Entre lisonjas y sonajas


Una de las familias que emprenderá este proceso y sentará las bases de la colonización caraqueña en los llanos de Caracas a fines del siglo XVII serán los Pérez de Ávila, en la persona del Alférez Domingo Pérez de Ávila y Zapata de Cárdenas, emparentado con los conquistadores de la colonización Hispanoamericana.


Por José Obswaldo Pérez


POR ESTAS RUTAS HACIA EL LLANO

Una vez culminada el proceso de conquista y colonización de los llanos – a través del cerco militar y religioso-,  se dio paso a una etapa de consolidación de los espacios ocupados. Este procedimiento de configuración continuará con una fase de apropiación del territorio, el cual se iniciará con una progresiva organización del espacio mediante la ocupación de tierras agrícolas y el establecimiento de nuevos núcleos poblacionales (Ríos y Carvallo, 1990; p.39).


De modo que el inicio del poblamiento colonial en Interior de la Serranía de la Cordillera de la Costa respondió a las facilidades del paisaje geográfico y las relaciones entre las rutas de tráficos aragüeños hacia el Llano. En este sentido, Santa Catalina de Sena de Parapara, como aglomeración humana, servirá de base nodal para el despliegue, tanto de hatos como de pueblos en los Llanos Centrales Altos. Al igual, será la “ cabecera de un hervor social y de apellidos que desembocan entre los siglos XVII y XIX marcando de una manera definitiva el ámbito sociocultural regional” (Rodríguez, 2008; p.28).


Así que este proceso de irradiación bifásica de la organización del espacio  será clave e  indispensable para comprender la configuración de la región guariqueña. Aun cuando esta dinámica de conformación espacial se desarrolló lentamente precedida por la formación de los rebaños.


"Es el proceso expansivo desde Caracas hacia San Sebastián de los Reyes, y de ahí hacia todos los confines del llano, lo que determinó, que a través de los Ayuntamientos de las mencionadas ciudades o por simple derecho de conquista, los primeros conquistadores fueron haciéndose dueños de las tierras llaneras” (Hernández, 2009).


Una de las familias que emprenderá este proceso y sentará las bases de la colonización caraqueña en los llanos de Caracas a fines del siglo XVII serán los Pérez de Ávila, en la persona del Alférez Domingo Pérez de Ávila y Zapata de Cárdenas, emparentado con los conquistadores de la colonización Hispanoamericana. Era natural de Caracas e hijo, en el primer matrimonio, de don Domingo [Martínez de Porras y Ruiz] y Pérez de Ávila y de doña Juana Zapata de Cárdenas. Sin embargo, su padre optó por llamarse con el apellido de su madre y perpetuarlo en la generación siguiente en los llanos de Guárico y Apure.


Al parecer el viejo don Domingo, de sangre sevillana por herencia paterna, estuvo involucrado en la fundación del Pueblo de Santa Catalina de Sena de Parapara, mucho antes que los primeros pobladores solicitarán al Rey la composición de sus tierras.  Debió ser hacia el año de 1644, cuando 25 familias provenientes de San Sebastián de los Reyes se establecieron en el lugar, tal como se desprende de las inferencias del Documento de los Ejidos del Municipio Parapara, actualmente Distrito Roscio. Pero, este hidalgo caballero no logró su objetivo y ésta quedó como parroquia de la jurisdicción de San Sebastián de los Reyes.


El viejo Domingo Pérez de Ávila fue funcionario con voz y voto en el Cabildo de Caracas, donde gozaba de salario y respetabilidad pública. Leal vasallo de Su Majestad, un irrectrito defensor de la monarquía y un ferviente practicante de la religión católica.


En 1639 era forastero de San Sebastián de los Reyes y es uno de los que se lista en la acción de invadir a Curazao, que organizó el Gobernador Rui Fernández de Fuenmayor para la defensa de la territoriedad de España, sobre esta isla invadida por Holanda, sobre esta isla invadida por Holanda, la cual fue epicentro de un boom comercial mercantilista (Castillo Lara, 1984; Rodríguez, ídem).


Más tarde, en 1661, era veedor de Los Llanos, electo por el Cabildo de Caracas y en 1665 aparece como uno de los ganaderos de la zona que debía de cumplir con el abastecimiento de carne a la ciudad de Santiago de León, según resolución aprobada por el ayuntamiento caraqueño (Botello, 2007; p.19).


Un relato material que recrea las historias familiares alrededor de sus bienes nos los muestra su hijo, el alférez Domingo Pérez de Ávila y Zapata,  quien testó en la ciudad de Santiago de León de Caracas, en 1718,  ante el escribano Nicolás Bartolomé Cedillo. En el referido memorial –fuente histórica del gran importancia- se describe una variedad de propiedades adquiridas: bienes muebles e inmuebles, instrumentos de trabajo, joyas, esclavos y, sobre todo, tierras y hatos que repartió en herencia a sus hijos antes de partir al más allá.


De acuerdo con esta información,  el testador se estableció en tierras de su propiedad en el sitio de La Platilla de los Llanos, feligresía de la parroquia Santa Catalina de Sena de Parapara, jurisdicción de Sebastián de los Reyes. Estas tierras, según lo declara en el documento testamental, las había comprado a los descendientes de los Ochoa Oñate, como se dijo en un artículo anterior y tenían por linderos de oriente a poniente todas las cabeceras de la Quebrada de Parapara hasta las Barrancas de Tiznados, de norte a sur desde la Serranía Alta de San Juan hasta las Galeras de Mapire, con el río San Antonio, donde tenía su hogar en el sitio de este nombre, casa de vivienda y varias pertenencias. Allí nace uno de sus hijos, en el matrimonio con doña Catalina de Brea Lezama y Mendoza, hija del capitán Bernabé de Brea y Lezama y de doña Paula de Mendoza y Villegas. También, descendientes de conquistadores de los Llanos de Caracas (Álvarez y Juan, 1975; Pantin Pérez, 1988).


Son cuatro los vástagos del Alférez Domingo, tres legítimos: Domingo, Juan Antonio y María Antonia Paula y una hija natural nacida después del fallecimiento de su esposa hacia 1688, llamada Teresa Juliana Zapata. El primero de los mencionados, Domingo Pérez de Ávila y Brea de Mendoza,  nació en La Victoria, en 1671, y murió en la misma ciudad, el 9 de diciembre 1732, a la edad aproximada de 61 años (Viso,). Casó con doña Ana María Mosquera y Arévalo, vecina de los Valles del Tuy Arriba, con quien tuvo descendencia. Pérez de Ávila y Brea de Mendoza heredó de su padre las tierras desde la Quebrada de Palambra hasta la Portachuela de Antón Pérez.


El segundo de los hijos, María Antonia Paula Pérez de Ávila y Brea nació en 1680 y hacia 1700, casó en Caracas con su pariente don Ignacio Bolívar y Pérez de Valenzuela- ascendiente colateral del Libertador Simón Bolívar-, quien viudo para 1718 y heredó de su suegro un asiento de hato desde las Barrancas de Tiznados hasta donde tenía su morada con casas y corrales y, desde allí, hasta la Quebrada de Palambra.


El tercero, Juan Antonio Pérez de Ávila nació en Santa Catalina de Parapara en 1682 y caso en la Parroquia, en 1720, con Juana Nicolasa Pérez, de quien nos referiremos detalladamente más adelante. Y, por último, Teresa Juliana Zapata quien casó con Gabriel Ortegoza y heredó de su padre las tierras desde la Portachuela de Antón Pérez hasta la Quebrada de Parapara, con algún ganado.


UN GRAN LATIFUNDIO


Las tierras de los Pérez de Ávila alcanzaban aproximadamente 40.000 hectáreas, cuyo uso estaba dedicado en un principio a la cría de ganado vacuno y caballar. Dentro de ellas, más tardes, van a surgir dos pueblos: San Francisco y San José de Tiznados, que pertenecían a las jurisdicciones de San Sebastián de los Reyes y San Luis del Rey de Villa de Cura (Álvarez y Juan, ídem).  Estos dos centros urbanos tendrán una gran importancia geohistórica porque fungirán como polos económicos o heartland de un intenso territorio de economía ganadera (Vila, 1978).


Dentro de esta propiedad tenían 1.300 reses de ganado mayor, mansas; 84 caballos y potros, 115 yeguas con cinco padrotes, tres burros y más de 30 bestias mulares;su mula de silla y otra casa en el sitio Mapire.


Además, el alférez Domingo Pérez de Ávila y Brea construyó en su hato un oratorio, una especie de miniambiente religioso privado, el cual pasó a ser una capilla pública. Este pequeño templo fue levantado en honor a San Antonio de Padua, el Santo Patrón de la familia Pérez de Ávila. A él asistían un número de fieles de las cercanías de la hacienda que recibían temporariamente el pasto espiritual del párroco de Santa Catalina de Sena de Parapara.


Fue su último testimonio de voluntad, que si la Villa de Parapara se fundara, le dieran su incensario para los días festivos de la iglesia. Y, para tal fin, dejó una Capellanía fundada con 812 pesos de principal y con sus réditos anuales de 40 pesos y cinco reales, con los cuales respaldaba las limosnas correspondiente a ocho misas cantadas que debían oficiarse en la Iglesia Parroquial de Santa Catalina de Sena de Parapara y a favor de los curas que fuesen párrocos de ese templo (Verocochea,1982;p.58).


Murió en San Sebastián de los Reyes, en el Estado Aragua.


Fuentes consultadas


ALVAREZ Y JUAN, AURELIO (1975).Los Martínez de Porras en Venezuela. Caracas: Trabajo leído en el IVG.
CASTILLO LARA, LUCAS GUILLERMO (1984). San Sebastián de los Reyes. La ciudad Trashumante. Tomo I. Maracay: Secretaría de Cultura de la Gobernación del Estado Aragua.
HERMÁNDEZ, FELIPE (2009, AGOSTO 22). El mantuanaje caraqueño y la consolidación de la propiedad territorial en el Valle de los Tiznados. Consultado en la Revista Fuego Cotidiano. [En línea]
HERRERA VAILLANT, ANTONIO (2007). La estirpe de Los Rojas. Caracas: Academia Nacional de la Historia, tomo I; p.325
PANTIN PÉREZ, BERNARDO (1988). Abolengo venezolano y descendencia de Don Simón de Bolívar, quinto de su nombre, y de Doña María Mónica Pérez de Ávila, su mujer. Trabajo de incorporación al IVG como Miembro Correspondiente.
RÍOS, JOSEFINA Y CARVALLO GASTÓN (1990). Análisis Histórico de la Organización del Espacio en Venezuela. Caracas: UCV.
RODRÍGUEZ, ADOLFO (2008). Mural de los Pueblos del Guárico. San Juan de los Morros: AC Editorial Guárico.
VEROCOCHEA, GLADIS Y FUGUETT EUCLIDES(1982). Los censos de la Iglesia Colonial Venezolana. Caracas: Academia Nacional de la Historia.
VILA, MARCOS AURELIO (1978). Antecedentes Coloniales de Centros Poblados de Venezuela. Caracas: UCV.
VISO,LUIS EDUARDO (). Historia Familiar de Algunas Familias Calaboceñas. En: Geanet.com[Consulta en línea]

José Obswaldo Pérez es licenciado en Comunicación Social, docente y Maestro de Historia de Venezuela por la Universidad Rómulo Gallegos (Venezuela). Editor de la Revista Electrónica Fuego Cotidiano

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