Felipe Hernández

La historia regional y local del Guárico (Nombres y hombres que la han escrito).

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR-Cronista del Municipio Leonardo Infante

A propósito del curso de Historia Regional de la maestría en Historia de Venezuela que dicta la Universidad Rómulo Gallegos en Valle de la Pascua, es importante hacer algunas precisiones sobre esta rama de la historia, y destacar que son muchos los cronistas, historiadores e investigadores que en el pasado y en el presente han dado significativos aportes  historiográficos sobre el devenir del Guárico. Historias, investigaciones y testimonios que estás recogidos en libros, revistas, periódicos, hojas sueltas, correspondencias, amén de los documentos que reposan en los archivos de los diversos entes públicos y privados, así como en repositorios particulares y familiares. Todos, fuentes de incalculable valor historiográfico.  

En ese orden de ideas, téngase presente, que la Historia Regional es una de las ramas más recientes de la Historia, desarrollada principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX gracias al aporte de la Escuela de Annales, escuela francesa interesada por la renovación de los métodos históricos. Para la Escuela de Annales la Historia Regional constituye una corriente académica renovadora y de avanzada en la investigación histórica.

Tal como lo dice su nombre, la Historia Regional busca estudiar la historia de regiones particulares en vez de analizar a las grandes civilizaciones estudiadas tradicionalmente por la historia común. En este sentido, la Historia Regional emerge como un buen complemento que da especificidad a los grandes procesos históricos.

De acuerdo a sus exponentes más importantes (Lucien Febvre, Marc Bloch, Fernand Braudel y Jacques Le Goff), la Historia Regional se interesa por el análisis de las realidades históricas específicas de las regiones. Es por esto que a lo largo de su desarrollo, ha producido interesantes estudios sobre diferentes comunidades tanto de Europa como de América y otros espacios geográficos.

Si no se escriben las historias regionales es imposible llegar a la integralidad de la historia nacional. Cabe decir que la importancia de la historia regional radica en que pretende siempre ubicar los perfiles socio-económicos, políticos y culturales de las sociedades regionales y locales, a eso que los mexicanos llaman matria y en Venezuela, pequeña patria o terruño. De ahí que haya necesidad de exponer qué sucedió en diferentes períodos de tiempo en un lugar o zona determinada.

De acuerdo con lo expuesto, el devenir histórico del Guárico siempre ha tenido cultores que se han ocupado de escribir sobre su acontecer y reconstruir su acaecer en el contexto regional y local. Reconocidas y meritorias en el pasado o en el presente han sido las obras, escritos, documentos, testimonios, así como la labor reconstructiva realizada por: Adolfo A. Machado, Adolfo Rodríguez, Alberto Hernández, Alejandro Berroeta, Alfonso Espinoza, Andrés Esteban Scott, Ángel Rafael Acosta, Argenis Ranuarez Angarita, Arturo Álvarez D’Armas, Azucena Martínez. / Blas Loreto-Loreto. / Carlos Alfonzo Vaz, Carlos Juvenal Chirinos, Carlos Laya, Carlos López Garcés, Carlos Palacio, Carmen Emperatriz Sierra, Celestino Peraza, César Díaz Ledezma, Concha Rachadell.  / Daniel Scott, Darío Laguna, Degnis Romero. / Edgar Ballén Cáceres, Edgardo Malaspina, Eduardo López Sandoval, Elisa Pineda de Belisario, Enrique Olivo. / Faustino Morales, Felipe Hernández González, Félix Manuel Belisario, Fernando Aular, Fernando Carrasquel, Fernando Rodríguez Mirabal, Francisco Colina, Francisco Monroy Pittaluga, Francisco Javier Peña, Francisco Rodríguez, Franklin Santaella Isaac. / Germán Fleitas Beroes, Germán Fleitas Núñez. / Héctor Zamora. / Irma Marina Mendoza. / Jeroh Juan Montilla, José Antonio De Armas Chitty, José Francisco Martínez, José Francisco Torrealba, José Jesús Loreto-Loreto, José Rafael Viso Rodríguez, José Obswaldo Pérez Ascanio, José Rodríguez Sáez, Juan Suárez Ávila, Julio De Armas Mirabal. / Laura Requena de Pérez, Lisandro Contreras Velásquez, Lorenzo Rubín Zamora, Lorenzo Zaraza, Lucas Guillermo Castillo Lara, Luis Barrios Cruz, Luis José Acosta Rodríguez, Luis Loreto, Luis Pérez Guevara. / Manuel Abrizo, Manuel Álvarez Díaz, Manuel Aquino, Manuel Soto Arbeláez, Marco Aurelio Vila, Mario Torrealba Lossi, Máximo Salazar Carchidio, Miguel Álvarez Díaz; Miguel Funes, Miguel Rojas, Miriam Meza de Borges, Modesto Manuitt-Manuitt, Moisés Rodríguez. / Noel Lugo / Oldman Botello. / Parminio González Arzola, Pedro Calzadilla Álvarez, Pedro Díaz Seijas, Pedro Natalio Arévalo, Porfirio Torres. / Rafael Acosta, Rafael Cabrera Malo, Rafael Chacín Soto, Rafael López Castro, Ricardo Alcalá, Ricardo Montilla, Rogelia Mayo Torrealba. / Sael Ibáñez, Salvador Lara, Simón Contreras Velásquez, Socorro Armas. / Tito Sierra Santamaría. / Ubaldo R. Ruiz. / Víctor Loreto, Víctor Manuel Ovalles Carlomán, Víctor Vera Morales. / Yuni Bautista Rojas, y un largo etcétera.

Aunada a la acción cultural de los investigadores, historiadores, cronistas oficiales y no oficiales de la historia general del Guárico, de sus municipios y parroquias, un importante número de ciudadanos desarrollan actividades en las distintas áreas culturales e históricas de alcance local, regional y nacional. Esta premisa permite asegurar, que la historia nacional, regional y local son historias posibles, pero con la condición de incorporar el problema del espacio-tiempo y el análisis teórico, puesto que ese espacio a definir es a la vez una hipótesis a demostrar y un instrumento analítico.

El desafío historiográfico que se impone es el de abordar una historia regional que, a partir de  una conceptualización teórica adecuada, desmitifique a la Región Histórica, aceptando que para determinados problemas otros enfoques como la microhistoria pueden resultar muy positivos. De igual modo replantearse la historia política significará cuestionar una historia nacional forjada por hombres predestinados o descontextualizada de  procesos macros tanto económicos como políticos.
domingo, noviembre 10, 2013

La transferencia de la propiedad territorial en el Guárico colonial

Por FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista de Valle de la Pascua
felipehernandez56@yahoo.es

Largo y complejo fue el proceso de ocupación y apropiación de la tierra en la historia colonial venezolana, una diversidad jurídica contenida en las Leyes de Indias así lo establecía. Desde sus inicios se diseñó una jurisprudencia de la propiedad de la tierra, que iba o pretendía controlar la corona española por temor a que se fundasen pequeños feudos, sin embargo, la realidad americana va imponiendo sus métodos y una clase privilegiada logra el dominio y apropiación de la tierra.

En un principio el dominio absoluto de las tierras descubiertas en las Indias Occidentales correspondía por derecho al Estado Metropolitano, y se legisla con especificidad, las otorgadas a las primeras poblaciones y las pertenecientes a la Corona, al respecto el historiador F. Brito Figueroa, en su obra sobre: La Estructura Colonial Venezolana (1978), dice: … ‘fuera de las tierras, prados, pastos, montes y agua que por particular gracia o merced se hallaren concedidas a las ciudades, villas o lugares de las Indias o a otras comunidades o persona, todo lo demás de este género, y especialmente lo que tuviesen por romper o cultivas es y debe ser de su Real Corona’ (p. 141).

Es importante señalar, que la formación de la propiedad territorial en las colonias hispanoamericanas, con carácter de propiedad privada se debe buscar en las primeras bases jurídicas como fueron las mercedes, para así legalizar las ocupaciones fraudulentas de las tierras cuyo proceso comienza a manifestarse en la última década del siglo XVI; acompañada con repartos de tierras ya que hubo repartimientos o mercedes de tierra y repartimiento de indios para los trabajos, pero una y otra institución se diferenciaban claramente, sobre este aspecto el historiador Eduardo Arcila Farías, en su obra sobre: El Régimen de la Encomienda en Venezuela (1966), expone:

Las mercedes de tierra solían estar a cargo de los cabildos, en tanto que la institución de la encomienda siempre dependió de los gobernadores o de los virreyes. Cuando estas últimas autoridades ejercían la facultad de distribuir tierras, no confundían los títulos territoriales con los de las encomiendas. La propiedad del suelo entrañaba derechos de disposición hereditarios que no regían en las encomiendas. Además, la merced de tierras, como su nombre lo indica tenía por objeto la propiedad de la tierra, en tanto que los títulos de encomienda no solían hablar del dominio del mismo. (p. 284).

En atención a lo expuesto, en Venezuela, en el contexto general característico de la formación económico-social precapitalista colonial, los indicadores del proceso de formación de la propiedad latifundista, se expresan mediante:


  1. El establecimiento de una sólida doctrina jurídica metropolitana e hispanoamericana, sobre la cual se instauraba el derecho de disfruta de la propiedad territorial por parte de una minoría, descendientes, en ciertos casos, de los primeros conquistadores y pobladores del territorio. 
  1. El ejercicio del control por parte de esa minoría —–bloques endogámicos de familias, aliadas consanguínea y territorialmente— no sólo sobre la riqueza social tierra, sino también sobre los elementos jurídicos que garantizaban la transferencia de ese bien público al dominio privado y, a la par, el ejercicio del control sobre el elemento que garantizaba la tenencia de la tierra: la mano de obra.

Según estas premisas, el proceso de transferencia de tierras en los Llanos del Guárico en los siglos XVII y XVIII, lo ejemplifica el caso del presbítero Jerónimo de Rebolledo de Villavicencio, quien fundó en 1712 el pueblo de San Andrés de Aricapano de Barbacoas. El caso es como sigue: El padre Rebolledo de Villavicencio, del mantuanaje sansebastianero, propietario del hato “El Islote” y de las tierras de las inmediaciones; primero recogió los indios caribes, güires, píritus y de otras etnias, que deambulaban por las riberas de los ríos Guárico, Memo y Orituco, y luego fundó el pueblo.

Era padre Jerónimo de Rebolledo, hermano de los también sacerdotes, Agustín de Rebolledo de Villavicencio, fundador del hato Belén, en jurisdicción de Las Mercedes del Llano; de Luis de Rebolledo de Villavicencio, y emparentado consanguíneamente con el capitán Gonzalo de los Ríos Armendáriz de Rebolledo, fundadores del pueblo de Paya. Otro hermano suyo de nombre Andrés de Rebolledo fue encomendero, y se conjetura, que en su honor le dio la advocación: San Andrés de Aricapano al pueblo de Barbacoas. Como se puede ver, todo un clan y una trama familiar, con profundos vínculos con el poder administrativo y eclesiástico colonial, propietarios de buena parte de la geografía de los actuales municipios Ortiz, Mellado, Chaguaramas y Las Mercedes del Llano en el estado Guárico; y del municipio Urdaneta en el sur del estado Aragua.
jueves, septiembre 13, 2012

La esquina de La Torre

Por  Felipe Hernández

En la toponimia de la ciudad de Valle de la Pascua, la esquina de La Torre está ubicada al sureste de la plaza Bolívar, en el cruce de las calles Atarraya y Guasco. Su nombre deviene del frontal de la antigua iglesia de La Candelaria de Valle de la Pascua (templo derribado en 1955), que tenía forma de campana de Gauss invertida, el cual desde mediados del siglo XIX y por mucho tiempo fue el edificio más alto del poblado.

Esquina de La Torre. (Fotografía cortesía de la Dra. Teresa Peña de Silveira).


Históricamente, por su ubicación geográfica es una de las esquinas con mayor tradición y referencia, puesto que en sus adyacencias está situada la Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria, que es la patrona de ciudad. Además, según lo expuesto por el obispo Mariano Martí, en su obra: Documentos Relativos a su Visita Pastoral de la Diócesis de Caracas. Tomo II, en el año 1873 cuando estuvo en este sitio, en sus inmediaciones tenía su casa de habitación el canario Juan González Padrón, lugar donde residían su esposa e hijas (vivienda situada posiblemente en el lugar donde estuvo el abasto “Sol de oro” y actualmente están ubicados los comercios “La Cuevita” y otros más.

Sin confirmación se especula, que en el otro extremo de la esquina (donde está la tienda “La Llanera”, tuvo asiento la casa de habitación de algún teniente de justicia mayor de finales del período colonial.


La fotografía que acompaña esta crónica, se corresponde con una vivienda construida en las últimas décadas de la segunda mitad del siglo XIX, que estuvo ubicada en dicha esquina, hasta los años sesenta del siglo XX, cuando fue derribada, para construir el edificio de la tienda “La Llanera” de los hermanos griegos Basilio y Ángelo Yanopoulos.

Dicha vivienda, como bien se aprecia en la fotografía, era una construcción de bahareque de dos plantas con sus balconcitos, techo de tejas de dos aguas y muy altas puertas. Ahí vivió el presbítero Pedro José Miserol, y posteriormente, don Ricardo Sutil. Luego la casa pasó a ser propiedad del médico, Dr. Mario Soto, bien que a su muerte heredó su hija, doña Juana Soto de Salazar, casada con el tucupidense Chicho Salazar.
Hasta que fue derribada en los años sesenta del siglo XX, en dicha vivienda tuvieron su sede los establecimientos y comercios siguientes: en la esquina, Sastrería “La Mejor” de don Carlos Zambrano; al lado, “Casa Henry”, un bazar de quincalla y otros géneros, propiedad de un ciudadano norteamericano llamado Mister Henry; y finalmente “Trajes Araujo” del trujillano don Rubén Araujo, casado con la vallepascuense, doña Hilda González. En la casa vecina, propiedad del farmaceuta, Dr. Antonio Aranguren, estaba el local de la farmacia “Llanera”.

Hoy día, la otrora muy conocida esquina de La Torre, es mejor conocida por el nombre de esquina de “La Llanera”, diagonal a la Catedral, cargada de historia y referencia obligada del centro de la ciudad, por ser lugar donde confluyen la espiritualidad, el encuentro y el esparcimiento propio de la plaza Bolívar y otros lugares, algunas de las principales oficinas y entes públicos, así como expendios de todo tipo y condición de la Atarraya y calles vecinas, donde se desenvuelve el comercio citadino. Espacio siempre bullicioso, con sus buhoneros, tiendas y ventorrillos para todos los gustos, que atienden las demandas de los habitantes y visitantes de nuestra creciente y populosa Princesa Guariqueña.

Valle de la Pascua, 20 de junio de 2012.

Felipe Hernández  es doctor en Historia de Venezuela y profesor titular del Núcleo de la Universidad Simón Rodríguez de Valle de la Pascua.
domingo, junio 24, 2012

Don Pedro Ramón Salcedo, la humildad hecha poeta

Por: FELIPE HERNÁNDEZ G.│ UNESR//Cronista Municipal felipehernandez56@yahoo.es



El viernes 16 de marzo de 2012 fue bautizado en los espacios de la Casa de la Cultura “Lorenzo Rubín Zamora” de Valle de la Pascua, el poemario Sendero, llano y amor de Pedro Ramón Salcedo Herrera, poeta llanero natural del caserío Santa Clara de Manapire, en las inmediaciones de Santa Rita, el parque Aguaro-Guariquito, Cabruta y el Orinoco medio, donde nació en 1935, aquerenciado en Valle de la Pascua, donde ha echado raíces sin olvidar las vivencias de aquellas inmensidades donde el horizonte uniéndose con las nubes es el límite.

El poemario fue publicado por la Fundación Editorial el perro y la rana del Sistema Nacional de Imprentas, Colección Ernesto Luis Rodríguez, que en Guárico preside el poeta Salvador Lara, quien a su vez fungió de presentador en el acto.

Leer esta producción poética, es comprender que la única forma de ser poeta es ser uno mismo. Cuando se intenta ser los otros, gustar a los otros, sorprender a los otros, deja de tener valor la poesía, porque la autenticidad de la poesía está en el descubrimiento sustancial del recorrido por los intersticios de la condición humana, resultado de la inmersión en el abismo de las angustias, de las vivencias y de los recuerdos. En la obra de Pedro Ramón Salcedo se evidencia que la poesía tiene valor solo si descubre la teluridad que brinda su experiencia en la vida campechana, puesta al servicio de su frágil condición de ser humano con arraigados sentimientos por lo autóctono, que es lo que siente suyo.

Considérese, que la poesía no es sino el canto afinado del hombre en su largo camino hacia la eternidad. Manifestación de impotencia para mantenerse en el silencio primordial de las cosas. Por eso la poesía de Pedro Ramón Salcedo es un grito modulado de sus vivencias llaneras, así están expresadas en su poemario Sendero, llano y amor. Poesía de la tierra escrita con la humildad de un hombre sencillo que desde su finitud, brinda a quien quiera leer su producción poética con su fuerte amor por la tierra que lo vio nacer, por el llano guariqueño que le marcó el sendero desde sus entrañas. En sus versos puede palparse como una marca indeleble, la teluridad que antes marcó el destino de otros bardos compenetrados con el terruño, como Francisco Lazo Martí, Julio César Sánchez Olivo, Alberto Arvelo Torrealba, Germán Fleitas Beroes y tantos otros poetas llaneros. Es el legado innegable de un hombre de la sabana lanzado a los cuatro vientos del llano.

Estas afirmaciones nos remiten a una poética con un fondo manifiesto de añoranza no como paisaje, no como ecología, sino como patria, como vientre del hombre. Esa conciencia de que las palabras son aproximaciones hacia un fondo común que nos pertenece a los seres humanos solo por serlo, solo por formar parte de él. En el poema “La brisa del morichal” escribe:
 La brisa del morichal / suspira con las palmeras, / se mueve sobre las olas / en las lagunas llaneras, / palpitan los pajonales / en tiempos de tolvanera, / alegra los mastrantales / en noches de primavera...
En tales términos, la palabra inspiración sale sobrando para Herrera. Más que estar inspirados es necesario sentir la vida, palparla por encima de la técnica. Que el oficio y la técnica sean alas y no la cárcel de la palabra. Y si los sentimientos no se dicen, de cualquier modo se sufre, pues la trayectoria vital de Pedro Ramón Salcedo trasluce que como poeta escribe por necesidad fisiológica y ontológica, como por un fatalismo, porque para él, la poesía, más que una vocación, es un canto, un destino o una misión por todo lo vivido.

Por eso en Herrera se aprecia que el acto poético es un acto de reconocimiento de sí mismo, tal como lo plasma en el poema “Enamorando el estero”, cuando dice:

 Soy brioso como un corcel / corriendo por la sabana, / dueño de la tierra llana / cuando la veo florecer, / decir llano es un placer / para el hombre cantador, / y para mí es un honor / al llano pertenecer, / como cada amanecer / refulgente como el sol.

Versos en décimas, que para este guariqueño son sentidas añoranzas de lo que hemos sido, lo que somos y esperamos seguir siendo.

            Valle de la Pascua, abril 2012.

viernes, mayo 18, 2012

La avenida Rómulo Gallegos de Valle de la Pascua

Por FELIPE HERNÁNDEZ G.
felipehernandez56@yahoo.es

En materia de vialidad, durante el primer gobierno del Dr. Rafael Caldera Rodríguez (1969-1974) se construyeron más de siete mil kilómetros de carreteras y se pavimentaron más de 5.300 kilómetros en todo el país.

En lo que al estado Guárico refiere, a principios de enero de 1970, fue culminada la ampliación y remodelación de la avenida Rómulo Gallegos de Valle de la Pascua, la cual hasta entonces se había llamado avenida Táchira.

A la inauguración asistió el presidente de la República, Rafael Caldera, acompañado del gobernador del estado Guárico, Dr. José Ignacio González Aragort, el presidente del Concejo Municipal del Distrito Infante, Sr. Manuel Oropeza Fraile y los concejales del Partido Social Cristiano Copei, profesor Miguel Vilera del Corral y Abelardo Álvarez.

En el periódico Palestra Popular, en la edición de la primera quincena del mes de febrero de 1970, el periodista J.J. Montenegro, reseñó el acto de inauguración, de la manera siguiente:

“La Avenida llamada ahora “Rómulo Gallegos” fue inaugurada por el Presidente de la República, Dr. Rafael Caldera. Como se pudo ver, un mes antes de la inauguración, los trabajos fueron redoblados, es decir, los obreros y personal técnico trabajaron día y noche para tener listo el trabajo de construcción de la vía...”.

Antes de 1970, la avenida Rómulo Gallegos, se llamaba avenida Táchira, nombre dado en los años cincuenta, en un acto de adulancia al dictador Marcos Pérez Jiménez. Anterior a los años cincuenta se le llamó Calle Abajo y calle de Los Coleadores.

Otra obra vial de importancia en el Guárico, durante ese período, fue la culminación de la construcción de la Carretera Nacional Troncal 11, que desde la población de Paso Real de Macaira, se prolonga hasta la carretera de la Costa. “Esta obra fundamental pasó a ser la de mayor trascendencia e impacto para el progreso de San José de Guaribe y demás poblaciones del Nororiente del estado Guárico”, por la facilidad para comunicarse con el Oriente del país y con la capital de la República.

En septiembre de 1971, durante la gestión del gobernador, Dr. David Itriago Sifontes, se construyó en terrenos del sector Las Adjuntas de San Juan de los Morros, el Campo de Aterrizaje de esa ciudad.

REFERENCIAS
ALCALÁ G. Ricardo. (2007): San Juan de Ayer. San Juan de los Morros: Publicaciones de la Alcaldía del Municipio Juan Germán Roscio. Editorial Miranda. Segunda edición. p. 54.
HERNÁNDEZ G. Felipe. (2011). Historia Económica y Social del Guárico. En preparación.
PALESTRA POPULAR. (1970): El Presidente de la República visitó Valle de la Pascua. Valle de la Pascua, 1ª. Quincena de febrero de 1970. p. 10.
ROJAS-ROJAS, Miguel. (1995): Apuntes sobre la Historia de San José de Guaribe. Caracas: Instituto Universitario Armando Reverón, Geografía Viva, Fundación Reveroniana, FUNDACULGUA y Ateneo de Guaribe. p. 111.


Felipe Hernández es  doctor en Historia, Cronista Municipal de la Ciudad de Valle de la  Pascua
sábado, abril 21, 2012

15 de Enero: Día del maestro




FELIPE HERNÁNDEZ G.
felipehernandez56@yahoo.es
UNESR/Cronista Municipal


El 13 de enero de 1945, el Presidente de la República, general Isaías Medina Angarita decretó la celebración del Día del Maestro, el 15 de Enero de cada año, como un homenaje permanente a los educadores venezolanos.

Sus antecedentes se remontan al 15 de enero de 1932, cuando en la sede del antiguo “Colegio Vargas”, ubicado entonces en la esquina de Cují de Caracas, se fundó la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria, que cuatro años más tarde se convirtió en la Federación Venezolana de Maestros. El primer Presidente de la Sociedad… fue el notable educador y dirigente gremial Miguel Suniaga. Luis Beltrán Prieto Figueroa fue el Secretario de esta primera directiva, y más tarde lo eligieron tercer Presidente de la Sociedad como sucesor de Roberto Martínez Centeno.

En 1952, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, la celebración se cambió al 29 de noviembre, fecha del natalicio de don Andrés Bello, por su condición de maestro del Libertador. Sin embargo, caída la dictadura el 23 de enero de 1958, se volvió a instituir la fecha fijada por Medina, la del 15 de enero, hasta la actualidad.

La idea inicial de celebrar el Día del Maestro surgió en el seno de la Primera Convención del Magisterio, celebrada en Caracas entre el 25 de agosto y el 5 de septiembre de 1936. Esta Asamblea soberana creó la Federación Venezolana de Maestros, cuyo primer Presidente fue Luis Beltrán Prieto Figueroa.

En el estado Guárico, la Federación Venezolana de Maestros fue fundada en 1936 por el vallepascuense, Prof. Héctor Zamora, quien fue su primer presidente, acompañado de un grupo de maestros, entre quienes estaban Miriam Mirabal, Leoncio Corro, Evelia de Gabis y María Yépez. A nivel regional, también han sido presidentes de la FVM, los profesores Antonieta de Peralta, Gloria de Tovar, Alberto Arévalo, Edith Ruiz de Sáa y Freddy Rodríguez Zamora. En Valle de la Pascua, entre otros, han dirigido el gremio, los docentes Rafael Vidal Guía, Elpidio Barrades, Miguel Martínez Vicent, Lisandro Suárez y Clorinda Martínez.

La sede de la Federación Venezolana de Maestros-Seccional Guárico, ubicada en la avenida Bolívar de San Juan de los Morros, fue donada por don Ricardo Montilla, en su primera gestión como gobernador del Guárico. El acto de donación se efectuó el día 7 de enero de 1947.

En 1937, para la construcción de la sede nacional de la FVM en Caracas, su primera directiva solicitó apoyo económico a los entes públicos nacionales, regionales y municipales. De la solicitud enviada a los concejos municipales del estado Guárico, en el archivo del Concejo Municipal del Municipio Infante, reposa una nota que da cuenta del aporte de esta Corporación, dice así:

En sesión ordinaria del Concejo Municipal del Distrito Infante, del día 15 de octubre de 1937, bajo la presidencia de José Ángel Ledezma y de los concejales: Antonio Arias Moreno, Jesús María Rodríguez, Juan Moreno Arzola, Miguel García Méndez y Antonio César Belisario… Se puso en consideración una nota de la Federación Venezolana de Maestros solicitando una ayuda para la construcción de la Casa del Maestro… se aprobó una ayuda de veinticinco bolívares; igualmente el sindico procurador municipal, ciudadano Miguel García Méndez, expone que “considerando lo significativo del proyecto de dicha Federación, está dispuesto a contribuir con la mitad de su sueldo durante tres quincenas y pide a la Secretaría, lo haga del conocimiento de la referida entidad”.

Feliz día del Maestro 2012.
viernes, enero 13, 2012

La vista del Obispo Mariano Martí a Valle de la Pacua

Dr. FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR / CRONISTA DE VLP
felipehernandez56@yahoo.es

El obispo Mariano Martí, nacido en España en 1721, doctor en Derecho Civil y Eclesiástico, presidió la Diócesis de Venezuela desde 1770 hasta el año de su muerte, ocurrida en Caracas en 1792. Entre 1772 y 1784 visitó casi todo el territorio de la Provincia de Caracas, inspeccionando personalmente las iglesias parroquiales, capillas, oratorios y conventos, en las ciudades, villas, pueblos, lugares, doctrinas, misiones, sitios, haciendas y hatos de Tierra Firme.

La larga visita del Obispo fue registrada en innumerables folios. Mariano Martí fue meticuloso y prolijo como un naturalista, antecesor de Alejandro de Humboldt, en su recorrido por la Venezuela pecaminosa de la segunda mitad del siglo XVIII, va describiendo el paisaje, los topónimos, los lugares y sitios por donde pasa, la estación del año, las clases sociales, así como el tipo de construcción y el estado y la dotación de las iglesias, capillas, oratorios y altares.

Día 9 de febrero de 1783, salimos del pueblo de Tucupido, a las tres y cuarto de la tarde, y llegamos a las nueve y cuarto al sitio nombrado el Valle de la Pascua, en la casa o hato de don Juan González Padrón, ocho leguas largas. En el camino no deja de haber algunas quebradas, que ahora están secas, y también hay algunas montañuelas o arboledas, que hacen algo penoso el camino. El día 10 de febrero de 1783, salimos de dicho Valle de la Pascua, o hato a las tres y media de la tarde, y llegamos a las ocho y tres cuartos de la noche a este pueblo de Chaguaramas, distante ocho leguas largas. El camino, llano y bueno. En el Valle de la Pascua, en el dicho hato o casa de González Padrón, en uno de sus aposentos, hay una Capilla con su altar, en donde no se ha celebrado Missa desde que murió el señor Madroñero (el obispo Diego A. Diez Madroñero, murió en Valencia en 1769), y servía para desde allí ministrar el Santíssimo Viático a los que viven inmediatos. Antes de llegar a este pueblo (Chaguaramas), como a unas tres leguas, poco más o menos, pasamos el sitio llamado La Tigrera, hato o casa de don Vicente Rodríguez Camejo, y en el corredor abajo hay una Capilla y altar en donde no se dice Missa desde que murió el señor Madroñero, y tal vez servirá para ministrar el Santíssimo Viático a los enfermos inmediatos. La capilla del Valle de la Pascua está cubierta de palma, pero la de La Tigrera está cubierta de teja como toda la casa. La del Valle de la Pascua es bajo la invocación de San Felipe Neri, y la de La Tigrera es bajo la invocación de San Antonio de Padua, pero el sitio de La Tigrera es o lo llaman de Santa Ana.

Desde el día 9 de febrero que sale de Tucupido hasta el día 14 de marzo de 1783, cuando abandona Chaguaramas con rumbo hacia el pueblo de Lezama en el Orituco, transcurren un mes y dos días, era pleno verano, al igual que en los demás pueblos y lugares de la Provincia de Venezuela que visitó, observó y corrigió los métodos empleados en la enseñanza de la doctrina cristiana, tanto en poblados criollos como en misiones y pueblos de adoctrinamiento. Fue riguroso y severo en la corrección de las distintas clases sociales: indios, pardos, negros y blancos. Aunque se dice que fue benigno en sus enmiendas, no vaciló en apelar al “brazo secular”, es decir, a la fuerza pública, y hasta a la cárcel, para someter a los incorregibles.

Bernardino Requena, blanco, soltero, vive mal con una mulata, hija de Joseph Matute, soltera. Ambos viven en el Valle de la Pascua, inmediatos, y ella y su padre viven en una tierra que el dicho Bernardino les dio, o les permitió que viviesen en dicha tierra, porque dichos padre e hija son unos pobres. En presencia de este Cura queda prevenido este Teniente de Justicia Mayor de mandar (para cuyo efecto está ya llamado) al dicho Requena que saque de sus tierras al dicho Joseph Matute y a su hija, y que sino la saca luego, los sacará el mismo Teniente.

Joseph Fernández, blanco, casado, vive mal con una samba que tiene en su casa del Socorro, distante de acá como unas veinte leguas. Queda prevenido este Teniente de Justicia Mayor de sacar de la casa de dicho Fernández, y sus contornos a la dicha samba, y será conveniente ponerla acá en este pueblo (Chaguaramas) en alguna casa honrada y la mantengan.
Andrés Arévalo, mestizo o mulato, soltero, vive mal con Francisca Arévalo, su prima hermana, soltera. Ambos viven en el Valle de la Pascua, en casas inmediatas, como a distancia de unas tres o cuatro cuadras. Queda prevenido este Teniente, en presencia de este Cura, de quitar de esta jurisdicción o Parroquia al dicho Andrés y de ponerlo en la cárcel, siempre que volviere sin ser casado con otra mujer o sin traer dispensa, que será difícil conseguirla, para casarse con la dicha Francisca.

Las autoridades de Chaguaramas responsables de cumplir las instrucciones dadas por el obispo Martí, en su visita, eran: cura Joseph Antonio Cabrera, teniente justicia mayor, don Nicolás Arzola y juez de llanos, don Nicolás Gutiérrez.

De la visita del obispo Martí, la decisión más importante, fue la creación de la nueva Parroquia o Curato del Valle de la Pascua:

He concedido licencia para que con motivo de ministrar el Viático a los enfermos de una legua, se celebre Missa en los Oratorios del Valle de la Pascua y de La Tigrera…, y también para el mismo fin del Viático en los Oratorios de Belén y de Santa Juana, que todos son de esta Parroquia… Conviene que en el dicho Valle de la Pascua se erija una nueva Parroquia, y para esto tiene don Ilario tomada la razón y noticias convenientes.

Vinieron luego las diligencias de mensura y trámites, en los cuales intervinieron representantes del Rey Carlos III de Borbón, del Obispo, proceso que concluye el 10 de febrero de 1785, cuando comienza solemnemente el Curato de Nuestra Señora de la Candelaria del Valle de la Pascua. Don Nicolás Casimiro de Arzola y Betancourt, Teniente Justicia Mayor de Chaguaramas, representa al gobernador Manuel González de Navarra en el acto de creación del Curato, el cual constituye el acto oficial del nacimiento de Valle de la Pascua como pueblo. El primer párroco designado para conducir los destinos del nuevo curato, fue el presbítero Domingo Lander.

LA CALLE MARTÍ
El obispo Mariano Martí es recordado en Valle de la Pascua, a través de la eponimía de la Calle Martí, calle de corta extensión, apenas tres cuadras, localizada en la urbanización Guamachal. En sentido Norte-Sur, nace en las inmediaciones de la calle Los Pinos, frente a la vivienda de doña Rosa Padrón de Pérez (Familia Pérez Padrón) y finaliza en la avenida Circunvalación, al frente de la entrada principal del Instituto Universitario de Tecnología de Los Llanos.

REFERENCIAS
DE ARMAS CHITTY, J. A. (1979). Historia del Guárico 1532-1800. Tomo I. San Juan de los Morros: Universidad Rómulo Gallegos. p. 156.

HERNÁNDEZ G. Felipe. (2006): Historia de Valle de la Pascua. En los Llanos del Guárico. 1725-2000. Caracas: Tipografía de Miguel Ángel García e hijo. p. 164.

MARÍN, Carlos Alfredo. (2010): “La visita del Obispo. La Venezuela pecaminosa de don Mariano Martí”. Memorias de Venezuela Nº 13. Caracas: Ministerio del PPP la Cultura / Centro Nacional de Historia. Abril 2010. p. 15.

MARTÍ, Mariano. (1998): Documentos Relativos a su Visita Pastoral de la Diócesis de Caracas. Tomo II. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela. Tercera Edición. pp. 488-494.

En Valle de la Pascua, a los dieciséis días del mes de julio de 2011.
lunes, julio 25, 2011
Older →

Un espacio para las ideas...

Con tecnología de Blogger.

Ads Top

160x600

Like and share

Top Menu

[img src="http://3.bp.blogspot.com/-XnuiloUNOA0/VTrt2fyh4eI/AAAAAAAAAa4/Wro4KB-_5CM/s1600/SNewsLogo.png"/] The second monster followed the first, and at that the artilleryman began to crawl very cautiously across the hot heather ash towards Horsell. He managed to get alive into the ditch by the side of the road, and so escaped to Woking

Facebook

Search This Blog

Find Us On Facebook


Stay Connected

Instagram

Social Share

300x250

Video Of Day

Nombre

Header Ads

Popular Categories

0pinión Acción Democrática Actualidad Adolfo Rodríguez Africanía Alexis García Muñoz Alí Almeida Alicia Ponte-Sucre Alirio Acosta Analisis Análisis Andres Oppenheimer Andrés Rojas Jiménez Ángel Lombardi Boscán Ángel Rafael Lombardi Boscán Angelo Donnarumma Anibal Romero Antropocultura Arcadio Arocha Argenis Ranuarez Armando González Segovia Arte Artículo Arturo Álvarez D´ Armas Arturo Alvarez D´Armas Ascensión Reyes R Aura Marina Betancourt Autores Bret Stephens Carlos Alberto Montaner Carlos Belisario Carlos Malamud Carlos Maldonado-Bourgoin Carlos Raúl Hernández Christopher Hitchens Ciencia Contacto Crítica Crónica Dani Rodrik Daniel R Scott Darío Laguna David Brooks DAVID TRUEBA Derecho Diego Márquez Castro Domingo Silo Rodríguez Trujillo Edda Armas Eddie Ramírez Edgardo Malaspina Edgardo Rafael Malaspina Guerra Eduardo Galeano Eduardo López Sandoval Educación Eleonora Gosman Elias Pino Iturrieta ELÍAS PINO ITURRIETA ELÍAS PINO ITURRIETA | ELÍAS PINO ITURRRIETA En portada Ensayo Entrevista Ernesto Andrés Fuenmayor Ernesto Ochoa Moreno Esteban Emilio Mosonyi Farid Kahhat Fausto Masó Felipe Hernández Felipe Hernández G Felipe Hernández G. Felipe Hernández. Félix Celis Lugo Fernando Henrique Cardoso Fernando Mires FERNANDO NAVARRO Fernando Rodríguez Mirabal Fidel Castro.NINOSKA PÉREZ CASTELLÓN Foto Francesco Manetto Francis Fukuyama Francisco Olivares Franklin Santaella Isaac Fritz Thomas Gabriel Tortella Gisela Kozak Rovero Gloria M. Bastidas Gustavo Valle Harrys Salswach.- HÉCTOR ACOSTA PRIETO Henri Tincq Historia Historiografía Historiografìa Ibsen Martínez Immanuel Wallerstein Jacques Attali Jacques Benillouche Javier Díaz Aguilera Jean-Paul Brighelli Jeroh Juan Montilla Jerónimo Carrera Jesus Jesús Cepeda Villavicencio Jesús Piñero JESÚS SANCHO Jon Lee Anderson Jorge G. Castañeda José Aquino José Camejo José Luis Centeno José Manuel Aquino José Obswaldo Pérez José Obswaldo Pérez Juan Flores Zapata Juan José Hoyos Julio Londoño Paredes Karelbys Meneses La Revista Laura Weffer Cifuentes Leonardo Rodríguez Libro Libros Literatura Luis Almagro Luis Eduardo Viso Luis Pedro España N Luis Vicente León Manuel Esteban Díaz Manuel Soto Arbeláez Manuel Vicente Soto Arbeláez Manuel Vicente Soto Arbeláez. Marinela Araque Martín Guevara Martín Yeza Mary Roach Massimo Pigliucci Máximo Blanco Michael Dobbs Microbiografía Microbiografías MIRLA ALCIBÍADES Misael Flores Misael Flores. Mundo Nancy El Darjani Nelson Rivera Oldman Botello Opinión Opinón Opinòn Orlando Medina Bencomo Óscar Henao Mejía osé Obswaldo Pérez Pablo L. Crespo Vargas Pablo Pérez Pablo R Pedro Benítez Pedro García Cuartango Pedro Salmerón Pedro Sivira Pensar Educativo Pérez Aragort Perfil Periodismo Personajes Pierre Buhler Por Daniel R Scott Portada Publicaciones Rafael Arráiz Lucca Rafael Gallegos Ramón Cota Meza Rebeca Chaya Reinaldo Bolívar Reinaldo Rojas Relato Robert J. Shiller Rogelio Núñez Roger Herrera Rivas Sadio Garavini di Turno Sergio Ramírez Simón Alberto Consalvi Sociedad Tomás Straka Topnimia Toponimia Trino Márquez Ubaldo Ruiz Uta Thofern V. Loreto Valle de la Pascua Video William Neuman William Ospina Yegor Firsov Yoani Sánchez Yuriria Sierra

Facebook

Follow Us

Ads

Ad Banner

Recent Posts

test

Ads

randomposts

ABOUT ME

I'M SOCIAL

Adbox