideas hemos usado el trabajo del profesor Luis Cortés Riera: Cultura y educación en
Carora en el siglo xviii: la creación de las escuelas de “primeras letras” por
el obispo Martí, 1776. Fundación BURÍA-UPEL-IPB.
[9] BOTELLO, OLDMAN
(ENERO 18, 2006). La educación religiosa indígena en el Guárico durante la visita pastoral del
Obispo Martí (1780-1783). San
Juan de los Morros: I Jornadas de
Historia de la Educación en estado
Guárico. UNERG-CELLUNERG.